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La congelación de los diálogos entre el Ejército de Liberación Nacional (ELN) y el Gobierno nacional representa un bache en la búsqueda de la paz y cuestiona el compromiso su norte del aún grupo armado. Sin embargo, la semana anterior la Misión de Verificación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) manifestó que “nunca se había llegado a tantos avances en una negociación” con esa guerrilla. ¿Cuáles son las debilidades y los desafíos por asumir? académicos explican.

 

El ELN debe comprometerse y el Gobierno debe ser más claro, según analistas. Foto tomada de goo.su/oNsVrSU

 

"La gente a veces quiere un diálogo exprés y eso es muy difícil", dice Max Yuri Gil Ramírez, profesor honorario de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, con respecto al progreso del diálogo. Enfatiza que un proceso de negociación está lleno de dificultades y malentendidos.

La búsqueda de la paz con el ELN no es un asunto nuevo, como llama la atención el académico quien refiere que con el grupo insurgente se ha intentado, sin éxito, sacar adelante procesos de diálogo y negociación desde la década del 90. Es solo hasta ahora cuando se ha dado, como él denomina, un avance significativo en el marco del Gobierno de inclinaciones de centro-izquierda.

El tiempo de cada proceso varía. Colombia ha pasado por unos cortos y otros largos. Ejemplo de los primeros fueron el de desarme, desmovilización y reinserción, en la década de los 90, cuando se negoció la paz con el Movimiento 19 de abril (M-19), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y con el Ejército Popular de Liberación (EPL). Con todos ellos se pactó la paz en pocos meses, según Germán Valencia Agudelo, profesor del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad de Antioquia.

Una gran ventaja para el proceso actual con el ELN es el apoyo y el acompañamiento de Brasil, Chile, México, Noruega y Venezuela como países garantes y de otras naciones con experiencia en el respaldo a procesos de paz en Latinoamérica, como lo son Alemania, España, Suecia y Suiza. “Eso puede ayudar a que éste se vuelva más fuerte”, destaca Óscar David Andrade Becerra, profesor del pregrado en Ciencia Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Manizales.

Otro aliado que habría que vincular más es a la Iglesia Católica, porque ha cumplido un rol importante en los procesos de paz, retoma Valencia Agudelo, quien habla de la esperanza en que también haga parte del proceso paz.

Sobre las dificultades

Para Gil Ramírez no es lo mismo un gobierno que un Estado y esto se refleja en las dificultades del presidente Petro en unificar a diferentes sectores de la institucionalidad y del país alrededor de la propuesta. Adicionalmente, como dificultad está la forma de organización del ELN, con alto nivel de federalismo y autonomía de sus frentes.

Expone que se notó, por ejemplo, cuando el ELN firmó una prórroga de cese al fuego con el Gobierno nacional y, luego, el Frente de Guerra Occidental decretó paro armado, supuestamente, para llamar la atención de las autoridades sobre la presencia paramilitar en el Pacífico.

Antes, también hubo consecuencias de ese federalismo del ELN, expone Andrade Becerra, quien recuerda que durante el Gobierno de Iván Duque Márquez, los frentes más “fuertes” dijeron que no querían negociar. En su opinión, con acciones como el secuestro del padre del futbolista Luis Díaz por parte de sus subestructuras, el congelamiento del diálogo, marcar posiciones fuertes y tener la capacidad de exigir, el ELN, “como se dice coloquialmente, le está midiendo el aceite al Gobierno”. No obstante, dice que no han sido sistemáticas.

Otra preocupación, retoma el docente Gil Ramírez, es que “hay una persecución, en parte, por las dificultades de una negociación en varios carriles de acercamiento con grupos criminales, que suma a que haya intención de sectores de las élites, partidos políticos y medios de comunicación de hacer ver al Gobierno de Petro como uno fracasado e incapaz. Es cierto que hay limitantes, pero también se le ha puesto lente de aumento más allá de lo que pasa”.

Otro asunto son las dificultades con la agenda, pues en el proceso de paz con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC-EP)esta estaba clara, mientras que en el caso del ELN, no. Según Valencia Agudelo, para quien, si bien los diálogos llevan poco más de un año y medio, los avances son escasos debido a que “lo metodológico, lo operativo y lo procedimental no es muy claro, ha venido construyéndose en la medida que se dialoga y avanza en el proceso”. En ese sentido, la Mesa de Negociación debe acoger agendas independientes a la de los territorios.

