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Las acciones y procesos realizados por esta dependencia durante el 2020 lograron adaptarse a las necesidades de la comunidad universitaria, consolidando eficazmente los calendarios académicos y las estrategias pedagógicas para su desarrollo.

La Dirección Académica es la encargada de pensar, gestionar, implementar y revisar todos los procesos educativos de la Sede, velando por la solución de problemas que puedan interferir en la exitosa culminación de un pregrado o posgrado; y durante el 2020, no fue la excepción, pues la pandemia trajo consigo grandes retos.

La virtualización de cursos, la capacitación digital a docentes y estudiantes, los proyectos de inversión y los cientos de requerimientos particulares que llegaban a la oficina diariamente obligaron a la Dirección Académica a acelerar procesos que hoy en día siguen mejorando.

“Respecto a los calendarios académicos a pesar de las dificultades respondimos bien, logramos terminar los semestres que teníamos iniciados en los tiempos requeridos. En cuanto a las estrategias pedagógicas para la virtualidad, afortunadamente ya se había avanzado en la creación del Laboratorio de Innovación Académica que permitió rápidamente responder a los retos de docentes y estudiantes”, afirma Juan Carlos Ochoa Botero, director académico de la Sede.

Pese a los esfuerzos, Ochoa Botero también asegura que procesos como la internacionalización y la formación en segunda lengua que hacen parte de los proyectos de inversión de la Dirección, no se pudieron llevar a cabo, pues “por la pandemia tuvimos que cancelar una serie de pasantías internacionales, apoyadas con amplios recursos, que permitirían llevar alumnos a países de habla inglesa y francesa, producto de los planes de mejoramiento que nos arrojaba la acreditación institucional”.

Sin embargo, la Sede ha trabajado para sopesar esta situación con cursos propios que apoyen al aprendizaje de estas lenguas.

Uno de los procesos más importantes en los que la Dirección Académica participa, es el de renovación de la acreditación de alta calidad, reconocimiento que reciben las instituciones de educación superior por parte del Ministerio de Educación luego de verificar el cumplimiento de su proyecto institucional y la aplicación de mecanismos eficaces de autorregulación y de aseguramiento de la calidad.

Esta verificación se realiza por medio de la visita de pares académicos, que para el caso de la Sede fue durante la semana del 13 al 16 de octubre, días en los cuales se expusieron los avances de la Universidad en el modelo de autoevaluación institucional, en el que se ha trabajado desde el año 2016, y que contó con la participación de un equipo técnico y visitas a cada una de las sedes, con el fin de obtener información valiosa en el proceso de evaluación interna.

La acreditación es un proceso de reflexión colectiva, basado en la evaluación y el análisis de diferentes aspectos que permite identificar fortalezas y diagnosticar los aspectos que se deben mejorar. Actualmente la Universidad está esperando el informe de los pares, necesario para obtener la renovación.

Nuevos lineamientos en el Laboratorio de Innovación Académica

El proyecto de esta dependencia que más se fortaleció y se modificó fue el Laboratorio de Innovación Académica. Este lugar de experimentación fue pensado para que docentes y estudiantes pudieran trabajar con especialistas y llevar a cabo ideas innovadoras en cuanto a la pedagogía, financiados por recursos de la Dirección Nacional de Innovación Académica y la Dirección Académica.

Este proyecto que tenía unas dinámicas más lentas tuvo que agilizar en la transformación de micro currículos de las asignaturas, entendiendo que el aula ya no era física sino virtual, “tuvimos que implementar muy rápidamente capacitaciones en manejo de plataformas virtuales, dando como resultado cursos que tienen que ver con formación a distancia generando un impacto bastante grande”, comenta Ochoa Botero.

Por su parte, docentes que no tenían grandes capacidades en herramientas tecnológicas tuvieron que enfrentarse a dichas plataformas, subiendo y adaptando los contenidos de sus cursos, con apoyo y enlaces nacionales e internacionales de formación en estrategias pedagógicas virtuales.

No obstante los proyectos propios del Laboratorio como el programa de internacionalización de currículo y la producción de nuevos cursos se vio truncada por las necesidades del momento, sin embargo, no se han dejado atrás, van a un ritmo más lento.

