El departamento ha sido uno de los principales productores en el país. Solo en 2019, según datos del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, fue el primero con una participación del 19% representada en 3 551 183 litros diarios. Dada la fortaleza del sector, dicen analistas, las dificultades no pueden seguir siendo atendidas desde la coyuntura y las medidas paliativas.
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"Somos más de 200 lecheros del Norte de Antioquia los que estamos perjudicados a causa del alto costo de los insumos, de la falta de control de precios e importaciones. Todo está costoso: el abono, el concentrado, los medicamentos veterinarios y otros productos que tienen precios ilógicos", le dijo recientemente a Caracol Radio la representante del gremio, Eugenia Pérez, directora de la Corporación de Ganaderos del Norte de Antioquia (Corpogansa).
De manera previa el secretario de Agricultura de Antioquia, Rodolfo Correa, llamó la atención sobre la situación en la que están los lecheros del departamento, quienes reportan aumento de más del 70% en los insumos. Fue por esta razón que mencionó que el sector “está al borde de la quiebra” y que se requiere de una estrategia integral articulada con la intervención del Gobierno nacional.
Son tres factores importantes los que inciden en las dificultades que atraviesan los lecheros. El primero y más intenso son los altos costos de producción. El segundo, el Tratado de Libre Comercio (TLC), y el tercero, la baja productividad del sistema, según Omar Camargo Rodríguez, profesor del Departamento de Producción Animal de la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNAL Medellín.
“La situación ha sido lamentable y tiende a empeorar”, dice. “Todo se da porque estamos manejando sistemas de producción inviables, en el sentido en que hay alta dependencia de insumos externos. En este momento hay doble efecto negativo: incremento de los precios de esos productos y del dólar”, explica.
En lechería, comenta, uno de los principales costos de producción está representado en alimentos concentrados para lo cual se requiere, principalmente maíz y soya. De acuerdo con el docente, el 85% del primer producto que se usa en Colombia es importado y del segundo, el 95%: “En este momento están a más del doble del precio del que estaban el año pasado, y representa más o menos el 50% de lo que cuesta producir un litro de leche. Es decir que el impacto es altísimo”.
Por otro lado, expone que el TLC, si bien se firmó en 2006 y entró en vigencia en 2012, fija cuotas de importación que crecen año tras año, mientras que los aranceles se reducen cada vez más. De esa manera, expresa, se les quita competitividad a los productores nacionales y las posibilidades de crecimiento.
Lo último que han reclamado los afectados es la aplicación de medidas de salvaguardia, teniendo en cuenta que los tratados de libre comercio, según el profesor Camargo Rodríguez, están sumando presión sobre este subsector, que se traduce en mayor deterioro con respecto a bienestar animal, medioambiente y de la situación económica de los productores, diferente a lo que ocurre con la industria, “que difícilmente pierde”.
Un ejemplo general al que alude para mostrar la dimensión de la situación es que hace más o menos 40 años la participación del productor en los precios al consumidor se acercaba al 40%. En este momento, cuenta, puede fluctuar entre el 15% y el 25%, lo que es una tendencia contraria a la registrada con la agroindustria.
Añade que el valor de la leche se ha venido incrementando, “pero está lejos de hacerlo al ritmo en que lo hacen los insumos, lo cual se traduce en un riesgo financiero muy alto asumido por los productores, en una pérdida de competitividad, un desmedro de sus condiciones económicas, de su calidad de vida y una reducción de las expectativas de permanencia en el sector”, manifiesta el profesor. En ese sentido, para él sería necesaria una normativa reguladora estructural, pues la existente únicamente funciona como paliativo, en la medida en que “los problemas de fondo siguen creciendo”.
Pequeños ganaderos versus la industria
En Colombia existen dos sistemas de producción de leche, que son la no especializada —que se da principalmente en el trópico medio/bajo — y la especializada —que se desarrolla en el trópico alto, en zonas frías como la sabana cundiboyacense o el norte antioqueño—. Normalmente esta última se realiza con vacas Holstein y pasto kikuyo suplementado con alimentos concentrados. Aunque así se produce aproximadamente el 50% de la leche que se comercializa en el país, según el docente de la UNAL Medellín, es un modelo que está llamado a desaparecer, dadas las circunstancias actuales de los altos costos de producción, competencia desigual, baja productividad y alto impacto ambiental.
