Escudo de la República de Colombia
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“El Gobierno cree en el diálogo social; lo hemos venido haciendo a través de diferentes medios. Somos un Gobierno que escucha. La comunidad que se ha manifestado de manera legítima es la sociedad que nos ayuda a construir”. Lo dijo el presidente de Colombia, Iván Duque Márquez, el 22 de noviembre de 2019 luego de decretar el fortalecimiento de la fuerza pública, ordenar a alcaldes tomar medidas para salvaguardar el orden, dar balance de capturados y rechazar “la violencia y el caos”.

Las declaraciones fueron previas a su anuncio de una Conversación nacional con sectores sociales y políticos -que se extendería hasta marzo de 2020- a través de una plataforma digital y que es la respuesta a las marchas –en su mayoría pacíficas- del 21 de noviembre, cuando se inició el paro y al finalizar el día se registraron disturbios y saqueos en Cali y en Bogotá, ciudades en las que se decretó toque de queda.

Duque Márquez desarrolló la primera sesión de la Conversación Nacional con alcaldes y gobernadores electos, y recibió el respaldo de empresarios. Fue hasta el sexto día del paro nacional -el 26 de noviembre- cuando se reunió con los organizadores de las protestas. Por eso, el Comité Nacional de Paro no se acogió al diálogo.

Para Diógenes Orjuela, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la de Duque Márquez “es una estrategia errática, como lo ha sido su gobierno y las decisiones que ha tomado frente a la situación del Paro. Establecer un gran diálogo social con organizaciones y estructuras que no tuvieron nada que ver es totalmente errado”.

La Conversación Nacional es bienvenida, según la profesora Luz Margarita Cardona Zuleta, de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, pero lo difícil es concretarla, “tener el liderazgo suficiente desde el Gobierno”.

Ella advierte mucha dificultad en la manera de depurar las agendas, lo cual hay que hacer desde el movimiento que está en las calles, según su criterio. Sin embargo, manifiesta que le preocupa que los dirigentes del Paro “se vayan tornando arrogantes frente a un Presidente (de la República) que se muestra como débil”.

Otro asunto que no le cala al sociólogo y doctor en Antropología, Fabián Sanabria Sánchez, profesor de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNAL Bogotá, es el hecho de que el presidente Duque Márquez delegue, como lo hizo precisamente con la Conversación Nacional sobre la que entregó potestad de liderazgo a la vicepresidenta de Colombia, Martha Lucía Ramírez y a Diego Molano, director del Departamento Administrativo de Presidencia.

“Para que haya democracia se necesitan tres cosas fundamentales: fortaleza del Estado y de sus instituciones, claras relaciones independientes con el sector privado no que se supedite la política a la economía, y una clara interacción con la sociedad civil y sus representantes. Ese componente ha faltado significativamente en Colombia y es lo que estamos viendo”, asegura el docente Sanabria Sánchez.

Waldir Achury Ramírez, coordinador de prensa de la Unión Nacional de Estudiantes de Educación Superior (UNESS) también lo recalca: “al Gobierno no se le puede olvidar que la negociación no es con Bogotá sino con el país. Y como es con Colombia, debe reivindicar las exigencias de las regiones y las localidades que tanto se han desconocido y por tantos años. Éste es el momento coyuntural que nos tiene que llamar a eso. No es posible que Duque negocie con algunos pocos lo que muchos están luchando en las calles”.


Peticiones para análisis

El 26 de noviembre el Comité Nacional de Paro entregó a la Presidencia de la República un pliego de 13 puntos entre los que se incluye retirar el proyecto de ley de reforma tributaria radicada en el Congreso, cumplir e implementar el Acuerdo de paz establecido en La Habana (Cuba) y el desmonte del ESMAD, una unidad especial que es parte de la Dirección de Seguridad Ciudadana de la Policía Nacional de Colombia, muchos de cuyos agentes han sido señalados de uso exagerado de la fuerza y de agresión desmedida en varias ocasiones contra los manifestantes.

Ese fue uno de los motivos por los que la UNESS tampoco decidió dialogar y no parecen dispuestos a hacerlo mientras haya violencia, según Archury Ramírez. Se refiere a pérdidas de ojos que han sufrido algunos manifestantes y al caso de Dilan Cruz, joven de 18 años que recibió un disparo en la cabeza por parte de un agente del ESMAD durante la movilización del 23 de noviembre y que, según Medicina Legal, constituyó un homicidio. “Ante estas dinámicas yo me haría la pregunta: y se la hago al público, ¿usted negociaría con quien lo mata? ¡Claro que no!”.

Pese a que también se han dado casos de ofensivas a miembros de las fuerzas militares, la brutalidad policial ha constituido un error “triste y garrafal” en las jornadas de protesta, según la profesora Cardona Zuleta, quien afirma que el Gobierno deberá analizar la pertinencia de la existencia del ESMAD o de reformarlo.


Gobernanza debilitada y movimiento fortalecido

El Paro ha logrado representatividad –en parte- gracias a las redes sociales, según la docente. Expone que la gente está teniendo acceso a otras formas de expresión y convocatoria, y cree que la asistencia masiva a manifestaciones tiene que ver –además- con otros tres elementos.

Uno de ellos es la firma del Acuerdo de paz con FARC –que fueron de las guerrillas más grandes de América Latina-, en el sentido en que durante los más de 50 años de su existencia, cuando alguien buscaba reivindicaciones sociales se tildaba como persona vinculada a esos grupos insurgentes.

En Colombia, agrega, “asistimos a una crisis de representación. El país no se escapa a la incapacidad de la política de solucionar conflictos y asuntos colectivos, tenemos unas élites políticas que han venido manifestando en el país y en América Latina falta de liderazgo para tramitar problemas de gente que no consigue un empleo, a la que no atiende la EPS (Entidad Promotora de Salud) y que ahora lo puede expresar”.

La exención del IVA fue una medida que planteó el presidente Duque Márquez en medio del Paro. “No sé qué tanto (risas) van a resolver los problemas de fondo que han salido a la luz, es una medida cosmética entre los inconvenientes estructurales y de las demandas de los diferentes sectores”, dice Laura Wills Otero, directora del Departamento de Ciencia Política de la Universidad de Los Andes.

“Hay algo que el Gobierno debe entender: todos no pensamos igual, todos no pensamos como él”, enfatiza Archury Ramírez.


¿A dónde va el Paro?

Hasta ahora, afirma el profesor Sanabria Sánchez, “pareciera como si el Presidente no escuchara”, En ese sentido, lo ha manifestado Orjuela, se seguirán planeando movilizaciones y cacerolazos -que en el caso del Paro Nacional se gestaron después de finalizar la jornada de manifestaciones del 21 de noviembre-.

A Wills Otero le preocupa que la agenda sea amplia. Sin embargo, para ella es claro que “las acciones que (el presidente Duque Márquez) haga y las alocuciones que dé estén conectadas con el sentir de los actores que han salido a las calles a marchar”.

El Comité Nacional de Paro lo espera así, mientras tanto, Archury Ramírez, deja abierta la pregunta: “¿es realmente el Gobierno tan indolente y tan poco táctico que no analiza que la sociedad quiere un cambio?

2 de diciembre de 2019