Ante la proliferación del caracol africano en distintos espacios de la Institución Educativa Javiera Londoño barrio Sevilla, de Medellín; directivas y estudiantes de la mano de la profesora Claudia Milena Guzmán Durango, candidata a magister en Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la UNAL Sede Medellín, encontraron en la investigación y el servicio social escolar obligatorio, una alternativa para la alfabetización a la comunidad educativa sobre el manejo y control de este molusco foráneo. Lo anterior, a través del establecimiento una ruta de acción para la gestión ambiental, que incluye la interacción controlada en el laboratorio con el caracol, la formulación de un protocolo institucional y la elaboración de materiales didácticos para orientar a las personas sobre el manejo de especies invasoras y el cuidado del medio ambiente.
Considerado una de las 100 especies invasoras más dañinas del mundo por el Programa Mundial de Especies, GIPS, el caracol africano (Achatina fulica) afecta la biodiversidad, la salud pública y la productividad agrícola de los países donde llega. De acuerdo con la investigación realizada por la bióloga, la presencia del molusco es considerada un problema ambiental de alto impacto en el Valle de Aburrá, pues esta especie puede poner entre 900 y 1.200 huevos al año, se alimenta de una gran variedad de plantas, residuos vegetales, animales muertos, materiales en desuso, y hasta basura, materia fecal y escombros; además tienen la capacidad de sobrevivir a temperaturas secas y calurosas. Habita principalmente en jardines, matorrales, solares, huertas y parques.
“Con el regreso paulatino a través del proceso de alternancia después del covid-19, nos dimos cuenta que los alrededores, jardines y antejardines de nuestra Institución Educativa estaban llenos de caracol africano. Los estudiantes de los grados 10 y 11, manifestaron su preocupación a las directivas del colegio, especialmente por los niños pequeños (algunos de ellos sus hermanos), quienes podrían coger los caracoles y jugar con ellos poniendo en riesgo su salud. La rectora sabía de mi experiencia y vimos esto como una oportunidad para unir el conocimiento con un problema real, aprovechando, además que los estudiantes tienen como requisito para optar su grado de bachiller realizar el Servicio Social Escolar Obligatorio”, explica la docente de Ciencias Naturales del colegio y líder de la iniciativa, Claudia Guzmán.
La Institución Educativa Javiera Londoño Sevilla, IEJLS, es un establecimiento educativo oficial o público, mixto, ubicado en la comuna 4 de la ciudad. Forma niños, jóvenes y adultos en los niveles de preescolar, básica primaria, media académica, media técnica y nocturna. La mayoría de los estudiantes pertenecen a los estratos socioeconómicos 1 y 2, y habitan en barrios aledaños como Miranda, Moravia y Sevilla.
Jóvenes malacólogos
La ruta de acción para la gestión de los caracoles invasores en la Javiera Londoño, se realizó bajo la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos, ABP. Este método se compone de las fases de Activación, Investigación, Desarrollo y Divulgación. Para la fase de activación se aplicó una encuesta a 40 alumnos del grado 11, para determinar cuáles eran sus conocimientos sobre los caracoles en general, (cuyo estudio es denominado malacología), y sobre las especies exóticas invasoras, en este caso, el caracol africano.
“La encuesta contó con tres etapas: 1. Conocimientos previos: importancia y papel ecológico, qué son, donde viven, cómo se reproducen, características distintivas, concepto de plaga, especie exótica invasora y medio ambiente. 2. Conocimiento en las acciones de manejo y control del caracol: qué es un protocolo, cómo se aplica, cuál es su propósito, dónde se encuentran y, 3. Conocimiento de lenguaje técnico: para la identificación de palabras clave como moluscos, vector, plaga, especie invasora, entre otros términos quee los pueden ayudar a replicar la información en sus comunidades. Encontramos que sí sabían qué era un caracol, pero desconocían qué era una especie invasora y por qué un caracol siendo tan pequeño podría representar un riesgo o problema mayor”, señala la bióloga y malacóloga Claudia Guzmán.
Una vez identificados los conocimientos de los alfabetizadores, se inició un ciclo de profundización en jornadas contrarias a las escolares, con actividades de investigación; entre ellas, la instalación de un moluscario con individuos desinfectados y bajo condiciones controladas de laboratorio, con el objetivo de que los alumnos tuvieran más herramientas para identificar y diferenciar los caracoles africanos de los nativos, que están siendo desplazados por estos invasores.
“Tuvieron la oportunidad de formular preguntas de investigación, obtener información mediante la observación y toma de datos: medirlos, pesarlos, conocer sus huevos, examinar los neonatos y las etapas del ciclo de vida, comportamiento, reproducción y alimentación. Esta interacción que duró alrededor de tres meses, se complementó con club de revistas, actividad que permitió consolidar conocimientos frente a la tasa reproductiva de los caracoles africanos, sus efectos en los ecosistemas y la importancia de su control en el contexto educativo y comunitario. El texto analizado fue la cartilla Caracoles nativos e invasores: Aspectos básicos de manejo, control, conservación e identificación de algunos caracoles presentes en el Valle de Aburrá, financiada por el Área Metropolitana del Valle de Aburrá y el Parque de la Conservación ”, señala Guzmán Durango.
