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El Plebiscito es el primer paso para la creación de una nueva constitución. Foto: tomada de cutt.ly/ugYJUX1

El estallido social fue trascendental en el impulso y aprobación del Plebiscito para la creación de una nueva constitución en Chile, según expertos, quienes explican que, si bien no es garantía de cambios estructurales, sí condición para que estos se den. El proceso, dicen, no es inmediato.
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Recientemente Chile dio el paso para reemplazar la constitución de 1980. Con un 78% se aprobó el Plebiscito con el cual se definió, además, la creación de una convención constitucional paritaria, una novedad en el mundo, que estará conformada por 155 ciudadanos que serán elegidos en abril de 2021 para la redacción de la nueva carta fundamental.

Según la profesora Mónica Uribe Gómez, del Departamento de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, el estallido social que se dio en Chile en octubre de 2019, cuando cientos de manifestantes exigieron reformas sociales, es el principal antecedente que dio lugar a los resultados del Plebiscito.

En las manifestaciones de ese momento, dice la profesora, “estaban los jóvenes, pero también las amas de casa, adultos mayores y médicos” que reclaman reformas en educación, salud, seguridad social, devolución de autonomía a los pueblos indígenas y la descentralización de mecanismos de participación ciudadana. En ese sentido, cree que “es atrevido decir que esto no tiene repercusión”.

Lo dice porque considera que el asunto no es menor, teniendo en cuenta que la votación por el “apruebo” del Plebiscito fue ganador en un 78%, pero también, que la constitución chilena vigente fue expedida durante la dictadura de Augusto Pinochet, la cual, según ella, “le abrió, claramente, las puertas al neoliberalismo”.

“En ninguna parte dice que el Estado lo es, pero, aunque dio la posibilidad a que los ciudadanos pudieran elegir entre los servicios públicos o privados en educación o salud, es clara la concentración de recursos de en sectores particulares”, añade.

¿Una nueva constitución cambiaría la situación?

La constitución actual de Chile, la de 1980, ha tenido 257 modificaciones mediante 52 leyes, cambios realizados durante los gobiernos de Patricio Aylwin, Eduardo Frei Ruiz-Tagle, Michell Bachellet, Sebastián Piñera y Ricardo Lagos Escobar, en cuyo mandato se introdujeron más variaciones con un total de 60, según un artículo publicado el 8 de septiembre de 2020 por el diario El Mercurio, de ese país.

El chileno Claudio Miranda no cree que ahora sea necesaria una transformación profunda. Él es uno de los escépticos. Dice que de lo que se pidió durante el estallido social “nada se resuelve con una constitución nueva sino con leyes aparte”.

Argumenta que la actual constitución ha representado cosas interesantes a su país, como que haya dejado de ser una de las primeras naciones más pobres de Latinoamérica. Adicionalmente, dice que gracias a la misma carta Fundamental “se fue el dictador, y eso no pasa en ninguna parte”.

“Hay tanta estadística y tanto número que muestra que es positivo para Chile el sistema de libre mercado que tenemos, pero quieren cambiar todo por algo que dicen los políticos que va a pasar y no ha ocurrido en ningún país, porque si los problemas fueran tan fáciles de solucionar, en cualquier parte del mundo harían una nueva constitución para resolverlos”, agrega.

Para Pablo Cuartas, profesor del Departamento de Ciencias Políticas y Jurídicas de la Universidad Autónoma de Manizales, y politólogo de la UNAL Medellín, el resultado del Plebiscito “no es garantía de cambios estructurales, pero sí condición necesaria para que se den”.

Expone que tampoco se puede desconocer que un cambio de una constitución en el marco de una democracia es, como lo califica, todo un acontecimiento.

Así también lo destaca el profesor Guilermo Hollzman, de la Universidad de Valparaíso, quien, en diálogo con UN Análisis de UN Radio, afirmó que “esta es una votación totalmente inédita que busca darle gobernabilidad al país para que pueda avanzar en su recuperación económica. No hay antecedentes en Chile, y se necesitará una capacidad de consenso y negociación muy alta”.

Otras implicaciones y significados

Piñera, el actual presidente, representa una de las cosas que actualmente está en juego y en discusión: el poder económico y empresarial traducido al dominio político que le da prevalencia a las iniciativas privadas sobre las públicas, según el profesor Cuartas.

En ese sentido, “es interesante que sea precisamente un presidente como Piñera el que tenga que aceptar, por la presión social, convocar a un Plebiscito, y el que tenga que liderar esa transición constitucional”.

En cuanto a la elección de la convención constitucional menciona que será una prueba para el movimiento social para derrotar a las fuerzas políticas tradicionales y que lo interesante de este proceso es que se abre el espectro para que ingresen nuevos actores a ese escenario.

Para la profesora Uribe Gómez, lo que no se puede dejar de leer en un caso como este, es que hay una ciudadanía cansada del proteccionismo económico a sectores muy fragmentados de la población.

En eso coinciden los analistas y, en ese, sentido, el historiador Patricio Bernedo, profesor de la Pontificia Universidad Católica de Chile, quien también habló con UN Radio, concluye que “los jóvenes fueron los grandes protagonistas de estas elecciones, sobre todo los de las comunas más pobres del país”.

(FIN/KGG)

3 de noviembre de 2020