Escudo de la República de Colombia
A- A A+


La reciente aprobación técnica por parte del Ministerio de Transporte y la confirmación del aval fiscal trazan rutas claras para la construcción del metro ligero de la carrera 80. Después del Metro de Medellín, la obra será la más grande del valle de Aburrá. Especialistas en movilidad y transporte público dan sus percepciones acerca del significado del proyecto y los desafíos que debe asumir.

Como un hecho histórico ha calificado la empresa Metro de Medellín la inversión del 70% del total del costo que hará el Gobierno nacional para la construcción del metro ligero de la carrera 80 teniendo en cuenta que hace 30 años, cuando se comenzaron a construir las primeras líneas del sistema de transporte insignia de la ciudad, avaló el endeudamiento de la región sin asumir responsabilidades financieras, según el profesor John Jairo Posada Henao, del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín.

Pese a que el proyecto es denominado Metro de la 80, el sistema no va a ser específicamente como el que existe actualmente, sino que se tratará de un metro ligero, que es más pequeño y aunque utiliza vías al nivel de las que usa el transporte convencional automotor, emplea carriles exclusivos.

Antes de definir que se usaría un metro ligero para ese tramo se habían propuesto tecnologías como un metro (como el ahora existe en la ciudad, de más capacidad, peso y recursos), monorriel elevado o un tranvía, que fue el planteamiento más reciente, pues se hizo durante la administración del exalcalde Federico Gutiérrez Zuluaga. Lo que sí ha estado claro desde el inicio es la ruta: el corredor de la 80, la cual se viene estudiando desde hace casi 20 años, puesto que fue incluido en el primer Plan de Ordenamiento Territorial de Medellín como Metroplús, según el profesor Iván Sarmiento Ordosgoitia, del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas y director del Grupo de Investigación en Vías y Transporte de la UNAL Medellín.

Expone que, cuando se hizo el primer plan de expansión del Metro de Medellín, esta empresa tuvo el proyecto entre los suyos y también fue analizado como parte de los planes del Área Metropolitana del Valle de Aburrá entre 2006 y 2007, en actualizaciones del 2013 y en la del 2019, la más reciente.

Un sistema de transporte que se consolida

Desde 1996 Colombia tiene la Ley de Metros, que surgió para apalancar proyectos regionales de transporte público colectivo o masivo y en ella está amparado el proyecto del metro ligero de la 80.

Después de tres meses de posesionarse como alcalde de la ciudad, Daniel Quintero Calle, consiguió que el Gobierno nacional otorgará 2,5 billones de pesos. La Administración Municipal destinará 1,1 billones de pesos; en total el proyecto del metro ligero de la 80 tiene un costo aproximado de 3,6 billones de pesos.

La ruta estipulada irá del norte a la transversal 73, pasará por la calle 65 y el Campus Robledo, donde tomará la carrera 80 hasta llegar a La Aguacatala. Según el Metro de Medellín, el nuevo sistema de transporte tendrá 17 estaciones en 13,25 kilómetros y un área de influencia que abarcará 32 barrios.

El metro ligero podría mover unos 200.000 pasajeros al día y operaría con cuatro minutos de intervalo en sus frecuencias, estima el profesor Sarmiento Ordosgoitia. Sobre el metro de la 80, el docente ha hecho análisis con sus estudiantes y han obtenido que “la suma de beneficios sería mayor que los costos, por tanto es un proyecto que conviene hacer”, asegura. Asimismo, el funcionamiento de este nuevo sistema de transporte por esta importante vía de la ciudad, “contribuye en la reducción del uso de carros y motos, además de la renovación urbana”.

Al respecto, el profesor Posada Henao, comenta que la obra también implica transformación; en algunas zonas se estrecharían los espacios, dificultando la coexistencia adecuada de los demás servicios de transporte.

