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Como en otras latitudes, en la comunidad Misak, en el Cauca, el liderazgo de la mujer ha sido un proceso más o menos reciente. Fue apenas en 2008 cuando la gobernación del Cabildo de Guambia la ejerció una mujer: Ascensión Velasco, quien tomó la batuta luego de prevalecer el mando masculino por más de 200 años.

“Eso demostró que la mujer también puede ejercer pensamiento y política”, afirma Nancy Yenny Velasco Guasamalli, vicegobernadora del cabildo Nu Pachik Chak de Santiago de Cali (Valle del Cauca) y miembro del Pueblo Misak.

En 2019, once años después, hubo otra primera vez: Mercedes Tunubalá Velasco, con 4.226 votos, fue elegida como alcaldesa de Silvia, Cauca, para el periodo 2020 – 2023. Ella, economista y especialista en Proyectos de Inversión, viene de una familia que ha luchado por la defensa del resguardo, el territorio y la recuperación de la identidad indígena.

Catapultarse en un municipio como Silvia es ir en contra de maquinarias bipartidistas establecidas, dice Velasco Guasamalli, para quien tanto el resultado como los antecedentes “han representado una apertura a los nuevos liderazgos”.

“En las últimas cinco elecciones, ya sea del orden nacional o local, de una manera constante se ve que las mujeres no están presentes; ha aumentado el número de las candidatas, pero no de las que salen electas”, expresa Ruth López Oseira, profesora del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín.

En Colombia 134 mujeres fueron elegidas como alcaldesas para el periodo 2016 – 2019, lo que corresponde apenas al 12,2 % del total del país, según el informe Colombia: la hora de la paridad, presentado a mediados de septiembre de 2019 por ONU Mujeres, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y el Instituto Internacional para la Democracia.

Según la profesora López Oseira los resultados que se dieron en Silvia y en Bogotá con el triunfo de Claudia López, doctora en Ciencia Política, son interesantes en términos de ruptura de paradigmas y de que son personas conscientes y preparadas, lo que significa un buen prospecto. Sin embargo, afirma que el impacto real se verá cuando se desarrollen sus gobiernos.

En ese sentido, considera que “los referentes simbólicos son importantes pero lo es más que cambien las prácticas, obligando a los movimientos y a los partidos políticos a transformarse con campañas educativas para conocer y no minimizar los obstáculos que tienen las mujeres”.

Volviendo al caso de Silvia, Higinio Obispo González, secretario general de Organización Nacional Indígena de Colombia (ONIC), considera, sin embargo, que el logro “no necesariamente va en dirección de que el feminismo haya avanzado, sino que los distintos sectores de las comunidades que componen la sociedad indígena han entendido que hay que elegir al mejor o a la mejor”.

A Silvia, explica Velasco Guasamalli, la puede gobernar bien sea un alcalde Nasa, uno Misak o uno de la zona campesina o mestiza, como les llaman en la comunidad. “En un espacio multiétnico y multicultural, Mama Mercedes se mostró como una propuesta alternativa por un municipio mejor”.

Hay que entender que el país, complementa Obispo González, encarna diversidad y pluralismo también en la concepción de gobernabilidad y en cómo se distribuyen los recursos. “En ese sentido se deben ubicar las alternativas, porque hasta ahora los gobiernos tradicionales no han generado las mejores condiciones de vida a sus pobladores”.

Precisamente, “la nueva política y la nueva ciudadanía están buscando personas comunes como las que han llegado a las alcaldías de las capitales como Medellín, Bogotá, Cartagena, Bucaramanga, Montería, quienes lo han logrado a pulso, no como Uribe o como Petro”, asegura el profesor Juan Antonio Zornoza Bonilla, del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín.

Otro de los resultados que llamó la atención en el país fue el de la próxima alcaldía de Turbaco (Bolívar). Quien la obtuvo fue Guillermo Torres, exintegrante de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) para quien su elección es un mensaje de paz.

Para Gustavo Duncan, profesor del Departamento de Gobierno y Ciencias Políticas de la Universidad Eafit, Torres hizo “un tránsito a una campaña moderna y supo explotar la demanda de los votantes en un municipio con particularidades: relativamente grande, donde no había presencia de las Farc, cerca de Cartagena y, además, fue una respuesta opuesta a casas políticas locales cargadas de corrupción pública. En ese sentido es interesante y muestra un proceso de adaptación de los excombatientes que ojalá se diera más en otros escenarios no necesariamente políticos”.

En Colombia más que fomentarse la inclusión por los candidatos que equilibran el poder del Gobierno, según el docente Zornoza Bonilla, se está restituyendo una lógica que apunta al interés general y al bien común, algo que se había desconocido en los últimos 20 años.

Por eso Obispo González, secretario general de la ONIC, considera buena opción apostarle a los alternativos, pues afirma que el propósito debe ser “que se garantice un Estado Social de Derecho efectivo”.

Lo menciona teniendo en cuenta que a pesar de que las comunidades indígenas han buscado proteger su territorio, son ellas algunas de las más perjudicadas en el país durante más de 50 años de conflicto. Los casos recientes en Cauca son el asesinato de cinco indígenas en Toribio el 29 de octubre y otros cinco en Corinto el 31 del mismo mes.


Fortalecimiento de la ciudadanía

Un mensaje importante de las recientes elecciones territoriales es el incremento de la participación electoral, dada la reducción de la abstención.

El hecho, según el profesor Zornoza Bonilla, es muestra de que uno de los motivos por los cuales los ciudadanos se movilizaron masivamente a la urnas “fueron las cifras negativas que arroja el gobierno nacional hasta la fecha: desempleo, inflación, devaluación desbordada y estancamiento económico contrastando con los discursos que pretenden tapar esa realidad con un dedo. Eso mortifica a la gente, no molesta que (las administraciones) hagan las cosas que han hecho mal siempre, sino que mientan, que no los vean como ciudadanos sino como súbditos”.

Agrega que con la elección de líderes alternativos que se alejan de los extremismos de izquierda y de derecha se demuestra que, más que destacar a los candidatos que ganaron y sus virtudes, es reconocer “una nueva ciudadanía que está despertando”, y que “se espera que los representantes no los defrauden para que no se pierda esa fuerza que está emergiendo”.

“La renovación y el oxígeno ha llegado al sistema político local en un momento en el que se necesita más que nunca, pero por supuesto hay que esperar los resultados. Es muy prematuro tirar las campanas al vuelo cuando no sabemos qué va a pasar con los elegidos”, agrega.

Finalmente, sobre los nuevos líderes, menciona que es probable que deban asumir otros desafíos como el hecho de que posiblemente integrantes de concejos municipales y asambleas departamentales pertenecientes tanto a la izquierda como a la derecha les saboteen la gestión y los desprestigien.

En Colombia, sugiere el docente, es necesario entender que hay fenómenos por enfrentar y desde la academia se tiene el deber de participar con estudios e investigaciones que hagan visibles las situaciones, teniendo en cuenta que “los gobiernos de los últimos años han ocultado la realidad”.


5 de noviembre de 2019