¿Una Universidad virtual?

Las implicaciones que tuvo el 2020 en la forma de concebir la educación hizo que la Universidad descubriera que había una forma distinta de hacer docencia y así poder aplicar nuevas modalidades pedagógicas y didácticas en la formación de estudiantes.

Y aunque la Universidad no cuenta con cursos ni carreras totalmente virtuales, estas nuevas herramientas de apoyo a la docencia se quedarán para seguirse usando. “Habrá una disminución de la presencialidad a partir de esta crisis que vivimos, sin embargo, en la política de formación de la Universidad no están contempladas esta modalidad, pues la educación cara a cara también es clave para la formación de nuestros alumnos”, expresa Juan Carlos Ochoa Botero.

Sin embargo, la Universidad tiene aprobada una especialización totalmente virtual, por lo que en los programas de posgrado si podría existir dicha modalidad, pero para pensar en ese futuro escenario “hay que evaluar los resultados de este primer posgrado y el impacto en el conocimiento de las actividades prácticas virtualizadas, sobre todo los laboratorios, para conocer si el aprendizaje ha sido satisfactorio o que cambios se podrían realizar para mejorarlo”, explica el profesor Ochoa Botero.

Conectividad y flexibilidad académica

Una de las grandes preocupaciones por la realización de los semestres virtuales era la capacidad de conectividad de los estudiantes, por lo que, desde el semestre pasado, se dispusieron estrategias para ayudar a esta problemática como la entrega de tablets y paquetes de conexión por parte de la División de Bibliotecas y Bienestar Universitario, además de las ayudas de alcaldías y gobernaciones en cuanto a este tema.

“Ahora los problemas de la virtualidad tienen que ver más con las condiciones en que los alumnos reciben sus clases, pues hay situaciones familiares bastante complejas que intervienen todo el tiempo en el desarrollo de las actividades”, señala el Director Académico.

En cuanto a temas de flexibilidad académica, la Universidad seguirá trabajando por mantener los estándares de calidad educativa, sin embargo, durante los semestres 2019-2 y 2020-2, desde la Rectoría y el Consejo Superior Universitario se dieron unas condiciones especiales para que los estudiantes no pierdan asignaturas, pues no serán contadas en su promedio o histórica académica. Además tendrán la posibilidad de cancelar cursos hasta el último día de clase sin perder créditos.

La Dirección Académica con miras al 2021

En cuanto al desarrollo de las actividades, la forma en la que será el primer semestre del 2021 todavía no está totalmente definida, sin embargo todo parece indicar por las condiciones actuales, que se va continuar de la misma manera que el 2020-2S: las asignaturas serán en su mayoría virtuales y las actividades prácticas se tendrán que autorizar por el Consejo de Sede.

“No tenemos condiciones actuales para retornar, el modelo será una semipresencialdad limitada, muy acotada a actividades que sean indispensables en los objetivos de aprendizaje de una asignatura. Vamos a hacer la programación académica teniendo en cuenta esta situación”, explica Juan Carlos Ochoa.

En otros aspectos, la Dirección Académica continuará con los programas de inversión que se establecieron en el Plan Global de Desarrollo 2019-2021, como lo son la creación y modificación de asignaturas, procesos de autoevaluación y la completa virtualización de laboratorios para su uso en clases virtuales.

En cuanto a movilidad e internacionalización, se proyecta que puedan arrancar en el segundo semestre del 2021, dependiendo de las condiciones en las que la pandemia se desarrolle en los próximos meses.

También se hará uso del periodo intersemestral del 2021 para desatracar muchas de las asignaturas que no se han llevado a cabo en los últimos periodos.

Finalmente, los procesos de admisión siguiendo las directrices nacionales, se realizarán con base en los resultados de las pruebas ICFES, por lo que la Universidad diseñó un algoritmo que permite equiparar las competencias de este examen con lo que se evalúa en la prueba de admisión regular. Las inscripciones se harán por medio de la página oficial de la Institución hasta el 11 de noviembre y los resultados estarán disponibles a partir del 15 de enero.

(FIN/DQH)

3 de noviembre de 2020