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Las maneras de recibir conocimiento en las clases se han transformado a causa de la pandemia por Covid-19. Ahora, más que antes, docentes y estudiantes deben ser creativos y hacer uso de herramientas que eran complementarias. ¿Qué retos le pone la virtualidad a la pedagogía y a la didáctica?, profesores de la UNAL Medellín lo analizan.

Tal vez lo primero que se ha notado en la actual situación es que “a veces los términos se revuelven”, dice el sociólogo y licenciado en Educación, John Muñoz Echavarría, profesor de la Escuela de Construcción de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín. El concepto de la educación, explica, está concebido desde la relación social, el propósito de humanizar las sociedades y mantener la especie, distinto al planteamiento de la enseñanza, que se refiere a las estructuras que usa.

La pedagogía es, sin duda, otro aspecto importante. Se trata de un saber acumulado para reflexionar desde el punto de vista científico, (pues es una ciencia humana) sobre la enseñanza y ofrece diferentes teorías para transmitir los conocimientos, mientras que la didáctica es la manera de llevarlas a cabo.

En la medida en la que evolucionan, las sociedades también lo hacen, los sujetos y las tecnologías. Y para el profesor se hace necesario particularizar. “Por ejemplo: el ejercicio que estamos haciendo en la Universidad me parece interesante porque no podemos irnos de un solo golpe por la virtualización sino que también es importante combinarlo con presencialidad. En ese sentido, habrá que desarrollar, en un momento dado, pedagogías complejas que permitan integrar ambos aspectos”.

Considera que se trata de combinar y “de entender que estamos en una nueva época que, con sus exclusiones y dificultades, es la que nos tocó y el reto de nosotros (UNAL) como institución de educación es lograr ser capaces de adecuarnos a las condiciones de la época”.

Lograr ese equilibrio es fundamental para evitar lo que para él es un problema de la virtualidad: el hecho de que homogenice, algo que va en contravía de la intención de humanizar las sociedades.

“Es indiscutible” que la pandemia por Covid-19 ha obligado a la enseñanza virtual y la potenciará, dice el profesor Juan Carlos Ochoa Botero, director académico de la UNAL Medellín.

Este método ha dado “un giro sustancial a los modelos educativos que tenemos actualmente”, asegura. Sin embargo, llama la atención acerca de que no quiere decir que la Sede pase, por ejemplo y a corto plazo, a ofrecer carreras virtuales.

“Va a ser un efecto de la coyuntura, nos va a ayudar a que cada vez haya más asignaturas con alto contenido de virtualidad e incluso cursos enteros. Creo que habrá gran transformación en cuanto a que la presencialidad se va disminuir, no a eliminar, porque tiene otras virtudes como la socialización y eso es necesario en la formación de los seres humanos”, asegura.

Esa premisa es fundamental, sobre todo, en la enseñanza a niños, en cuyo caso se han notado más las dificultades en las maneras de impartirles conocimiento durante el periodo de aislamiento, dada la cantidad de tareas que deben ejecutar sin ninguna pedagogía, como lo expone el profesor Muñoz Echavarría.

Para él, la labor de enseñar, en este caso, se ha convertido en el envío de documentos que deben leer, sin existir una interacción establecida de manera adecuada por el profesor o sin que haya habido fase previa o de aprestamiento. La educación, dice el profesor, “no son algoritmos, ni tampoco es resolverlos alejados de las emociones, de la naturaleza, de los afectos, entre otros.

Enfatiza en que “el hecho de pasar a la virtualidad es un gran avance en el uso de la tecnología como mediación para comunicar conocimientos, pero esta debe permitir la humanización. Lo que debemos enseñar es formar ciudadanos que, en un momento dado, mejoren las condiciones de existencia”.

Hay diversas recomendaciones sobre convivencia que se han hecho desde la Organización Mundial de la Salud (OMS), el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) y el Ministerio de Educación Nacional, que según Maribel Gallego, directora del programa de Licenciatura en Pedagogía Infantil de la Universidad del Quindío, también permean la pedagogía.

Algunas de ellas son establecer los usos de la tecnología, el tiempo de los padres con sus hijos, evitar sobre-exigencias y enojos “que no aportan mucho a los procesos educativos y emocionales de los niños”. También, utilizar las herramientas digitales y las redes sociales para no perder el contacto con familiares y amigos, además de explicarles sobre la situación actual.

Acerca de las didácticas, considera que “los docentes deben reconfigurar los estilos de enseñanza hacia la flexibilidad, apoyándose en juegos interactivos y videos, por ejemplo. Indudablemente uno de los retos de la virtualidad es motivar a los estudiantes. Al no existir una cercanía con ellos deben buscar la manera de hacer ‘humano’ e interactivo el proceso y las pantallas; buscar los intereses de los estudiantes”.

En zonas donde no se tiene acceso a las tecnologías, recomienda usar el tiempo que tienen los padres para comunicarse con los docentes mediante llamadas telefónicas y planear actividades sencillas. Por ejemplo, que un niño en etapa escolar de tercero a quinto, escuche una historia de la infancia de su abuelo y la escriba. “Así no solo se fomenta el vínculo afectivo sino también las competencias oral y escrita. Se trata de usar lo que nos brinda el medio, porque las realidades no las podemos cambiar”, expresa Maribel Gallego.


Potenciar la creatividad

Para el profesor Jovani Alberto Jiménez Builes, del Departamento de Ciencias de la Computación y la Decisión de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, la creatividad de los docentes desempeña un rol fundamental y en ese sentido es clave la manera en cómo configuren sus plataformas de orientación u otros recursos complementarios como películas.

Habla también sobre los estudiantes, quienes, dice, deben idear maneras de realizar ejercicios o apropiar los conocimientos, mediante recursos como las redes sociales o videoconferencias, por ejemplo.

En la formación virtual lo indispensable, según él, es que el uso de la tecnología debe ir ligada a metodologías pedagógicas y de explorar otros recursos, uno de ellos es la televisión digital interactiva. Se trata de creatividad y acompañamiento. Así como el profesor Muñoz Echavarría, el docente Jiménez Builes, destaca que “la idea no es poner los contenidos y que los estudiantes se defiendan como puedan”.

El de comprender y aceptar la virtualidad, agrega el profesor Ochoa Botero, ha sido un proceso difícil para algunos docentes en la UNAL Medellín durante la fase de aislamiento social, pero con la orientación y respaldo necesario han entendido que hay nuevas formas de enseñar y aportar, lo que se evidencia en los más de 500 cursos virtuales que hay abiertos en la plataforma Moodle de la Sede.

“El profesor que está acostumbrado a escribir o a hacer dibujos en el tablero aprende a hacer, por ejemplo, construcciones digitales a partir de las distintas herramientas. Hay quienes están convencidos de que, efectivamente, la virtualidad es una gran ayuda en la docencia y que nos obliga a ser muy creativos”, agrega.

Actualmente en la Sede hay cuatro propuestas de virtualización de clases en matemáticas, “lo que era impensable hace cuatro meses”, manifiesta. Eso, añade, “ya es una transformación muy grande que estamos dando en la Universidad”.

A futuro, la idea es que asignaturas de nivelación como matemáticas básicas y lectoescritura se puedan ofrecer totalmente virtuales en la Sede.

 

27 de abril de 2020