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Hay personas adultas preparando sus mejores posiciones para tomarse una selfie, otras caminan con cámaras fotográficas colgadas de sus cuellos y unas más tienen en sus manos celulares con cámaras listas para capturar imágenes. Los niños se distraen jugando y los vendedores se concentran en promocionar golosinas, bebidas y juguetes de un lado a otro mientras la música decembrina parrandera que se escucha cambia a medida que avanza el recorrido pues hay artistas que la interpretan con guitarras, flautas o un violín.

Todos ellos están en los diferentes puntos de las etapas 1A y 1B de Parques del Río (aledaño al barrio Conquistadores) a donde llegó en 2019 el alumbrado navideño con grandes figuras. Sin embargo no son estas las que se llevan toda la atención. Después de cinco años, el río Medellín vuelve a ser protagonista.

El alumbrado público navideño lo realiza Empresas Públicas de Medellín (EPM) desde hace 52 años y para esta ocasión fue inaugurado con bandas marciales, comparsas y conciertos. La empresa diseñó “una iluminación basada en la tecnología. La luz navideña se convierte en la clave para resaltar de una forma elegante y sublime cada una de las características físicas y espaciales del Parque”, dice el comunicado de prensa de presentación del alumbrado 2019.

El montaje incluye una proyección sobre el río, de luces de colores azul, rojo, fucsia, verde y naranja que varían su velocidad. Todos lo quieren ver. Hay quienes se detienen en los miradores, y aprovechan para tomarse una foto más de cerca. También hay quienes hacen el recorrido por el sendero peatonal ubicado cerca de una de las orillas del río y desde ahí lo observan. Algunos desean inmortalizar el momento y buscan un espacio en donde se pueda hacer un buen registro.

Ese es el caso de Maira Alejandra García y su familia, quienes se suben a un muro para tomar la fotografía. Ella es de Chinú (Córdoba) pero hace seis años vive en Medellín. Es estudiante de Ingeniería Biomédica en el Instituto Tecnológico Metropolitano y le gusta que los alumbrados hayan vuelto al río.

Cuando llegó a la ciudad, en 2015, fue la última vez que el río había sido iluminado con barcos y luces de colores en un tramo de casi dos kilómetros desde el puente de Guayaquil hasta San Juan. Los años siguientes los vio en el Parque Norte, “pero acá (en Parques del Río) me gustan más. La gente se anima más a venir”, asegura.


Resignificar el territorio

Los alumbrados de Medellín empezaron a ser un elemento de importancia y significado en los años 60, cuando comenzaron a tomarse vías tradicionales como Junín, según el profesor Luis Fernando González Escobar, de la Escuela del Hábitat de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, quien destaca que “fueron creando una relación entre las fiestas religiosas navideñas y el espacio urbano. Además, desempeñaron un rol importante como manera de encuentro y de socialización, y se forjó orgullo en términos de la luz”.

Añade que durante la época de conflicto que vivió Medellín, en los años 80, algunos sectores sociales no acudían al centro de la ciudad por temor, miedo o degradación.

Utilizar el río como escenario para los alumbrados es generar otra configuración “y no en vano”, teniendo en cuenta que es el único eje norte – sur que tiene la ciudad, un corredor multimodal “que permite que el habitante urbano que usa carro también lo pueda ver. Así se va re-significando y haciendo más visible, congregando a todos los sectores sociales, lo que no lograba el centro”.

Lo destaca también Hernán Darío Gil Alzate, antropólogo y docente del Centro de Humanidades de la Universidad Pontificia Bolivariana. Para él, el primer paso que se dio fue volver al río, dado que Medellín “siempre le dio la espalda. En algún momento lo que hicieron los alumbrados fue que la gente lo visibilizara”, pero no fue así siempre. “Hoy, cuando regresamos a él y tras haber hecho Parques del Río, se da una ganancia por poderlo recorrer por su orilla”.

Para el profesor, esa es una tarea que se debe reforzar aprovechando que el alumbrado navideño de Medellín es “identitario”. Esa es justamente la palabra a la que hace alusión la medellinense Sandra Zuluaga, quien dice que los alumbrados de la ciudad “la identifican y son los mejores del país”.

La sociedad busca “ganarle tiempo” a lo ordinario para volverlo extraordinario, según el profesor Gil Alzate. En ese sentido, los alumbrados se empezaron a crear en espacios connotados y simbolizados.

El primer lugar donde se realizó alumbrado eléctrico con esa característica fue el Parque Bolívar, donde a los árboles se les ponían bombillos, según el académico. Después, al ser trasladados a la avenida La Playa, se volvieron monumentales. “Por eso, por ejemplo hoy, la gente viene extasiada de ver muñecos muy grandes y muchas luces. Eso llevó a que el país nos reconozca por hacer grandes alumbrados”, agrega.

Independientemente de que hayan vuelto al río o no, lo importante, considera, es crear un espacio en el que la gente se pueda relacionar, volverse comunitaria, compartir en familia y disfrutar de ello. También lo cree así Ángela María Guzmán, visitante de Cereté (Córdoba): “antes había más grupos folclóricos que llamaban más la atención de quienes venían como turistas. Aunque están muy lindos, falta más animación”.

Los alumbrados, dice el gerente de EPM, Jorge Londoño De la Cuesta, son “para que en familia y con amigos empecemos a disfrutar muchos lugares de la ciudad para compartir y departir”.

Un aspecto positivo de los alumbrados según el docente Gil Alzate son características como los chorros de agua porque permiten crear factores de cohesión social, que “es la ganancia de nuestros alumbrados”.

Y es que el significado de los alumbrados navideños va más allá incluso para los turistas, como lo reconoce Esther Nápoles, una cubana residente en Miami (Estados Unidos) que camina observando cada figura navideña. Ella vino por primera vez a Medellín este año “pero no será la única” -dice con desparpajo- “porque siempre he preferido, antes que la iluminación, el calor y las luces humanas. Acá me he encontrado con las dos cosas: una tecnología maravillosa y el amor de los colombianos”.

Los alumbrados sobre el río Medellín se hacen desde 1994. Sin embargo, 19 años más tarde se suspendieron en ese punto debido a la construcción de las etapas 1A y 1B de Parques del Río y fueron trasladados a sitios como Carabobo y Parque Norte, donde este año tienen su nodo central.

Se distribuyen por la carrera 53, la avenida La Playa, Tranvía de Ayacucho, Paseo Bolívar, carrera 70 y avenida Las Palmas. También en los corregimientos Altavista, San Antonio de Prado, San Cristóbal, Santa Elena y San Sebastián de Palmitas.

9 de diciembre de 2019