Los problemas del sector comenzaron a preocupar, principalmente, hacia el 2010, según Jhon Edwin Hoyos Rojas, zootecnista del Centro de Desarrollo Agrobiotecnológico de Innovación e Integración Territorial (Cedait) de la Universidad de Antioquia, quien afirma que, al comparar los costos de producción de leche de Colombia con los de otros de países como Nueva Zelanda o Estados Unidos, se entiende que “nuestro modelo está rezagado”.
Y lamenta: “A pesar de tener excelentes parámetros productivos, el común denominador (en Colombia) son los pequeños campesinos, que casi que hacen una ganadería de sustento. La preocupación era, entonces, con quién se iba a competir, además, teniendo en cuenta la dependencia de insumos externos, sin tener capacidad de respuesta”.
Si bien se puede pensar en adoptar un modelo más basado en las pasturas, para Santiago Acosta Moreno, secretario de la Federación Colombiana de Ganaderos (Fedegan) para Antioquia, la tarea tampoco es sencilla, teniendo en cuenta que los modelos tradicionales de producción de pasturas requieren de insumos importados como fertilizantes y fungicidas, “por lo que se dependería del dólar, y volvemos a lo mismo”.
No obstante, sí cree en la incorporación de setos forrajeros, es decir, sistemas silvopastoriles lineales que se pueden usar, incluso, para dividir potreros, y combinándolos con “ofertas distintas disponibles y sembradas en las fincas para evitar la dependencia de los insumos. El modelo a seguir es ese. Pese a costos iniciales de implementación un poco elevados, en el futuro, si se mide, es más rentable y sostenible”.
El profesor Camargo Rodríguez también considera que las pasturas deben ser una alternativa profunda: “Debemos dar un cambio tremendo y es difícil”. Un riesgo que refiere es que el mapa lechero de Colombia cambie, y para evitarlo, la óptica debe ser implementar espacios que, además de albergar ganado, incluyan árboles para prestar servicios ecosistémicos, capturar carbono, proteger el ciclo del agua y la biodiversidad: “Debemos sacarnos de la cabeza que lo bonito es un kikuyal de color esmeralda sin un árbol. Eso es insostenible y antinatural”.
La opción es viable, de acuerdo con Hoyos Rojas, quien destaca que, de hecho, ya lo ha planteado la academia. La brecha ahora, considera, está en cómo hacer que el sistema llegue al productor, que sería el responsable de implementarlo, “pero el peso no debe recaer únicamente en ganaderos. Es necesario hacer un trabajo entre universidades, empresas y Estado”.
Cualificarse, mejorar condiciones y migrar a la asociatividad: otras opciones
Como se mencionó, la lechería en Colombia es, sobre todo, de pequeños productores. “Si no logramos la organización vamos a perder todos”, afirma Bernardo Rivera Sánchez, profesor y director de la Maestría en Sistemas de Producción Agropecuaria de la Universidad de Caldas, pero a la par, señala que es lo más difícil por el asunto de ganarse la confianza y lograr corresponsabilidad.
Para el docente es necesario, adicionalmente, otorgar créditos, pero regulados, pues “hay varios, subsidiados en la tasa que se van para la industria y tampoco es justo” También propone que esté ligado a libre inversión de tecnología. Asimismo, crear nuevas oportunidades para los productores, una de las que él expone es involucrarlos en el Programa de Alimentación Escolar del Ministerio de Educación, además de mejorar la comercialización.
Todas son iniciativas para resolver el problema de fondo, expresa desde la posición que tiene con respecto a la situación: “es un tema grave, pero esto es una coyuntura, lo que ha hecho que se escondan problemas estructurales”.
Por lo pronto, se espera la realización de una reunión planeada para el viernes 17 de septiembre, en la cual lecheros antioqueños le expondrán al ministro de Agricultura, Rodolfo Zea, sobre el tema y otros que también les preocupan como lo son la transformación del producto, el costo del transporte y las importaciones de lactosueros.
(FIN/KGG)
13 de septiembre de 2021