Según analistas, en los últimos meses se han visibilizado más los casos de desapariciones a través de la difusión en las diferentes plataformas sociales. No obstante, su uso también da pie para emitir juicios de valor en torno a estas situaciones que deberían erradicarse.
--
En junio de este año en las redes sociales se hicieron frecuentes las publicaciones sobre la desaparición de Karina Rivas, una lideresa que había sido vista por última vez en el parque de Aranjuez y que, por fortuna apareció ese mismo mes. No ha sucedido lo mismo con Luz Leidy Vanegas, ama de casa que desapareció en el barrio Castilla el 1 de enero.
A través de las redes sociales se han comenzado a movilizar los usuarios para expresar, de alguna manera, el apoyo a las familias y los amigos de las víctimas y también para rechazar, de alguna manera, el delito de la desaparición, el cual constituye la violación de derechos humanos.
De esa manera, las redes sociales han marcado una suerte de democratización de la información, pero también han propiciado la posibilidad de solidarizarse, según Mary Luz Alzate, profesora del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, lo que destaca como un aspecto positivo y valioso.
La efectividad, dice, se ha visto, de hecho, al difundir las imágenes de los desaparecidos por otros medios. Sin embargo, agrega, en esos mecanismos de propagación de la información también puede aparecer un elemento disociador: el de “los prejuicios que cargamos como sociedad alrededor de quien desaparece, casi revictimizando a la persona y a sus familiares”.
La docente se refiere a que el uso de las redes sociales también implica la exposición pública, lo que puede dar pie para que usuarios emitan juicios de valor acerca de quien estuvo desaparecido o para exigirle dar explicaciones sobre la manera en cómo sucedió el hecho. Ese tipo de reacciones o maneras de actuar reflejan cómo “la gente cree que tiene derechos sobre alguien, sobre la vida privada o que puede opinar”.
Víctimas
Una de las etiquetas que se han promovido en redes sociales es #buscarlashastaencontrarlas, una iniciativa de Estamos Listas, el movimiento político de mujeres.
Recientemente en una sesión de control político del Concejo de Medellín, la corporada Dora Cecilia Saldarriaga presentó un informe en el que se indica que las niñas son quienes más desaparecieron en la ciudad entre enero y junio del 2020 con un porcentaje del 52%, asimismo, que la mayoría de reportes corresponden a edades entre 12 y 14 años.
Además, con datos del Sistema de Información de la Red de Desaparecidos y Cadáveres (Sirdec), el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses (INMLCF) y el Grupo Centro de Referencia Nacional sobre Violencia (GCRNV) se procesó información con la que da cuenta que las comunas 1 - Popular, 7 – Robledo y 10 – La Candelaria, son los sitios donde más casos se reportan.
Asociados a varios de los casos hay explotación sexual y económica, según Gloria Castaño, dinamizadora de la estrategia y enlace territorial de Estamos Listas. Por su parte, el secretario de Seguridad de Medellín, José Gerardo Acevedo, expuso en la sesión de control político que según un diagnóstico el crimen organizado ha tenido que ver con estos casos, así como la violencia contra la mujer e intrafamiliar y, según él, hay estrategias de atención y prevención.
De acuerdo con la presentación que hizo Saldarriaga, la estrategia de la etiqueta #buscarlashastaencontrarlas ha permitido posicionar a las redes sociales como mecanismo para presionar a las autoridades competentes de la búsqueda, así como develar la jerarquización en la búsqueda de las mujeres, entre otros aspectos.
A la sensibilización de la sociedad sobre la búsqueda de desaparecidos le hace falta, según la profesora Alzate, un mayor activismo hacia los hombres o ancianos víctimas de este flagelo, pues expone que la idea tampoco es que quede la pregunta: “¿y los otros qué?”.
Prejuicios e información falsa sobre las desapariciones
Organismos como la Comisión Nacional de Búsqueda de Personas Desaparecidas y la Fiscalía General de la Nación han llamado la atención acerca de que no se debe esperar a que transcurran 72 horas para reportar a un desaparecido, una información que, por desconocimiento, han transmitido incluso funcionarios públicos, según Max Yuri Gil, coordinador de la Comisión de la Verdad para Antioquia y el Eje Cafetero.
Las instituciones encargadas de atender casos de desaparición deben ser más efectivas, según Yesenia Rivera, hija de Luz Leidy Vanegas, quien afirmó que denunciaron el caso, pero las autoridades empezaron a investigarlo muy tarde.
Lo que se requiere, de acuerdo con Gil, es liderazgo institucional, campañas en medios masivos o en el transporte público para “posicionar en la imaginación de las personas de la ciudad que la desaparición es muy grave y que no se puede justificar de ninguna manera este tipo de conducta”.
Otro asunto con el que deben lidiar en ocasiones las víctimas de desaparición o sus allegados es con los señalamientos, por lo que hace un llamado a la solidaridad y la empatía, pues cree que la sociedad colombiana, no solo es desconfiada sino desconocedora del otro, quizás, por vivir un conflicto armado que se entrelaza con otras violencias y con líderes políticos que “pescan en río revuelto porque el miedo también les permite tenernos más preocupados por actuar casi en contra de los demás”.
La profesora plantea que las redes sociales están haciendo el papel de alerta temprana que las entidades públicas encargadas deben suplir, por lo que habría que generar programas y una institución dedicada exclusivamente a esa labor.
Por su parte, Gil concluye que las redes sociales no resuelven el problema pero contribuyen un poco “a quitar tanta bruma”.
(FIN/KGG)
26 de octubre de 2020