Cuando los jóvenes malacólogos ya estaban preparados, se inició la fase de desarrollo, en la cual propusieron y crearon material didáctico para la divulgación de los conocimientos adquiridos producto de la investigación, a los demás miembros de la comunidad educativa. Además, participaron de la toma de decisiones en materia de gestión ambiental en la Institución, para el establecimiento del protocolo para el manejo de especies invasoras en el colegio. Entre el material didáctico se destacan juegos como el parchís del caracol, rompecabezas, cartas y juegos de memoria o concéntrese.
Con un Carrusel expositivo, durante la fase de divulgación del proyecto, los jóvenes investigadores realizaron la socialización del material didáctico y otras actividades como sopas de letras, lecturas, textos y dibujos, a los alumnos de las tress jornadas de la Institución, impactando a cerca de 1.300 estudiantes.
“Vemos ahora que niños de primero y segundo identifican los caracoles y saben qué hacer en caso de encontrarlos. El problema de la invasión de los caracoles se convirtió en la oportunidad para proyectarnos. Necesitamos , que la información no se quede en las cuatro paredes de la institución, la idea es que esta investigación se vaya perpetuando en el tiempo. Vamos a realizar la convocatoria nuevamente, mejorar los juegos y darle otro impulso a la actividad y que esta divulgación sea más efectiva en la comunidad.”, indica la candidata a magíster Enseñanza de las Ciencias Exactas y Naturales de la UNAL Sede Medellín.
Mal manejo de basuras, hábitat ideal
La investigadora explica, que, de acuerdo con su tamaño, un solo caracol africano en una ovipostura, podría poner de 100 a 600 huevos, esto hace que sus poblaciones aumenten rápidamente en poco tiempo. Sumado a la particularidad de que se “alimentan de todo prácticamente”, pues consumen basuras, heces fecales; restos de madera, material vegetal, papeles, animales en descomposición, y hasta de cal; por esta razón, son considerados una especie tan exitosa en los lugares que invade. Por lo anterior, la mala gestión de las basuras agudiza la complejidad de la situación.
“También identificamos y visibilizamos que, donde hay una mala disposición de basuras, alrededor de nuestra Institución y en muchos barrios de Medellín, con seguridad tenemos poblaciones de este molusco. Debido al manejo inadecuado de las basuras me atrevo a decir que ya está diseminado por todo el Valle de Aburrá y en los municipios aledaños. Hay reportes aislados en Copacabana, San Antonio de Prado, y Girardota. Ocupa los nichos de las especies nativas, y aunque no las cazan, por su crecimiento exponencial entran a competir por los recursos haciendo que estas desaparezcan incluso antes de tener algún registro. Lastimosamente nuestros caracoles nativos no son tan conocidos; aunque Colombia es el tercer país más diverso en caracoles terrestres con casi 270 especies reportadas, se desconoce muchos aspectos biológicos”, manifiesta la profesora Claudia.
Al vivir entre basura, el caracol puede albergar en su baba parásitos y bacterias que se encuentran en este ambiente, provenientes de animales como cucarachas y ratas. A diferencia de los nativos, los caracoles africanos no son estacionales y están presente durante todo el año, siendo más visibles en las noches y en épocas de lluvia. La bióloga destaca que la problemática del mal manejo de las basuras en toda la ciudad y la falta de mantenimiento de los jardines se suma a esta problemática.
Para evitar la proliferación de esta especie invasora, la disposición de las basuras por parte de los ciudadanos es clave. Ante un encuentro con este molusco, se sugiere evitar tocarlo o permitir que animales de compañía como gatos y perros entren en contacto con el mismo y contactarse con las autoridades ambientales para informar sobre la presencia de este caracol , a través del email Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo..
“Esta es una oportunidad muy bonita para acercar la Universidad a la comunidad educativa del sector, de proyectar la investigación, además de favorecer una actitud más positiva hacia la ciencia. Muchos de estos muchachos no tienen opciones para estudiar, terminan el bachillerato y ya; con este proyecto les demostramos que se pueden generar investigaciones para buscar solucionar problemáticas de su entorno, formándolos en pensamiento crítico. Si no gestiono bien las basuras voy a favorecer esta situación, si hago un manejo adecuado voy a prevenir o controlar una invasión. Finalmente, los estudiantes encontraron una relación directa entre la mala disposición de las basuras y el crecimiento de las poblaciones de A. fulica en los alrededores de la institución. Como respuesta formularon estrategias para que la comunidad haga buena gestión, conozca y siga los protocolos”, destaca Claudia Guzmán, quien agrega que los jóvenes han llevado lo aprendido a sus hogares y a los barrios donde viven, lo que permite que el conocimiento se extienda más allá de las aulas.
(FIN/JRD)
18 de septiembre del 2023