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La Minga se ha unido a protestar por causas sociales. Foto: Fernando Guevara / AP – tomada de bit.ly/3hybPg6

 

El mecanismo se ha constituido casi en su universidad, según Harold Secué, consejero de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN), para la denuncia y la defensa de los derechos humanos. Analistas dan una mirada histórica tanto a las luchas como a las vulneraciones que han sufrido las comunidades indígenas y plantean apuestas para mitigarlas.

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La propuesta de una reforma tributaria alentó inicialmente una movilización que se ha transformado en un estallido social y que deja entrever la discriminación que existe en el país, la cual recientemente fue avivada ante ataques a la Minga por parte de habitantes de un sector rico de Cali, donde han confluido indígenas a través de la historia.

Las múltiples etnias agrupadas en el movimiento indígena del Cauca son históricamente procedentes de las migraciones del Tahuantinsuyo, el imperio Inca más importante de América, desde poco antes del periodo de la Conquista. Se asentaron en poblados de la región colombiana en contra de encomenderos payaneses que también los discriminaron, según Orián Jiménez Meneses, profesor del Departamento de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín.

“Aunque las reales cédulas y los privilegios que les otorgaba la Corona a los encomenderos y a beneméritos iban en contra de los indígenas, estos tenían una clara legislación, como está probado por la historiografía”; expone el profesor. Y agrega: “Llegó el siglo XIX y sobre la marcha del mestizaje se ampararon en algunos beneficios. Al final de ese periodo y con la consolidación del proyecto de Quintín Lame se encarnaron parte de las reivindicaciones tanto en el Cauca como en Tolima y partes de la cordillera Central, y llevaron las luchas a través de la fuerza de la minga indígena”.

Sobre ese esquema, añade, se monta la ley 70 de 1991 y con el artículo 55 transitorio se reconoce el derecho que tienen de hacer uso de tierras, lo que se vio obstruido ante el conflicto generado por la guerrilla de las FARC, y por sectores tanto de derecha como de izquierda que agenciaron violencias territoriales.

Dice Luis Carlos Castillo Gómez, profesor de Sociología de la Universidad del Valle, que se piensa que la población indígena apenas ahora está presente en Cali, lo que es una “equivocación histórica”: lo han estado desde antes de la fundación de la ciudad por parte de españoles y específicamente de Sebastián de Belalcázar. En algún momento fue muy importante demográficamente, explica, como el empadronamiento de 1778, “el mejor del periodo colonial”.

Reconocimiento

La construcción de Nación y de nacionalidad durante muchos años se hizo con base en la concepción de que los pueblos indígenas y afrodescendientes no eran aptos, que eran incivilizados y que estaban congelados en el pasado histórico, según Castillo Gómez, quien llama la atención sobre la ley 89 de 1890, la cual llegó a declararlos como salvajes.

El abogado Jesús Ramírez, quien trabajó durante varios años con grupos étnicos y participó en la Asamblea Nacional Constituyente en el equipo indígena, afirma que en la Constitución de 1991 se reconoció un catálogo de derechos que fue pionero en Latinoamérica al que se llevaron las reivindicaciones y se constitucionalizó el Acuerdo de la OIT, recién aprobado en ese entonces, que avalaba la consulta previa, por ejemplo.

Con la Constitución, asegura, se reconoció un estatuto autonómico para los pueblos indígenas de Colombia. No obstante, afirma que una de sus grandes decepciones “como abogado y militante de la causa indígena está en constatar hoy en día que ese catálogo de derechos se haya quedado sin estrenar por varias razones: unas atribuibles al Estado, con la contrarreforma que se hizo después y a cierta conducción del movimiento indígena que se dedicó a acompañar las luchas populares del país”.

No obstante, por esa labor colectiva a la Guardia Indígena del Cauca le fue otorgado el premio Front Line Defenders para las Américas 2020 por la defensa, no violenta, de los derechos humanos.

Vulnerados

Desde la Constitución de 1991 en adelante, dice el profesor Jiménez Meneses, no es que se haya avanzado lo suficiente: “no hay mucho que mostrar en la agenda a favor de los negros e indígenas o de la pobreza. Son las incoherencias de la clase dirigente que mira con desprecio a las regiones, y con la soberbia esto era de esperarse, porque creen que la paz y la convivencia es hacer promesas, sacar leyes y recibir fusiles”.

La discriminación se ha mantenido en el tiempo. Existe, según Secué, desde que se les trató de imponer una forma de educación y religión. Ahora, expresa, “al indio solo lo ven como folclor, como aquel que toca el tambor o baila la danza, pero cuando hacemos nuestras protestas nos ponen en otros escenarios”. En ese contexto, asegura, el Gobierno no ha querido escucharlos de ninguna manera.

Según el censo del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) de 2019 en Colombia hay 1`905.617 personas que se autorreconocen como indígenas, y de acuerdo con un informe del Instituto de Estudios para el Desarrollo y la Paz (Indepaz) de 2016 a junio de 2020 269 indígenas fueron asesinados, de ellos 242 luego de la firma del Acuerdo de Paz y 167 durante la actual presidencia. El documento también indica que hay 39 Pueblos Indígenas en inminente riesgo de extinción físico y cultural. Además, según analistas, han sido de las poblaciones más pobres del país.

Racismo y clasismo

Ante la división en clases sociales que se da en Colombia, “no es difícil entender por qué la lucha de los indígenas por prevalecer contra los poderes establecidos, es una que se está expresando desde hace 200 años”, que lleva la “resistencia de la gente indígena y afro”, dijo al diario El País de España Óscar Almario García, profesor del Departamento de Historia de la UNAL Medellín.

Con lo que ha venido sucediendo, dice el docente Castillo Gómez, acerca de que un medio nacional dijera que hubo una confrontación entre “ciudadanos e indígenas”; que Omar Yepes Alzate, actual director del Partido Conservador, afirmara que los indígenas habían salido de su “hábitat natural”, que el presidente de la República les haya pedido volver a sus resguardos o que en Cali personas de un barrio rico los atacaran con armas de fuego, “comenzamos a descubrir que el imaginario racista todavía está presente”.

Movilización

La de los indígenas, dice Secué, ha sido una lucha milenaria para el despertar de la consciencia: “La organización en sí ha sido una especie de universidad, porque es un aprendizaje constante en asambleas y mingas para exigir derechos que para los pueblos indígenas han sido negados”. La movilización es para ellos el único medio que les queda para denunciar libremente, como él lo menciona, hechos que incluso perjudican a quienes están en contra de las protestas.

La fundación del Consejo Regional Indígena del Cauca se hizo junto con comunidades campesinas, cuenta, y el profesor Castillo Gómez también así lo destaca, pues comenta que “el movimiento social más importante que ha habido en Colombia desde 1970 es, sin duda, el indígena”.

La movilización social es un instrumento, y aunque para el docente es difícil desmontar el actual imaginario, cree que es una tarea necesaria incluso de los medios de comunicación. Lo mismo considera Secué, quien ve en la educación una esperanza.

(FIN/KGG)

18 de mayo de 2021