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Reportes del Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas (Sinchi) indican que en marzo del 2020 aumentaron los puntos de calor con respecto al mismo periodo de 2019. Pasaron de 4.691 a 12.958. En contexto de pandemia por covid-19, fundaciones, ambientalistas y entidades han pedido especial atención en la deforestación y han solicitado al Gobierno tomar medidas. Analistas hablan sobre el tema.

“Con cuarentena o sin cuarentena se sigue dando la deforestación”, dice el profesor de la UNAL Amazonia, Pablo Alberto Palacios Hernández. La información más reciente divulgada por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam) corresponde al cuarto trimestre del 2019, periodo en el que identificaron 13 núcleos de detección temprana de deforestación, según la directora de esa entidad, Yolanda González Hernández.

En otros reportes, el Instituto Sinchi ha comunicado que entre el 14 y 20 de marzo de este año se identificaron 985 puntos de calor. En ese momento las zonas más afectadas fueron San José del Guaviare (Guaviare), La Macarena y Mapiripán (Meta). Durante ese periodo Colombia centraba su atención en la emergencia sanitaria por covid-19. Ante la situación, una de las instituciones en pronunciarse fue Corpoamazonía. Lo hizo en abril mediante un comunicado con el que llamó la atención acerca de que mafias deforestadoras estarían aprovechando el aislamiento obligatorio preventivo para talar y quemar bosque.

Ese mismo mes, mediante una carta enviada al presidente de la República, Iván Duque Márquez, la Procuraduría General de la Nación pidió declarar emergencia ecológica y climática por la deforestación en Colombia. Una de las solicitudes fue fortalecer el monitoreo.

De esa tarea se encarga el Ideam, institución que hace pocos días informó de la identificación de 13 principales núcleos de detección temprana de deforestación concentrados en el noroccidente de la Amazonia colombiana, datos correspondientes a los últimos tres meses del 2019, que representaron cerca del 84,9% de todos los que se reportaron en el territorio nacional, según González Hernández.

Para el profesor Álvaro Duque Montoya, del Departamento de Ciencias Forestales de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín, “lo que está pasando ya venía ocurriendo hace tiempo y ahora se debe haber aumentado por la falta de presencia del Estado”. Agrega que “es muy poco lo que se ha logrado, independientemente de que haya covid-19 o no” y que, ante la ausencia de la presencia del Estado, en las áreas rurales que dejaron los grupos armados, se está exacerbando ese fenómeno.

Monitoreo

González Hernández explica que para efectuar los informes que genera el Ideam se acumula información procesada a partir de datos diarios con los que se hace análisis de la cantidad anual de hectáreas, lo cual se expresa en cifras. El resultado de ese estudio se da a conocer, normalmente, después de que ha pasado el primer semestre de cada año. Agrega que “los boletines trimestrales se comunican en porcentajes” y que “si bien hacemos análisis semanales, estos se desarrollan como insumos en operaciones de control como Ministerio de Defensa y otras instancias legales”.

Diego Fernando Trujillo, procurador delegado para asuntos ambientales y agrarios, habló, en entrevista con el periódico El Tiempo, sobre la necesidad de tener datos en tiempo real. Al respecto, el docente Duque Montoya, expone que es posible, pero se necesita tener la información que proporcionan los satélites. “En este momento los norteamericanos están montando unos nuevos para el monitoreo de carbono en los bosques, los europeos van a lanzar otro; entonces eso de tener el monitoreo en tiempo real en un país como Colombia y calcular si fueron o no, no sé cuántas hectáreas deforestadas, tampoco es tan simple”.

Explica que se requiere de algoritmos para entender, con base en información de sensores remotos, qué es bosque y qué no, lo que depende de las escalas que tengan estos dispositivos y de si son ópticos o de calor. Además, añade, se debe tener en cuenta que hay zonas donde no hay información porque, a los sensores ópticos, las nubes les impiden tomar las imágenes.

Colombia, para el profesor, aún está pendiente por conocer mejores datos del clima o información in situ que permita entender dinámicas de los bosques. En ese sentido, considera que los retos técnicos y de acoplamiento se tienen que abordar desde el manejo de las herramientas tecnológicas y la generación de información para atender ese tipo de demandas, sobre todo en un país donde hay una “inversión pírrica para este tipo de estudios y donde se depende netamente de la cooperación internacional”.

¿Se pueden recuperar las áreas deforestadas?

En la carta en la que la Procuraduría General de la Nación pide declarar la emergencia ecológica y climática por la deforestación en Colombia, se refiere también a la necesidad de fortalecer programas de restauración ecológica. ¿Se pueden recuperar las zonas deforestadas? El docente Palacios Hernández considera que sí: “la naturaleza se puede cuidar de eso; ha pasado a lo largo de los 10 millones de años de existencia de la cuenca amazónica. Solo que, si unos pocos humanos no contribuyeran a romper ese proceso, se daría un cambio”.

Asegura, además, que se tienen los instrumentos y las políticas, pero no la eficiencia ni la actualización. La deforestación es un aspecto focalizado, pero hace parte de procesos conjuntos con otros componentes y actúa sobre un sistema integral: la Tierra. El, verdadero reto, concluye el profesor Palacios Hernández, consiste en “construir un capital de conocimiento y también de acciones; que sean pragmáticas y constantes. Se trata de utilizar lo que hay y de cumplir permanentemente (lo que se anuncia)”.

18 de mayo de 2020