Usos de la medicina tradicional; el significado de los peinados afro; los cantos fúnebres y la relación de las comunidades con la madera, fueron los temas investigados y documentados por estudiantes de un colegio de la Comuna 2 de Quibdó, como una estrategia para conservar los saberes ancestrales del pacífico colombiano a través del lenguaje audiovisual. El repositorio cultural, acompañado de un ambiente virtual de aprendizaje, se realizó en el marco del Doctorado en Ingeniería - Sistemas e Informática de la UNAL Medellín, para la gestión social del hábitat y la participación ciudadana a través del uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC), teniendo en cuenta Territorios, Identidades y Culturas (TICS).

En imágenes, sonidos y videos, estudiantes de la Institución Educativa Santo Domingo de Guzmán de Quibdó preservan algunas de las tradiciones más representativas de la cultura chocoana, para luego transmitir este legado de saberes autóctonos a las comunidades más vulnerables.
Con el conocimiento adquirido de familiares, adultos mayores y otros miembros de la población, y acompañados de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, jóvenes y docentes crearon un Ambiente Virtual de Aprendizaje (AVA) que permite el fácil acceso a la información sobre esta herencia ancestral y que es útil para el desarrollo de la vida cotidiana en temas de salud, bienestar, estética, folclore, la relación con la naturaleza y hasta la economía.
La investigación Modelo de ambiente virtual de enseñanza - aprendizaje mediado por la Televisión Digital Interactiva orientado a la extensión social universitaria busca que el territorio sea un escenario de aprendizaje el cual usa las tecnologías para abordar contenidos relacionados con el territorio, como la preservación de los recursos naturales, y las problemáticas del mismo, explica su autor Juan Carlos Ceballo Guerra, doctor en Ingeniería - Sistemas e Informática de la UNAL Medellín.
“En este territorio hay un buen número de población desplazada por el conflicto armado como es el caso de la periferia de Quibdó. Es una zona donde no hay servicios básicos, las personas van construyendo poco a poco los caminos, las vías de acceso y las circunstancias obligan a que asuman de manera organizada la construcción de condiciones mínimas de habitabilidad. Pero, también, hay unas instancias de participación ciudadana en las que se toman decisiones de mayor alcance que competen a los gobiernos locales como el ordenamiento del territorio en términos ambientales, urbanísticos, etc. Vimos la necesidad de mejorar los niveles de participación, que la población tenga elementos de juicio y argumentos para que esa participación sea efectiva y sólida, gracias al conocimiento de su territorio y de sus necesidades”.
La Institución Educativa Santo Domingo de Guzmán se encuentra ubicada en la Comuna 2 de Quibdó, una zona de asentamientos informales, en su mayoría de población desplazada, que no conoce el territorio de llegada, pero que trae consigo unas tradiciones y unos saberes importantes de los lugares de origen, de hábitats sobre todo selváticos y acuáticos (del río), conocimientos relacionados con la alimentación, la medicina tradicional, el bienestar, la música, el uso y aprovechamiento de recursos naturales, entre otros.
Se evidenció que era necesario que estas comunidades vulnerables conocieran el territorio al que llegaban como población desplazada. Por esta razón, la intención de Juan Carlos Ceballos y el Grupo de Investigación Inteligencia Artificial en Educación al cual pertenece era, más allá de proponer u ofrecer una herramienta tecnológica, crear un ambiente de aprendizaje virtual útil para hacer pedagogía en las comunidades vulnerables en donde estas pudieran decidir sobre el uso más efectivo de este ambiente para la participación ciudadana.
“El trabajo se concibió como una estrategia de investigación-acción-creación en la cual participaron diferentes usuarios de la Extensión Social Universitaria (ESU), como estudiantes y docentes universitarios, pobladores, actores institucionales, organizaciones comunitarias, entre otros. Este ambiente virtual de aprendizaje tiene un componente cognitivo donde los contenidos de formación son sobre el propio territorio, además de un componente técnico que son las plataformas y el desarrollo informático que ofrece interacción entre emisores y receptores y distintas posibilidades de participación activa similar”, recalca Juan Carlos Ceballos, profesor de la Escuela del Hábitat de la Sede.
El docente agrega que, también, hay un componente educativo que llevó a pensar en las formas y las actividades pedagógicas para establecer un proceso de formación, donde no solamente se transmitiera la información, sino que permitiera una enseñanza secuencial con una serie de actividades enmarcadas en la comunicación, para garantizar una interacción permanente en el ambiente de aprendizaje a través de recursos de retroalimentación.
En la primera etapa de la investigación participaron cerca de 600 estudiantes de las dos jornadas del colegio Santo Domingo de Guzmán y 20 profesores de las áreas de Artística, Ciencias Sociales, Ciencias Naturales, entre otras, además del Rector y el Coordinador.
