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Una mujer murió cuando el vehículo que conducía cayó de un sexto piso en La Clínica El Rosario al patio de una casa vecina. Foto: tomada de El Colombiano. - bit.ly/3iMWI1h

 

Entre 2009 y lo que va de 2021 se han registrado en el valle de Aburrá nueve accidentes en parqueaderos elevados donde vehículos han impactado y traspasado paredes o han caído al vacío, lo que ha ocasionado el fallecimiento de cuatro personas. Analistas llaman la atención sobre la necesidad de generar conciencia al respecto y de una regulación normativa estricta.

El último accidente ocurrido en un parqueadero elevado, se registró en el municipio de Caldas el 18 de enero de 2021, un día después del que causó la muerte de una mujer que conducía un vehículo que cayó al vacío desde un estacionamiento ubicado en un sexto piso de la Clínica El Rosario, en Medellín.

Este año es el primero que ocurre más de un accidente con tan poco tiempo de diferencia. En enero de 2007 sucedió uno en el centro comercial San Diego de Medellín. En Envigado se dieron tres en enero, febrero y noviembre de 2018, respectivamente. En 2019 dos mujeres murieron tras atravesar con el vehículo un muro de un parqueadero en el barrio Los Colores, en Medellín, y caer al vacío. Días después, ese mismo año, falleció un conductor al caer desde un cuarto piso de un edificio en Sabaneta, y en octubre otro carro quedó suspendido en la estructura de un estacionamiento elevado en el centro de Medellín.

A estos casos se les han hecho seguimiento como parte de un análisis realizado por John Jairo Blandón Valencia, profesor del Departamento de Ingeniería Civil de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín e Iván Darío Córdoba Arango, ingeniero civil enfocado en estructuras y gerente de la Ingenio Construcciones & Consultorías S.A.S y en el que participan otros investigadores. Ambos especialistas coinciden en que, por lo general, las edificaciones donde se dan este tipo de accidentes no cumplen con los requerimientos de seguridad adecuados.

Por lo general, la construcción de los muros que cierran los estacionamientos elevados se hace con mampostería, es decir, con ladrillos tradicionales, explica el profesor Blandón Valencia, “entonces no se les hacen los anclajes necesarios a la estructura principal, ni se les ponen conexiones. No es para asustar, pero el problema sí es grave”, afirma.

Actualmente el Reglamento Colombiano de Construcción Sismorresistente NSR-10 en su numeral B4.2.2. indica que en los estacionamientos se deben diseñar barreras para resistir una carga de 30 kN (kilonewton) y que estos deben tener, precisamente, los anclajes a los que hace alusión el profesor Blandón Valencia.

Córdoba Arango, por su parte, explica que “se estima que estos elementos deben ser separados para soportar un impacto de hasta tres toneladas a una velocidad de 10km/h o contar con sistemas de protección adicional que sean capaces de atajar el vehículo. Adicionalmente, delimitar la velocidad”.

Para entender la dimensión del problema por accidentes como los presentados en el valle de Aburrá, agrega, se debe tener en cuenta la probabilidad de que construcciones licenciadas antes del 15 de diciembre de 2010 “no cuentan hoy por hoy con estos mecanismos de protección”. Es probable, indican ambos especialistas, que los edificios en los que se han dado los accidentes hayan sido construidos bajo la norma vigente en 1998, cuando no se hacía la exigencia de los reforzamientos.

No obstante, el profesor Blandón Valencia considera que “la norma sismorresistente se puede estar quedando corta y es ahí donde entra la Alcaldía para poner medios de control y evitar problemas mayores. A los parqueaderos se les debería hacer una inspección para verificar que cumplan con un nivel mínimo de seguridad”.

El de los accidentes en parqueaderos elevados es, según Juan Pablo Duque Cañas, decano de la Facultad de Arquitectura de la UNAL Medellín, un fenómeno relativamente reciente que tiene que ver con la falta de interés en las condiciones de seguridad adecuadas, lo cual está relacionado con el incremento del parque automotor.

“Eso”, afirma, “se mezcla con el hecho de que el metro cuadrado en nuestras ciudades es cada vez más costoso, lo que implica que, quien construye deba sacar el mayor provecho del lote en el cual pretende desarrollar su proyecto”. De ahí el interés en los parqueaderos elevados. Eso no tiene nada de malo, dice, pero sí lo es el hecho de que “no estén pensados para soportar fuerzas laterales sino condicionados para soportar su propio peso”, coincide con los otros dos analistas.

Los accidentes en parqueaderos elevados inseguros, dice Córdoba Arango, “lamentablemente no tienen doliente”. La recomendación que queda, según el profesor Blandón Valencia, es que los conjuntos residenciales hagan revisar el estado de sus estacionamientos para velar por la seguridad de sus habitantes. El asunto, expone, es de voluntad.

El tema “ya debe dejar de ser un llamado de atención para ser, mejor, una exigencia”, asevera el profesor Duque Cañas, quien está convencido de que mientras tanto el camino es generar conciencia, y en esa labor la academia tiene un rol importante.

Esto teniendo en cuenta que los accidentes en parqueaderos no son específicos del valle de Aburrá. También se han dado, por ejemplo, en Floridablanca (Santander); ocurrió en marzo de 2018, además de Bogotá, donde en agosto de 2004 murieron seis ocupantes de un carro estacionado en el quinto piso del centro comercial Cafam cuando el vehículo cayó al vacío.

En la UNAL Medellín, cuenta el docente Duque Cañas, se forma a los estudiantes, futuros arquitectos, para transmitirles que velar por la seguridad de las edificaciones también es responsabilidad de diseñadores, ingenieros y financiadores para que la realidad coincida con lo que él refiere, buscan los compradores: espacios de cobijo y protección.

(FIN/KGG)

1 de febrero de 2021