Garantías de continuidad y compromiso

Manuel Alberto Alonso Espinal, doctor en Historia, profesor del Instituto de Estudios Políticos e integrante del comité académico de la Unidad Somos Memoria de la Universidad de Antioquia, confía en la existencia de garantías y que el Gobierno actual “puede ser el ideal para avanzar efectivamente en un diálogo que ha sido profundamente esquivo con el ELN”.

No obstante, considera que el ELN está atrapado en lo que se le denomina como “dependencia de la senda”. Tiene una historia, narrativas y representación de la sociedad, del Estado y de sí mismo que termina bloqueando casi siempre los intentos de negociación de esa guerrilla. En el contexto del conflicto actual, con todo lo que significa la justicia transicional y la irrupción de este órgano supremo que es la JEP, “aparecen trabas que ponen a pensar al grupo armado en la posibilidad de dar por finalizada la guerra”.

Hay un riesgo al que hace alusión Gil Ramírez: “No se sabe si el congelamiento que se dio recientemente de los diálogos pueda afectar el desarrollo del cronograma y de las agendas y, en el caso de hacerse acuerdos, el Gobierno de Gustavo Petro estaría en la recta final y se tendría que dar aprobación muy rápida porque puede suceder que el próximo presidente los rompa y no valiera nada lo que se ha hecho”.

¿Qué debe seguir? Desafíos por afrontar en la negociación

Para Alonso Espinal, aun con las discusiones sobre la naturaleza política de un conflicto, hay que buscar caminos para negociar con organizaciones criminales, “advirtiendo, en todo caso, que el tema de las economías ilegales y la criminalidad desborda el marco de lo que nosotros podemos hacer y eso se inserta en una lógica internacional que tendrá que enfrentarse con la asistencia y la cooperación de múltiples países”.

Avanzar rápido en los temas de la agenda es uno de los asuntos fundamentales, sobre todo en dos que considera primordiales el docente Gil Ramírez y que ni siquiera han empezado: el del fin del conflicto y el de las víctimas, acerca de los cuales “tampoco es fácil llegar a acuerdos”.

De acuerdo con Andrade Becerra, el secreto para que el proceso avance es tomar decisiones y leer mejor las coyunturas políticas, además de demostrar interés y compromiso con el cese al fuego aun cuando hay “guerras territoriales”, incluso con antiguas disidencias del Ejército Popular de Liberación (EPL) o, como recientemente lo advirtió la Corporación de Derechos Humanos Jesús María Valle, nuevos combates entre el Clan del Golfo y el ELN en la vereda El Tamar, de Segovia (Antioquia).

Adicionalmente, el docente considera como reto la consecución de recursos y establecer estrategias que procuren por el respeto del cese al fuego, la información clara y, más allá de los compromisos del ELN y del Gobierno, el apoyo que se le debe proveer al proceso, “porque está bastante marginado”.

Para Valencia Agudelo, hasta ahora el acuerdo es conformar un Comité Nacional de Participación al cual se le ha entregado la labor de diseñar las formas de participación de la sociedad y los mecanismos para escucharla en los diagnósticos de problemas y propuestas de transformaciones.Sin embargo, falta abordar temas como los de víctimas, conflicto e implementación. “Incluso, existen dudas de si los avances que se logren con la participación de la sociedad sean aceptados o no por la Mesa en mayo de 2025"

También es importante para él que el Gobierno y el ELN tener confianza. “A veces pensamos que por ser uno de izquierda, progresista y que le abrió la puerta a la paz, está dispuesto a la negociación incondicional, cuando se le está apuntando a la idea de paz total con componentes que incluyen los diálogos regionales para la búsqueda de la tranquilidad de los territorios y el mejoramiento de sus condiciones”, añade Valencia Agudelo, aludiendo al motivo de congelación reciente de las conversaciones.

Reflexiones más profundas

Vera Grabe, jefa negociadora del Gobierno, mencionó recientemente que, cuando el ELN defina cómo se ve en el futuro, todo se resolverá de otra manera”. Lo que considera el docente Andrade Becerra es que el grupo ilegal, por sus características, busca la participación política, pero territorializada y regionalizada, apuntándole al poder local con formas de representación que no necesariamente pasen por el estatal, pues su base de conexión ha sido más social, por ejemplo, con movimientos obreros y campesinos.

Hay que hacer reflexiones más a fondo, considera el académico Alonso Espinal, como la experiencia del proceso realizado con las FARC-EP, el asesinato de líderes sociales y desmovilizados y las nuevas condiciones que atenúan la interpretación que el ELN hace de esos asuntos.

Por ejemplo, para Gil Ramírez, sería muy interesante socializar con la sociedad civil sobre cómo sería el posconflicto con el ELN, porque “todavía estamos en ciernes”.

(FIN/KGG)

11 de marzo de 2024