“Con todo este grupo hicimos, durante tres años, diferentes aplicaciones de instrumentos de recolección de información como, por ejemplo, dibujos y mapas, para conocer cuáles eran los rasgos que más valoraban las comunidades de su hábitat de origen y del hábitat urbano. Con ellos se hizo la aplicación de diferentes instrumentos en el barrio Caraño El Piñal de Quibdó”, explica el comunicador social.
Después de la primera fase y en acuerdo con directivos y docentes de la Institución Educativa se seleccionaron los grupos de noveno (40 estudiantes en total) con quienes se eligieron los temas prioritarios para abordar de acuerdo con el contexto socioambiental y territorial de Quibdó y se realizó el proceso gradual de la recolección de información y documentación de los temas elegidos.
“En este asentamiento informal, que se va construyendo poco a poco por la población con materiales muy precarios y sólidos, dejan espacio, además, para el solar, casi que todas las familias en su tradición rural traen esa costumbre de que para ellos es muy importante tener este espacio donde puedan plantar plátano, banano, hierbas aromáticas, plantas medicinales, animales, etc. Todo eso hace parte de una tradición que se quiere rescatar a través de este proceso de investigación y de creación”, manifiesta Ceballos Guerra.
Los temas elegidos para alimentar el ambiente de aprendizaje fueron: usos y aplicaciones de la botánica en la medicina tradicional debido a la baja cobertura en salud en esta zona; los peinados en la cultura afro, su historia y significado; el folklore a través de los alabaos, los gualíes y los cantos a los difuntos; además de la relación de las comunidades con la madera y su presencia en el río, en las barcas, en la música y otros contextos.
En los ejercicios de investigación, los estudiantes del colegio se capacitaron en la toma de fotografías, edición de video, entre otros, y exploraron, reconocieron, caminaron y documentaron su territorio, a través de encuentros con los fundadores del barrio y entrevistas a sus abuelos y adultos mayores para conocer sobre su llegada a ese lugar, además de sus tradiciones y costumbres como una forma de mantener su legado. De esta documentación se obtuvieron fotografías, audios, vídeos e imágenes como mapas.
“Estos recursos recolectados se usaron para la producción de los contenidos y de los objetos virtuales de aprendizaje, un concepto usado en la informática y la educación. También cuentan con un repositorio de imágenes y un canal de YouTube. A este material se puede acceder a través de celular, tableta o computador. Hay una integración entre estos diferentes recursos narrativos, como la imagen, el vídeo y el audio, sumado a las posibilidades tecnológicas que permiten a las personas tomar fotos con su celular, grabar, hacer reportería y documentar su propio territorio”, señala el doctor de la UNAL Medellín.
Por su parte, Manuel Steel, profesor de Ciencias Sociales del colegio, destacó la importancia de esta iniciativa para la comunidad. “El proyecto fue una gran experiencia, para nosotros el territorio lo es todo, lo integra todo, porque las comunidades afro conseguimos todo de allí: la medicina, las vías de comunicación a través de los ríos, los cultivos, toda la parte cultural se desarrolla en el territorio”.
Esta iniciativa se replicó en el 2024 en el colegio Don Bosco del barrio Castilla de Medellín, en asocio con la Caja de Compensación Familiar Comfenalco y actualmente se desarrolla en el corregimiento de San Cristóbal, en la institución educativa de la vereda El llano, donde la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín realiza, entre otros, procesos de acompañamiento a las comunidades y donde se identificó la necesidad de trabajar con los jóvenes en herramientas para poder mejorar la participación ciudadana.
También, como resultado de este estudio y en asocio con otros dos profesores de la Universidad, surgió un curso de pregrado llamado Tecnologías de Información y Comunicación en la educación con comunidades vulnerables.
“Ya este es el cuarto semestre que se ofrece el curso para estudiantes de todas las carreras de la sede de Medellín y ha tenido un buen recibimiento. En este momento tenemos dos grupos de 31 estudiantes, donde cada uno ha tenido un buen recibimiento debido a que el territorio hay que conocerlo y ver también cuáles son los riesgos, las amenazas y lo que se está ocurriendo. Siempre partimos del hecho de que los territorios están en una constante dinámica, cambios y transformaciones que hay que identificar para poder participar activamente en las decisiones que se toman con respecto a la población”, concretó Juan Carlos Ceballos.
Para el docente, además, estas iniciativas amplían las posibilidades de participación de las comunidades vulnerables en el ordenamiento territorial, en los planes ambientales y otras iniciativas que van volcadas hacia el territorio, como un elemento estructural que garantiza el cumplimiento de los derechos sociales colectivos de las personas.
(FIN/JRDP)
25 de marzo de 2025