Escudo de la República de Colombia
A- A A+
La estrategia del violentómetro se estuvo trabajando desde abril de 2022. Foto: Reproducción.

Esta es una herramienta pedagógica y un ejercicio de corresponsabilidad en relación con la equidad de género y el Protocolo de prevención y atención de casos de violencias basadas en género y violencias sexuales, que delega competencias a las facultades para realizar actividades de prevención y erradicación de las violencias entre la comunidad universitaria de la UNAL Medellín.

El violentómetro incluye “ejemplos de lo que no puede pasar en un espacio académico y define los mínimos para una sana convivencia en estos”, de acuerdo con Johanna Vásquez Velásquez, decana de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (FCHE) de la UNAL Medellín, y en él “están representadas acciones que se han identificado en la Universidad en torno a las violencias basadas en género y sexuales”, según Karen Ortize, profesional en Equidad de Géneros de la Facultad de Minas de la Sede.

El recurso pedagógico está estructurado por niveles. El primero, de color amarillo, anuncia: ¡Cuidado!, la violencia no es normal. Aquí se indica alerta para conductas y prácticas no adecuadas como palabras obscenas, piropos, comentarios con contenido sexual sin consentimiento; miradas lascivas, gestos, silbidos, chiflidos o insinuaciones de connotación sexual; Mansplaining, que se refiere a explicar algo a alguien de una manera condescendiente o paternalista o invalidar aportes y acciones de una persona, y subestimación, intimidación o burlas sobre una opinión emitida en grupos de estudio o trabajo académico.

El naranja es el siguiente nivel y está acompañado de la frase: ¡Reacciona, denuncia y pide ayuda! En esta sección se incluyen acciones muy graves como las agresiones físicas, verbales o las bromas hirientes; invitaciones a espacios externos de la Universidad para tratar temas aparentemente académicos, pero con connotación o pretensión sexual. Chistes, refranes o apodos que denigran, cosifican o perpetúan los estereotipos de género, ya sean sexistas, misóginos, homofóbicos, transfóbicos, o bifóbicos; comentarios o preguntas invasivas sobre la sexualidad y la intimidad, y trato con indiferencia o desprecio en razón al género y orientación sexual.

El máximo riesgo se indica en el último nivel, el rojo, en el que se alerta: ¡Aléjate o sálvate, tu vida está en peligro! El acceso carnal no consentido y abuso sexual, tocamientos o manoseos de índole sexual sin penetración; la coacción e intimidación al intercambio sexual de forma implícita o explícita y el soborno, chantaje o manipulación para obtener un favor sexual, son algunas de las señales.

También lo son los acercamientos, tocamientos, roces, manoseos no consentidos, exhibicionismo y/o masturbación; el hecho de compartir información privada y de contacto sin consentimiento previo con el fin de acosar a alguien u obtener favores sexuales; la toma y/o exposición de fotografías o grabaciones con fines sexuales no consentidos en redes sociales, y la intimidación sexual.


Herramienta necesaria

Luego de revisar las evaluaciones docentes que realizan estudiantes, desarrollar reuniones colectivas como parte del Plan de Acción de la Facultad y mediante voz a voz, “se evidenció que no es fácil para estamentos y profesores identificar qué acciones o temas en una conversación pueden considerarse violencia de género en espacios académicos. Lo que teníamos era información de violentómetros que han circulado desde las alcaldías municipales asociados a las relaciones de pareja o a temas sexuales, pero no uno que identificara violencias en el ámbito académico, de ahí la necesidad de la adaptación que tenemos que hacer ante asuntos de riesgo”, dice la decana Vásquez Velásquez.

El violentómetro, añade: “es un llamado a estar alerta” y está enfocado en el cuidado, “para que entendamos que la violencia no es normal y cómo se manifiesta, a realizar las denuncias por canales institucionales e identificar peligros inminentes”. Es, además, útil para la Institución en el sentido de ser orientador para establecer estrategias para la erradicación de violencias basadas en género, mediante asesorías dobles para el acompañamiento en lo psico-jurídico y psico-social.

La estrategia se gestó en la FCHE, pero en la construcción contó con el apoyo de la Facultad de Minas. Bienestar Universitario e integrantes de las colectivas feministas de la FCHE aportaron con revisiones y la Secretaría de las Mujeres realizó el acompañamiento técnico y difusión del Violentómetro, teniendo en cuenta que esta herramienta no existía en las universidades, según Vásquez Velásquez.

Por ahora el Violentómetro está publicado en el sitio web de la FCHE y en el micrositio de Equidad de género de la Facultad de Minas. También han ubicado folletos en muros de los bloques 43 y 46 del Campus El Volador, así como la realización de charlas y presentaciones en los salones de clase. Como parte de las estrategias pedagógicas más amplias, Karen Ortiz comenta que se va a hacer el lanzamiento oficial mañana martes 27 de septiembre en el Campus El Volador.

Las violencias basadas en género, menciona, no son solo un problema que se vive en las universidades, sino que “ocurre en el espacio público, en el hogar o con las personas que más queremos y, por eso, debemos reconocer que esto existe y pasa frecuentemente”. La idea, añade, es que este elemento pedagógico sea tenido en cuenta incluso por personal administrativo, de seguridad y de servicios generales “para no ser testigos silentes”, en el sentido en el que “hemos identificado que hay lugares cercanos a los campus que pueden ser hostiles y debemos estar atentos”.

Se espera que el Violentómetro sea, como dice Ortiz, una puerta de entrada a otras herramientas que generen conciencia sobre las violencias basadas en género y que, como él, estén alineadas al Protocolo de prevención y atención de violencias basadas en género de la Resolución 1215 de 2017.


Otros esfuerzos

La FCHE también ha promovido acciones como la creación de un Sistema de Alertas Tempranas que comprende una encuesta, un sello de identificación de las tipologías de las violencias, una guía de actividades de prevención con definiciones y estrategias de intervención, y una campaña fotográfica con frases construidas por integrantes de la comunidad universitaria.

Adicionalmente, se han realizado talleres de sensibilización, jornadas pedagógicas, espacios de conversación como claustro de profesores y socialización de la propuesta para pasar del protocolo al acuerdo sobre casos de violencias basadas en género, liderado por el observatorio de asuntos de género de la UNAL.

Por su parte, la Facultad de Minas también ha realizado semilleros de formación, estrategias comunicativas de sensibilización con estudiantes, docentes y egresados, conversatorios y paneles temáticos, además de ofrecer una clase electiva en la que se aborda el tema de brechas de género, prevención de la discriminación y las violencias.

(FIN/KGG)

26 de septiembre de 2022