La Dependencia ha agrupado distintos objetivos y actividades en grandes iniciativas con las que se ha buscado fortalecer a la UNAL Medellín, propósito plasmado en el Plan de Acción 2019-2021. Propiciar un cambio organizacional y un campus sostenible son algunas de las tareas más importantes en las que se ha trabajado. El reto ahora es construir diálogo entre diferentes oficinas de la Sede y las Facultades para sacar adelante el nuevo Plan Global de Desarrollo (PGD) para la vigencia 2022 -2024 y su respectivo Plan de Acción.
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La Oficina de Planeación y Desarrollo Institucional ha propuesto la revisión de la Estructura organizacional de la Sede “para mejorar su capacidad de respuesta a los cambios sociales, tecnológicos y culturales, tanto en el escenario global como al país al cual se debe el trabajo de la UNAL en todos los campus”, según el director de la Dependencia, Juan Manuel Vélez Restrepo.
Con esa perspectiva, dice Carlos Alberto González Manosalva, miembro del equipo de la Oficina de Planeación y Desarrollo Institucional, la Sede generó un piloto de transformación institucional basado en tres elementos: “consolidar la gestión por procesos, promover un modelo de organización más plano y una capacidad de interacción rápida y efectiva entre dependencias”.
Como ejemplo se puede citar, según el funcionario, la reorganización que se ha dado a los procesos en los que intervienen los equipos de planeación y contratación, actualmente realizados a través de la Unidad de Servicios Compartidos de la Dirección Financiera y Administrativa de la Sede. La mejora en la eficiencia se considera un logro importante de gestión.
El piloto de reorganización fue asignado a la UNAL Medellín gracias a que su tamaño “es suficientemente grande para abordar los cambios organizacionales representativos, que no serían fáciles de realizar en Bogotá debido al tamaño y complejidad de esa Sede”. Agrega: “Estamos en un tamaño óptimo para pilotear iniciativas", las cuales, agrega, van más allá de los proyectos de inversión.
La Oficina de Planeación y Desarrollo Institucional también se ha enfocado en la reorganización del uso del espacio físico, su eficiencia e impacto ambiental en el campus. En ese sentido, se ha priorizado la destinación de los predios según su vocación. Por ejemplo, los bloques 16, 19 y 19A ahora se utilizan para el funcionamiento exclusivo de laboratorios, para lo que fueron diseñados y construidos.
Sinergia, patrimonio y sostenibilidad
Del Plan de Plan de Acción de Sede 2019-2021 se desprenden otras apuestas importantes como la gestión interinstitucional por la que ha propendido la UNAL Medellín en el relacionamiento con la Alcaldía de Medellín, la Gobernación de Antioquia, el Grupo G8 (Universidades) y el Instituto para el Desarrollo de Antioquia (IDEA) a fin de impulsar a la Sede como una universidad de carácter regional y analizar aspectos relacionados con el transporte o la seguridad en los alrededores de los campus, según Vélez Restrepo.
De la gestión resultó, por ejemplo, la posibilidad de financiar gran parte del traslado de la granja porcícola de la Estación Agraria San Pablo (en Rionegro) a Paysandú (en Santa Elena), con tres mil millones de pesos provenientes del Sistema General de Regalías que le otorgó a la UNAL Medellín el Órgano Colegiado de Administración y Decisión de Antioquia (OCAD). Pese a algunos inconvenientes con el proyecto, ha significado “un éxito sacarlo adelante”, añade. La mudanza surge de la necesidad de cumplir requisitos fitosanitarios y mejorar procesos de docencia e investigación.
Un logro adicional de la gestión de la Oficina de Planeación y Desarrollo Institucional es el Plan Especial de Manejo Patrimonial (PEMP), necesario para salvaguardar edificios de la Sede que tienen esas características como lo son el bloque 41 del Campus El Volador, y el M3 y M5 de Robledo. Vélez Restrepo explica que “cada que se haga una intervención se debe pedir un permiso particular, pero con el PEMP podemos hacer un mapa acordado con el Ministerio de Cultura y establecer acuerdos de intervención, lo que facilita mucho la gestión de la infraestructura”.
Asociado a las edificaciones urbanas y estaciones agrarias de la UNAL Medellín hay otro lineamiento importante que es el Plan Campus, el cual es guía para la evolución de infraestructura física en los 20 años siguientes y está alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible impulsados por Naciones Unidas.
Entre los objetivos generales del Plan Campus están: minimizar el impacto de actividades en el cambio climático y la promoción del uso de transporte y de la cultura sostenible. Entre las acciones ejecutadas Vélez Restrepo destaca el manejo de los residuos, eficiencia en el consumo de agua y energía, por lo que se han instalado, por ejemplo, paneles solares en cubiertas de varios edificios en los campus de Robledo y El Volador. Actualmente, cuenta, se realiza un proyecto piloto de recolección de agua lluvia, para su utilización en baterías sanitarias.
Las acciones encajan en el plan rectoral de Dolly Montoya Castaño, en el cual plantea iniciativas para que la UNAL sea una universidad sostenible, según Vélez Restrepo, quien afirma que “estos pasos que estamos dando son un avance”.
La filosofía, añade, ha sido centrarse en proyectos macro que logren articular diversas actividades, teniendo en cuenta que “la Universidad tiene una historia y un futuro, y vamos a ir desarrollando campus de manera concertada”.
Retos y propósitos futuros
Uno de los desafíos, de acuerdo con Vélez Restrepo, es completar el trabajo que se ha realizado con 170 municipios que hacen parte del Programa de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET), en el cual la UNAL Medellín ha participado de manera propositiva en Bajo Cauca, Nordeste antioqueño y Urabá antioqueño, Chocó y sur de Córdoba. La labor es ardua, según el directivo, pero de ella ha quedado el aprendizaje del “gana-gana”. Esta sigue siendo una tarea pendiente de consolidar.
Otro reto inmediato es la elaboración del Plan de Acción para el periodo 2022 – 2024. Se parte de un documento que contendrá las ideas rectoras para el PGD, derivadas de la propuesta de gobierno hecha por la Doctora Dolly Montoya. No obstante, en la UNAL Medellín se adelanta un trabajo con las dependencias para que estas reporten sus proyecciones.
Según el Estatuto General de la UNAL (Acuerdo 011 del Consejo Superior Universitario) el rector elegido tiene seis meses para convocar a la elaboración del Plan Global de Desarrollo. En ese sentido, de acuerdo con González Manosalva, lo ideal es que sea aprobado al cierre del 2021 para comenzar a idear el siguiente Plan de Acción en 2022. Con esa iniciativa, dice, se busca avanzar en un paso que no es decisorio, dado que la Sede no puede actuar de manera desarticulada.
¿Por qué son importantes los planes de acción?
Son guías que corresponden a las sedes, mientras que el plan de desarrollo es de la Universidad en su conjunto. Ambos lineamientos son trazados para cada periodo rectoral y se derivan del documento maestro que reúne el programa propuesto por quien, en su momento, dirige la Institución.
La construcción de los planes de acción se da a partir de una serie de reuniones con cada una de las dependencias, son avalados por cada Consejos Superiores de Sede y en ellos se incluyen las líneas estratégicas de cada eje misional. Sin embargo, hay algunas que son transversales a la docencia, la investigación y la extensión, como lo es la sostenibilidad de los campus o los procesos relacionados con planeación territorial y desarrollo de infraestructura por estar al servicio de la comunidad universitaria.
(FIN/KGG)
21 de junio de 2021