Escudo de la República de Colombia
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Las primeras líneas se han conformado en las distintas ciudades de Colombia. Foto: tomada de bit.ly/3gfXoME

 

Los grupos han adquirido relevancia en las movilizaciones sociales de los últimos años, pero se han hecho más visibles durante el actual paro nacional, que comenzó el 28 de abril de 2021, inicialmente para rechazar la reforma tributaria. Los integrantes de las primeras líneas usan cascos deportivos o de construcción, gafas protectoras, máscaras antigases y escudos improvisados para protegerse. Analistas hablan del rol de esta forma de organización que ha adquirido el respaldo, incluso, de colectivos de madres y sacerdotes evangélicos.

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En Colombia la primera línea antecede a demandas de movimientos obreros. Según Gerardo Parra Picón, politólogo y estudiante de doctorado en Ciencias Humanas y Sociales de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, la primera línea es una forma organizativa espontánea de resistencia que recuerda formaciones iniciales de los ejércitos regulares occidentales que desplegaron procesos de colonización, como lo fue el ejército inglés o francés, que se formaban en tres líneas de tiro para sostener un fuego.

“En la Guerra de Independencia de los Estados Unidos los ingleses avanzaron en la colonización del territorio por su organización militar, donde mantener la primera línea era clave en el sentido de la prolongación de la batalla, como también de la victoria”, expone.

Un caso reciente que se debe tener presente, según él, es el chileno, pues este fenómeno se viene moviendo a través de “picos” de la movilización social y la acción colectiva en Latinoamérica. En Colombia, afirma, es válido mirar al pasado y no acuñar el concepto de primera línea solo al paro nacional actual, pues “debemos ubicar dentro de ella a movimientos obreros, al de los viviendistas, que fue del siglo pasado”. Como lo menciona, en general ha habido demandas que logran ejercicios de resistencia ante la fuerza pública, y este es un ejemplo.

La lógica del cuidado

Las primeras líneas se “amplían para cuidar a los suyos, a un gran sujeto colectivo que se defiende”, asegura el doctorando. Y expone que se ha conformado no solo para buscar que se hagan ajustes estructurales en Colombia, sino para hacer frente en un contexto complejo de “un país que ha sufrido el conflicto y violencia por parte de insurgencia, el paramilitarismo y el abuso de la fuerza pública que tiene antecedentes”. En ese sentido, plantea que otra manera de cuidado que ejercen es la de “que no nos pase nada, que no nos desaparezcan, que no perdamos un ojo o no maten a un ciudadano”.

Analizar el accionar de la figura de la primera línea, que tiene seguidores y detractores, es pensar en una triada: violencia, pacifismo y cuidado, según Parra Picón. Explica que la dualidad entre lo pacífico y lo violento, “nos pone en el ‘divide y vencerás’ que le resta potencia al movimiento”.

Para el abogado Miguel Del Río Malo, uno de los fundadores de la primera línea jurídica, “la gente quiere poner el debate en blanco y negro, entonces tienen la idea equivocada de que esto es una guerra Gobierno – vandalismo, y hay problemas mucho más complejos que esa simple división, como una ignorancia histórica de parte del Estado con relación a la solidaridad desde el poder, además de muchísimos más matices y dinámicas dentro de esa situación”, que atañen incluso a fenómenos sociológicos.

Colectivos que integran las primeras líneas

La figura de la primera línea en Colombia, según recoge El Espectador en un artículo de 2019, se conformó luego de que un capitán del Esmad disparara contra Dilan Cruz. A partir del hecho, en redes sociales se gestó la idea de crear una, “a partir de ese miedo, de esa zozobra, de pensar que no podíamos ir a marchar porque iba a estar el Esmad ahí esperándonos” y “también a partir de lo que ha pasado en Chile y Hong Kong”, le contó a este diario Nao, uno de los coordinadores del grupo.

Durante el actual paro nacional la primera línea se ha hecho más notoria. Una de las personas que la integran en el Portal Américas en Bogotá es David, tatuador de 23 años conocido como “Coda”, quien le contó a La Silla Vacía que su motivación para entrar al grupo fue que “había mucho por hacer y tenía ganas de proteger a otros”. Y aunque reconoció estar cansado, aseguró que “hay que seguir”.

Un fundamento del grupo es, precisamente, la resistencia, y así se lo dijo otro integrante de la primera línea de Bogotá a la cadena internacional Deutsche Welle: “Cada vez que alzamos la voz tratan de oprimir, entonces alguien tiene que estar al frente y tenemos que estar preparados, así sea para morir”.

Las primeras líneas están conformadas principalmente por jóvenes motivados ante inequidades estructurales en Colombia, pero se han configurado como diversas. A ellas se han unido, por ejemplo, sacerdotes evangélicos, personal de salud, educadores, madres de protestantes y de miembros del Esmad, y abogados.

Del Río Malo, cuenta que junto con su colega Augusto Ocampo tuvo la iniciativa de la primera línea jurídica motivados para fue defender a los jóvenes ante una situación de desborde de la fuerza pública, por lo que ofrecen asesoría legal a jóvenes capturados en el marco de las protestas y en relación a cómo enfrentar el proceso penal.

El derecho penal, explica, tiene una estructura liberal, lo que significa que “en principio se puede detener a cualquier persona, pero a su vez cumple una función social. Al hacerlo se convierte en freno contra el abuso del poder”, afirma. “Nos critican porque no defendemos a la Policía, pero el problema central es que no es lo mismo que la comunidad por una razón, además lógica: que la fuerza pública tiene el monopolio de las armas y los manifestantes están desarmados”, agrega.

La iniciativa de la primera línea jurídica, asegura, es importante porque empodera a los jóvenes protestantes que salen a exigir el cumplimiento de necesidades “históricas”, pero también hace pedagogía mediante acciones como difundir y dar a conocer la Constitución Política de Colombia entre los manifestantes. Actualmente en el grupo asesor legal hay unos 3500 abogados inscritos en todo el país, lo que es, según Del Río Malo, una muestra de que “los jóvenes marchantes no están solos”.

Hay, por otro lado, quienes no están de acuerdo o critican las primeras líneas. Recientemente la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, cuestionó al grupo luego de que en el Portal de Las Américas jóvenes atacaran a policías presentes en el sector. “La violencia no resolverá ninguno de los legítimos reclamos sociales ni salvaguardará los derechos humanos. ¿Para eso son los cascos y escudos con los que se equipan quienes los promueven y financian?”, tuiteó.

Senadoras como María Fernanda Cabal, del Centro Democrático, también han demostrado su desacuerdo con la figura. Ella habló con Caracol Radio, y desde ese medio aseguró que consideraba “inaudito” que el senador Gustavo Bolívar, del Partido Colombia Humana, promoviera noticias falsas “que desencadenaron la violencia en el país”. Además, haciendo referencia a él, manifestó que era muy “rico” darles órdenes a jóvenes y “dirigirlos al odio”, y también dijo: ¿por qué no mete al hijo de él, que (…) lo ponga en primera línea”.

Si bien están ambas posturas: las que defienden y rechazan las primeras líneas por considerar vándalos a quienes las integran, en general, y por lo menos los manifestantes, tienen al respecto una percepción de un “heroísmo que conquista”, según Parra Picón, porque encarnan “un amor al deber ser de la sociedad y del cuidado”.

(FIN/KGG)

15 de junio de 2021