Escudo de la República de Colombia
A- A A+


Lo plantean profesores y pedagogos que analizan el regreso a clases presenciales anunciado por el Ministerio de Educación (Mineducación) para el 1 de agosto. Consideran que además de riesgos para los estudiantes, la medida traería desafíos para la labor docente.


Combinar la presencialidad con la virtualidad es la intención del Ministerio de Educación Nacional (Mineducación) para el regreso de estudiantes a los colegios a partir del 1 de agosto. A la estrategia la denominó modelo de alternancia y las instituciones educativas que se acojan a ella deberán tener en cuenta cómo progresa la pandemia en sus departamentos además de garantizar el cumplimiento de condiciones estrictas.

En principio la decisión fue rechazada por la Confederación Nacional de Rectores y Colegios Privados (Andercop), una agremiación de unos 900 colegios que definió terminar el año escolar de manera virtual, luego de aplicar una encuesta a la que más del 80% de los padres de familia respondió que prefieren mantener a sus hijos en casa. También así lo harán colegios públicos en Antioquia. Por su parte, la Asociación Andina de Colegios de Bachillerato Internacional (AACBI) y la Unión de Colegios Internacionales (UNCOLI) respaldaron al Ministerio para regresar de manera gradual a las aulas.

Elegir si acoger o no el modelo de alternancia requiere un análisis profundo, según Soreyi Botero Castañeda, directora de la Escuela Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín (Escuela UN), porque dice que tiene implicaciones en “los planos” jurídico, metodológico y en la seguridad de los estudiantes, lo que preocupa a los padres de familia.

Para tomar una decisión la Escuela UN también realizó una encuesta. “Hay un alto índice de familias con una posición radical de no enviar a sus hijos a clases e incluso de afirmar que prefieren retirarlos. Hay otro porcentaje que dicen que sí (se acogerían al regreso) y hay otro grupo que prefiere conocer los protocolos definitivos”, cuenta.

¿Es seguro volver a clases presenciales?

Implementar nuevos horarios para evitar aglomeraciones, adecuar una zona en la entrada de los colegios para tomar la temperatura y desinfectar zapatos, garantizar implementos de aseo y establecer horarios para el lavado de manos cada tres horas, así como mantener distanciamiento de dos metros en las aulas y exigir el uso del tapabocas son algunas medidas que deben implementar colegios para el regreso a clases presenciales, según Mineducación.

Para Liliana López Zapata, acudiente de María José Álvarez López, quien cursa grado quinto en la Escuela UN, la decisión no es prudente. Considera que “por la manera en cómo avanza la pandemia no creo que al primero de agosto la situación esté controlada, entonces llegado el caso yo sería una de las más temerosas de que la niña asista a la Institución”.

Cuidar la salud, principal preocupación

John Muñoz Echavarría es sociólogo, licenciado en Educación y profesor en la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín. Para él no están dadas las condiciones y tampoco están claras: “eso de mantener la separación va en contravía de la naturaleza del niño, que es juego. El control se hace sumamente complicado y máxime cuando son grupos con gran cantidad de alumnos, como pasa en la educación pública”.

El argumento lo comparte María Isabel Buitrago Ramírez, otra mamá en desacuerdo con la medida anunciada por Mineducación. Dice que su hijo —de 8 años y estudiante de grado tercero en una institución educativa privada en Sevilla (Valle del Cauca)— es inquieto, que controlar a niños como él es difícil y más si están juntos. “Si se decidiera, por ejemplo, cancelar el año escolar, yo diría: está bien. Prefiero eso a correr el riesgo de que él traiga el virus y pueda contagiar a mis papás, quienes hacen parte de la población en riesgo”, asegura.

Aunque a los niños la covid-19 los afecta de forma leve, lo que sí es preocupante es precisamente lo que teme Buitrago Ramírez. Según el médico pediatra Daniel Toro Ávila, coordinador nacional del Comité de Abogacía y Política de Infancia en la Sociedad Colombiana de Pediatría, ellos pueden propagar el virus. “De tal forma que, ante una indicación de apertura al espacio educativo, lo pueden transmitir a sus cuidadores”. Pone el ejemplo del caso en que papás y mamás deban salir a trabajar y quienes queden encargados sea los tíos mayores o los abuelos, que precisamente hacen parte de la población vulnerable.