Plantea que entre las intervenciones necesarias está la relocalización de redes de servicios públicos de energía, acueducto, alcantarillado, gas y comunicaciones. Según él, el proyecto debe aprovechar la oportunidad de actualizarlos o de hacer conversiones, dado que se espera que estos pasen a ser subterráneos. Afirma, que la construcción de la vía por donde circulará el metro ligero de la 80 resultará en cambios y adecuaciones en el tránsito peatonal y del transporte público y privado. No obstante, considera que la iniciativa es necesaria y beneficiosa en la medida en la que los usuarios se podrán desplazar pagando solo un tiquete, teniendo en cuenta que, de los corredores estratégicos de la ciudad, el de la 80 es uno de los más importantes.

Para Alejandro Echeverri, director del Centro de Estudios Urbanos y Ambientales (Urbam) de la Universidad Eafit, es buena la apuesta que hace Medellín de reemplazar sistemas de transportes ineficientes y contaminantes por otros más limpios, lo que marca uno de los mayores retos para el cambio de cultura de la movilidad privada: priorizar el nuevo proyecto de transporte en la 80, pues “no podemos esperar que implementar un metro ligero posibilite que permanezcan todas las condiciones de movilidad de los buses y el transporte privado. Indudablemente habrá que hacer cambios para preferir el nuevo sistema. Si no se hace la reestructuración de las rutas actuales tendremos un caos en ese corredor”.

El trabajo en el cambio de cultura se debe empezar durante todo el proceso de construcción, para lo cual hay tiempo, según el Director de Urbam, porque el metro ligero no estará listo antes de tres o cuatro años.

Medellín tiene condiciones privilegiadas (por el Metro, por ejemplo) mas no ideales, según Echeverri. Sin embargo, la ciudad está aún consolidando su sistema de transporte; “todavía estamos lejos de llegar a lo que se necesita, pero estamos mejor que otras ciudades”, agrega. No si se compara con otras más avanzadas como Tokio o París. En ese sentido, afirma que la capital antioqueña debe continuar ampliando la cobertura de su red, de manera que una persona pueda llegar, caminando, en 15 minutos a una estación, lo que sería la meta, o a un sistema alimentador.

Desafíos

El corredor del metro ligero de la carrera 80 debe ser una real apuesta verde, manifiesta Echeverri, y con ello no se refiere “solo a que incluya plantas o árboles, sino que debe ser sostenible, basado en energías limpias y orientado al servicio público”, asegura.

Por su parte, acerca de la obra, el profesor Sarmiento Ordosgoitia considera que la ejecución del tramo vial de la 80 para el metro ligero supone preguntas con respecto a qué va a pasar con los buses eléctricos que actualmente circulan por allí, además de para qué se invirtió en paraderos, aunque la línea se pueda tomar de manera temporal.

Además, la obra debe asumir el reto de dar un manejo adecuado al tráfico, según Sarmiento Ordosgoitia, para quien comenzar por la parte norte es lo más acertado. Para él, hacerlo desde La Floresta hacia el sur es complicado por los espacios, porque el comercio se vería más afectado y habría más pérdida de tiempo en los viajes, dados los trancones que se pueden generar.

El profesor Posada Henao expone la necesidad de evaluar vías para la descongestión, las cuales no deben ser las inmediatamente aledañas, que son de uso residencial y, a largo plazo, según el docente Sarmiento Ordosgoitia, se debe trascender a la ampliación del sistema de transporte con la construcción de la línea F del Metro, a la que se le ha denominado tren multipropósito, porque movilizaría pasajeros y residuos sólidos.

La Línea F sería una paralela a la A. Iría desde Caribe hasta la Plaza La Macarena, tomaría parte de la Línea C (la cual conectaba las líneas A y B sin pasar por la estación San Antonio), cruzaría el río Medellín en un puente para pasar por la parte oriental de Parques del Río y, de manera subterránea, llegaría a Industriales.

Después de los avales técnicos y fiscales, el siguiente paso es la estructuración del documento Conpes que detalla las dimensiones de la nueva fase y que, según el Metro de Medellín, estaría listo en tres meses aproximadamente.

13 de abril de 2020