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Estar preparados para afrontar adecuadamente situaciones de emergencia es imprescindible, pero no basta con saberlo, a veces se hace necesario simularlas. De esa manera se puede hacer diagnóstico de cómo se atenderían y manejarían casos determinados, y así se hace en la UNAL Medellín.

La estrategia de los simulacros se implementa en la Universidad no solo como parte de las tácticas de cumplimiento de la norma del Plan de Gestión del Riesgo de Desastres de las entidades Públicas planteado en el Decreto 2157 del 2017, sino como pedagogía para que la comunidad académica se haga consciente de la importancia de prevenir el riesgo, de lo que se encarga la Sección de Seguridad y Salud en el Trabajo de la Sede.

Según Juan Fernando Montoya, APH y gestor de riesgo y emergencias de la Sede, la UNAL Medellín está expuesta a situaciones de orden público externas a los campus como lo son manifestaciones que en ocasiones son controladas con gases, por lo que en esos casos es fundamental que la comunidad académica conozca las rutas de evacuación más seguras.

En los campus de la Universidad existen, además, otros riesgos entre los que se incluyen estructuras antiguas que puedan colapsar, inundaciones que se pueden registrar en algunos sitios ante la temporada de lluvias o por manipulación de químicos utilizados en laboratorios, que pueden resultar perjudiciales para quienes se exponen a ellos si hay derrames o explosiones.

Según Deiby Johan Espitia Torres, ingeniero químico encargado del Programa para la Gestión de la Exposición Ocupacional a Riesgos Químicos (PGRD) de la Sección de Seguridad y Salud en Trabajo, de los gases más peligrosos de los que hay presencia en la Sede está el ácido sulfhídrico (H2S), utilizado en el Laboratorio de Fenómenos de Superficie de la Facultad de Minas, ubicado en el bloque M7 – 409.

El ácido sulfhídrico “es altamente tóxico y en caso de liberación afectaría la salud de la comunidad de todo el bloque y podría generar una explosión, puesto que se encuentra dentro de una central de gas”, expone.

En el campus El Volador el bloque 16 es donde están concentrados la mayor parte de químicos, por lo que a los laboratorios que hay allí se les hacen visitas con las que se identifican riesgos con relación a etiquetado, almacenamiento y manipulación. Lo posterior es socialización grupal y generación de informes y, en algunos casos, se ofrece orientación sobre temas específicos.

Para propender por una adecuada respuesta ante un posible evento de este tipo, el PGRD realiza con periodicidad actividades de alerta para la comunidad universitaria. La más reciente simuló una liberación de gases en el bloque 20.

Mientras se esté en un sitio donde ocurra una situación como esta, las recomendaciones que se deben tener en cuenta según Espitia Torres son: no acercarse para intervenir si no se conoce el producto, avisar a la Brigada o llamar al 911 para que la persona capacitada controle la emergencia. “Lo ideal es que la comunidad evite exponerse”, recalca.

En el control de situaciones de riesgo son de gran ayuda los facilitadores de evacuación con los que cuenta cada bloque. A cada uno se le hace una sensibilización previa en la que se le informa acerca de lo que se debe hacer antes, durante y después de una emergencia.

Este año se retomaron los simulacros con más frecuencia, pues dice el Ingeniero Químico que según los funcionarios de laboratorios hace unos cuatros años no se hacían. La planeación de las actividades de alerta se realiza durante todo el año y en esa labor prestan apoyo empresas dedicadas a la prevención y gestión del riesgo.

Para lo que resta de 2019 en la Sede se prevé el desarrollo de 61 simulacros, a la fecha se han realizado 11. En la cifra total se incluyen 13 de riesgo químico y se proyectan ocho de gran magnitud, es decir que se evacuarán totalmente los espacios. Serán tres en estaciones agrarias, uno en la estación forestal, uno en la Escuela UNAL y uno en cada campus: El Volador, del Río y Robledo.

Ante un real suceso de emergencia “no es sencillo que la gente mantenga la calma, pero lo primordial es no generar pánico para tener más visión de lo que está sucediendo”, afirma Montoya.

Sin embargo, en el momento en que se presenten eventos como estos, la medida más rápida que se debe tomar es llamar al 911 desde un teléfono fijo de la Universidad o al 0344309000 extensión 911 desde un celular.

La Brigada de Emergencias cuenta además con puntos de atención prehospitalaria. En el Campus Robledo está ubicado en el bloque M9 y en el Campus El Volador está contiguo al bloque 46, que también funciona para el Campus del Río, cuya extensión telefónica es la 46603.

15 de octubre de 2019