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El desprendimiento de un bloque de hielo llama la atención sobre el calentamiento global, la reacción de la sociedad ante él y sus efectos en la Antártida, donde Colombia adelanta investigaciones científicas en las que invierte recursos que, según expertos, deberían usarse para realizar estudios sobre impactos en ecosistemas de montaña, mares y agricultura.

Medios de comunicación alrededor del mundo difundieron recientemente un video que recopilaba imágenes obtenidas por la Agencia Especial Europea en las que se muestra el desprendimiento del Pine Island, un iceberg de unos 300 km —equivalentes al área de Medellín, aproximadamente—. El hecho ocurrió después del registro de 18°C, máxima temperatura alcanzada en la Antártida, donde la temperatura habitual fluctúa entre unos -50°C y -90°C. ¿Qué enseñanzas deja el suceso?, expertos opinan.


Calentamiento global

El agua, en estaciones de invierno se congela y en verano se transforma en líquida; el proceso es normal, sin embargo, el aumento de la temperatura acelera el derretimiento, por lo que la cantidad de hielo que queda en los casquetes glaciares es cada vez menor.

“Cuando la cantidad de agua líquida incrementa, un primer efecto para el océano es que cambia su volumen y aumenta el nivel del mar en las costas, lo que también depende de la temperatura por el calor que absorbe”, dice la profesora Gladys Bernal Franco, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

Los dos efectos: el del volumen del hielo derretido y el calor se retroalimentan y desde 1900, dice, se han medido aumentos de unos 20 cm, que anualmente corresponden a unos 1,8 mm. En los últimos 40 años el incremento ha sido documentado en 3 mm por año, es decir que casi se está duplicando.

Tenerlo en cuenta es importante al hacer predicciones del futuro por un posible ascenso del nivel del mar que, según la profesora, se puede estimar en 50 cm para el 2100, de acuerdo con la media global. Es decir: no significa que el incremento se pueda dar en todos los lugares de la Tierra dado que en algunos puede bajar.

No obstante, la situación sí puede representar amenazas de inundación y de erosión en las zonas costeras. También repercusiones en sus ecosistemas y poblaciones como las de Guatemala que han debido migrar.

Los huracanes, por ejemplo, pueden ser más extremos y frecuentes. Como hay más agua líquida y más calor, también se dan variaciones en la precipitación, según la docente.

Hay otros cambios como los de temperatura y salinidad en el océano. A esto se debe la variación de corrientes, las cuales son impulsadas por el viento, lo que hace que haya intercambios de calor más rápidos entre los trópicos y los polos.

Se sabe que el cambio climático global tiene como causa fundamental el aumento de los gases de efecto invernadero (GEI) que provienen, en gran medida, de la quema de combustibles fósiles; la comunidad científica entiende la explicación de por qué ocurre y lleva cinco reportes en los que se recoge evidencia, según el profesor Óscar Mesa Sánchez, del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

Se conoce que es pertinente el uso de energías alternativas como la solar, eólica o hidroeléctrica. “No es el único, pero el principal problema que tenemos es que en Estados Unidos, un país que contribuye bastantes emisiones, los políticos están en oposición a esto”, asegura.


Sin empoderamiento

Para la magíster en Antropología Érica Acevedo Mejía, del Grupo de investigación Medio Ambiente y Sociedad de la Universidad de Antioquia, las personas tienden a desconocer estos temas y a no interesarse en ellos “porque no tenemos el empoderamiento ni conocimiento al respecto. Además, los medios de comunicación no hablan con suficiente claridad de la manera en cómo se puede incidir en la transformación de esas condiciones”, expresa.

Otro inconveniente, expone, es que las políticas de gobierno, sobre todo en América Latina, están encaminadas a la mitigación y al control del riesgo, lo cual está ajustado a remediar los problemas que ya existen, no a tomar medidas preventivas.


¿Diplomacia?

El rol de los gobiernos es determinante y en el caso de la Antártida han sido varios los que han apostado por hacer investigación en el cuarto continente más grande de la Tierra y que cumple funciones en la regulación del clima y los océanos.

Según la Cancillería de Colombia, la nación se adhirió al Tratado Antártico mediante la Ley 67 de 1988, pero en la década del 2000 comenzó a tener un rol más activo con la creación del Programa Antártico Colombiano y la Agenda Científica Antártica de Colombia en 2014, además de la realización de cinco expediciones científicas de ese año al 2019.

La importancia de Antártida para Colombia, menciona el abogado Leonardo Andrés González Guzmán en su artículo Ese extraño oficio de la diplomacia publicado el 19 de febrero de 2019 en Blogs de El Espectador, es significativa “dada su conexión marítima con el pacífico colombiano, podría afectar al país en cuanto a su biodiversidad, sus zonas costeras o influenciar en la regulación del clima dentro de sus límites territoriales y marítimos, y afectar el desarrollo del país”.

Si bien la acción es relevante los tres expertos coinciden en que sería más pertinente adelantar análisis directamente en el país. El profesor Mesa Sánchez afirma que “tenemos cosas más urgentes por estudiar; una es el efecto del cambio climático sobre nuestras lluvias: si va a aumentar, a disminuir, si se van a hacer más intensas o qué impacto puede tener sobre los ecosistemas de montaña o, por ejemplo, sobre las poblaciones de mosquitos transmisores de enfermedades o sobre la agricultura”.

La importancia de la investigación en la Antártida por parte de Colombia es un asunto de representación internacional a nivel geopolítico, según la profesora Bernal Mejía, quien dice que “deben estar haciendo cosas interesantes, pero creo que es supremamente costoso, que tenemos deficiencias científicas muy fuertes en el país y que esto desvía fondos que necesitamos para entender muchas cosas de nuestros mares”.

El capital colombiano, para la investigadora Acevedo Mejía, debería invertirse más en estrategias adaptativas en el país, pero en general, cree que lo básico es “generar ciudadanos conscientes”.

24 de febrero de 2020