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Entender la género desde la evolución, la genética y la neurobiología, fue la motivación de la segunda sesión de la Cátedra Saberes con Sabor. Foto: reproducción.

 

La respuesta no es fácil ni directa. A medida que se profundiza en las investigaciones desde diferentes campos, el tema gana complejidad y se descubren preguntas más sofisticadas que enriquecen las discusiones y señalan nuevos campos para explorar. Con el propósito de seguirle el rastro a esta discusión los profesores Gloria Patricia Cardona, Gabriel de Jesús Bedoya y Juan Carlos Gallego, compartieron sus miradas en la Cátedra Saberes con Sabor.

Gloria Patricia Cardona es doctora en Ciencias Biológicas de la Universidad Autónoma de Madrid, actualmente es la coordinadora del área de Neurobiología Celular y Molecular del grupo de Neurociencias de la Universidad de Antioquia y miembro de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales. Por su parte, Gabriel de Jesús Bedoya es magíster en Biología de la Universidad de Antioquia e investigador emérito de Minciencias. Finalmente, Juan Carlos Gallego, es doctor en Biología Molecular de la Universidad Autónoma de Madrid. Actualmente es profesor titular y director del Grupo de Medicina Molecular y de Translación de la Universidad de Antioquia.

Para empezar la conversación sobre la pregunta que motiva este encuentro, Gabriel parte de establecer el hecho biológico de la configuración anatómica del sexo a partir de la información genética, y que no se puede hablar de género independiente del sexo. Lo expresa en estos términos: “Usted tiene características sexuales femeninas y se determina como mujer, o si tiene órganos sexuales masculinos, como macho. Pero si usted es un macho, pero su mente no está de acuerdo con esas características, porque usted se identifica más como hembra siendo un macho, lo mismo con las hembras, se llama trans. Entonces esas serían las determinaciones sexuales: macho, hembra y trans. Ahora, lo que nosotros conocemos como género es una cosa muy curiosa, porque el género es una construcción social más que otra cosa, una construcción social de la parte biológica”.

En este sentido, Juan Carlos plantea una mirada del sexo y del género desde la evolución: “El sexo es una adquisición evolutiva que tiene que ver con el procesamiento de la información; produce que los organismos se fusionen, o sea que unas células se fusionen a otras y que intercambien material genético. Eso es reproducción sexual, y el sexo no solamente existe en los mamíferos. Existe en las plantas, en los organismos unicelulares, hay sexo por todas partes. Pero no quiere decir que habiendo los argumentos biológicos vayamos a pensar que el género es una cuestión de sexo. Podría decirse que es una adquisición psico-sociocultural, es una construcción social. Entonces, para mí, no hay validez biológica en decir como que hay un orden natural y tenemos que respetarlo. No hay un orden natural”.

Desde la Neurobiología, Gloria Patricia introduce un elemento adicional para entender esta complejidad de la relación entre el género y la biología. Se trata de una mirada desde los procesos del cerebro y de las complejidades de la conformación del género, a través del crecimiento y el desarrollo de las personas, que plantea en los siguientes términos: “Hay unas estructuras en el cerebro que están directamente relacionadas durante el desarrollo con la preferencia sexual, cuando se es adolescente y cuando se es adulto. No solamente las hormonas y el efecto de esas hormonas sobre los neurotransmisores, que son los que van a dar lugar a nuestra conducta, son los que van a regir durante el período del desarrollo. También viene una etapa de la postnatal y durante el crecimiento de ese niño, de ese adolescente, totalmente conectado de su cerebro, con todas sus funciones claramente ejercidas, que le permiten, con la experiencia, con la adaptación, con la interacción en la sociedad, con su propia familia, con la cultura, influir sobre las hormonas y los neurotransmisores de su cerebro, que le van permitiendo tomar decisiones de con qué tipo de género se identifica para representar o generar un rol en la sociedad. Entonces ese punto se vuelve clave, porque nuestro cerebro es moldeable, es plástico y no solamente va a responder a lo que genéticamente está determinado, sino la interacción con el ambiente para hacer cambios en los niveles de sus hormonas”.

Gabriel plantea el ángulo de la genética para aproximarse a los procesos de definición de sexo y género: “Nadie puede negar lo que es biológico, ciento por ciento biológico y complejo. Pero lo más importante es que el sexo produce esos cambios. La diferenciación sexual es la que va a producir las diferentes hormonas: hormonas feminizantes y hormonas masculinizantes, no se producen o se van a incrementar por algo diferente a la genética. Una cosa interesante que ahora van a tener que mirar muy bien en estas discusiones es la epigenética. Porque la genética propone y la epigenética dispone. Esto es genética compleja, en la cual hay una gran cantidad de genes que interactúan. En la cual hay una gran cantidad de factores ambientales de diferente tipo interactuando para dar el fenotipo, en este caso, el fenotipo es el que escojo yo como género. Teniendo mi género en mi sexo, qué escojo como género, qué prefiero como género. Ese es un fenotipo complejísimo, muy complejo, con cientos de genes”.

A esta reflexión, Juan Carlos complementa: “Me gusta mucho esto que Gabriel está diciendo, porque el marco de la complejidad biológica es que no es determinista. O sea, uno no solamente es que tenga el grupo de genes, el grupito pequeñito de genes y que esto me produce el fenotipo. De hecho, decir que hay genes enfermos y hay genes sanos es incorrecto. Eso es todo el conjunto. Entonces, en la elección de género, según lo está comentando, primero que todo es lo que es el carácter fenotípico de la sexualidad”.

Después de estas reflexiones desde la profundidad del conocimiento científico de cada uno, Gloria Patricia propuso finalizar con una reflexión más cercana a la necesidad de una ética social de cara a la presencia de los prejuicios y la discriminación hacia las diversidades de género “yo creo que hay que respetar las preferencias, en este caso del rol sexual que queremos desempeñar en la naturaleza y qué queremos desempeñar en la sociedad desde el punto de vista neurobiológico. Yo veo todos los elementos claros de por qué hay personas con mayor sensibilidad a determinados tipos de sensaciones de la naturaleza de las que son parte. Por ejemplo, desarrollar un rol femenino, aunque su sexo sea masculino o viceversa. Entonces, creo que eso tendría que ser parte de la libertad como seres humanos, siempre y cuando nos respetemos como individuos, como seres vivos; creo que es lo que debería primar, y no tener restricciones ni políticas, religiosas, ni sociales, simplemente aceptarnos como seres diversos en nuestra población humana”.

Para ver la sesión completa, ingrese al canal de Youtube de la UNAL Medellín

(FIN/FCV)

24 de mayo de 2021