Para tomar la decisión de reactivar el sistema educativo presencial, asegura, se debe tener en cuenta el indicador de mortalidad y de aumento de casos. Adicionalmente, el Gobierno debe garantizar el esquema de vacunación completo y también, como mínimo, agua potable para el lavado de manos, “lastimosamente estamos en un país bastante desigual”. Niños con enfermedades crónicas o que sean prematuros no podrán asistir para no arriesgar una recaída en su salud, tampoco aquellos que estén bajo el cuidado de mayores de 60 años.

“Nos preocupa una apertura así sea transitoria o con alternancia dado que no consideramos que sea opción abrir todo el sistema educativo sino seguir modelos como los de Suiza o Corea del Sur que han ido por grupos poblacionales. Por ejemplo, hay que separar jardines, educación básica y media. Hay que clasificarlo y, dependiendo del pico epidemiológico, hacer recomendación e iniciar paulatinamente”, asegura el pediatra.

Precisamente, teniendo en cuenta los reportes epidemiológicos, el profesor Muñoz Echavarría expone que, si bien tener a los niños en las viviendas durante un periodo tan largo puede generar una gran presión, “es mejor enfrentarla a desatar, en un momento dado, una crisis mayor, sobre todo porque las oleadas de contagios actualmente no son ni la mitad de lo que se espera”.

Docentes: también en una encrucijada

La modalidad de alternancia también trae desafíos para los docentes, según Botero Castañeda, quien expone que uno de ellos es la sobrecarga laboral, pues no solo tendrían que preparar clases para los niños que estarían en los colegios sino también para aquellos que estudiarán con la mediación de la virtualidad.

Maribel Gallego Vera, directora del programa de Pedagogía Infantil de la Universidad del Quindío, también cree que la alternancia descargaría una gran responsabilidad en cada profesor, pues ellos ya no solo tendrían que estar pendientes del proceso de aprendizaje y convivencia, sino que velarían por el cumplimiento del distanciamiento entre los niños “para que no se compartan objetos, alimentos y, en ese sentido, en garantizar que no se den contagios”.

“Eso es casi imposible, es dejarle mucha responsabilidad a los docentes, porque los niños van a las instituciones educativas precisamente a aprender y eso ellos lo hacen a través de la socialización”, agrega.

¿Qué salidas puede haber?

Para Botero Castañeda, las secretarías de Educación y Mineducación deben hacer un inventario riguroso para saber si las instituciones cuentan o no con las condiciones solicitadas para cumplir lo que el protocolo exige. Si bien el siguiente no es el caso de la Escuela UN, pone como referencia colegios con alta demanda de alumnos: “con el número de estudiantes que atienden, es imposible”.

Por su parte, Gallego Vera, cree que lo mejor es terminar el año a través de la mediación virtual y el acompañamiento de docentes como se ha hecho y “el Estado debería garantizar el internet gratuito para estudiantes de estratos 1, 2 y 3, teniendo en cuenta que la inversión es pequeña si se trata de disminuir los contagios, pues así no tendrían que desplazarse”.

Recientemente Alexandra Agudelo Ruiz, secretaria de Educación de Medellín dijo que la ciudad “privilegia la vida y la salud de su comunidad educativa”. Por eso la alternativa será continuar con la estrategia virtual, fortalecerla y hacer un acompañamiento más cercano con rectores y profesores, a quienes se les hará alfabetización digital. Asimismo, la plataforma Medellín me cuida dispondrá de una sección de educación. Sobre el programa Buen Comienzo manifestó se está a la espera de directrices del Instituto de Bienestar Familiar para tomar una decisión.

Antes de hacer públicos los lineamientos la ministra de educación, María Victoria Angulo, aseguró que se establecería comunicación con los padres de familia, intención que, según menciona también en el documento en el que se explican las medidas para el regreso, debe estar mediado entre las secretarías de educación, los directivos y docentes. El verdadero diálogo, según el profesor Muñoz Echavarría, debe darse entre colegios y acudientes. Además, debe ser incluyente y orientativo, no exclusivamente informativo como hasta ahora lo ha sido.

23 de junio de 2020