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Aunque el Plan Estratégico Habitacional de Medellín al 2030 busca “mejorar las condiciones de habitabilidad de la vivienda y el hábitat como soportes de la calidad de vida de los habitantes de más bajos ingresos”, en la práctica, no contribuye a la materialización del derecho a la ciudad para esta población; es decir, a la priorización de las personas por encima del mercado, según una investigación realizada en marco de la Maestría de Estudios Urbano Regionales de la UNAL Medellín. De acuerdo con el estudio, si bien este representa un avance en la planeación urbana, se evidencia la necesidad de políticas más inclusivas y participativas que aseguren el acceso equitativo a la vivienda para los sectores más vulnerables y la coordinación interinstitucional para lograr un desarrollo urbano que responda a las necesidades de toda la población.

 

El estudio examinó dos zonas de Medellín: la Ciudadela Nuevo Occidente y el Distrito Creativo Perpetuo Socorro. Foto proyecto Ventto, Ciudadela Nuevo Occidente Isvimed.

 

¿Cómo influye la planificación urbana en la producción de la vivienda de interés social en Medellín? Esta fue la pregunta que impulsó la investigación del estudiante Diego Alejandro Palacio y el profesor Jhon de Jesús Muñoz Echavarría, miembros de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín, quienes usaron como marco de referencia el Plan Estratégico Habitacional de Medellín al 2030 (PEHMED), para explorar la aplicación del derecho a la ciudad desde el acceso a la vivienda de la población de escasos recursos.

 

El derecho a la ciudad es un derecho social y político, que busca priorizar a las personas por encima del mercado, cuya concepción plantea que la ciudad debe ser entendida como espacio socialmente construido, determinado por las prácticas que en ella se dan, expone la tesis Incidencia de la planeación urbana territorial en la producción de vivienda de interés social: aplicación del derecho a la ciudad en el Plan Estratégico Habitacional de Medellín al 2030.

 

El análisis aborda tres temáticas: la caracterización de las perspectivas teóricas y metodológicas que guían la planeación territorial, el análisis de los procesos de implementación y seguimiento del PEHMED (2030) desde la administración municipal y la interpretación de las tensiones entre la planeación territorial y las políticas habitacionales en relación con la vivienda de interés social.

De acuerdo con datos del estudio, según el Plan de Desarrollo Medellín Te quiere (2024), el déficit cuantitativo de vivienda en el distrito alcanzó el 3,82%, un aumento significativo de 2,26 puntos porcentuales respecto al 1,56% de 2019, lo que evidencia que el distrito se aleja de manera preocupante de la meta del 0,58% prevista para 2030. De igual forma, el déficit cualitativo también creció considerablemente, pasando del 13,05% en 2019 al 18,37% en 2023.

El candidato a magíster en Estudios Urbano Regionales, Diego Palacio, explica que la ciudad tiene muchos sistemas: el medioambiental, el de movilidad y transporte, el de salud y el de vivienda, este último un tema tan cotidiano que apenas se viene tratado como un sistema como tal en las últimas dos décadas.

“Esto también tiene que ver con un asunto histórico de la ocupación de la ciudad, pues no es la misma en los sistemas habitacionales a gran escala, como los edificios, que en los procesos de autoconstrucción, o invasiones, o en cómo la ciudad es planificada en sí misma, donde tenemos diferentes modelos de ciudad en el sentido de cómo se produce la vivienda. Lo que tratamos de hacer con el ejercicio fue hacerle zoom para encontrar un sentido en el conjunto de relaciones de la comuna, de la ciudad, y mirar cómo dialogaba eso con la realidad de Medellín, en particular la producción de vivienda de interés social”, agrega el estudiante de la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

 

Para el estudio se examinaron dos zonas de la ciudad: la Ciudadela Nuevo Occidente, proyecto de construcción masiva de vivienda de interés social desarrollado en las últimas décadas, y el Perpetuo Socorro, conocido ahora como Distrito Creativo de Medellín, uno de los referentes de reconversión urbana. Ambos casos, según la investigación, reflejan el giro que ha tomado la ciudad en materia de vivienda y las lógicas que inciden en este proceso que, aunque representan modelos diferentes, permiten acercarse a la comprensión de las nuevas demandas y enfoques de vivienda a los que Medellín está respondiendo.

 

El sociólogo y politólogo Diego Alejandro Palacio expone en la tesis que el Perpetuo Socorro representa la evolución histórica de Medellín en los últimos años por el patrimonio cultural e industrial que alberga. Su transformación a través de la renovación urbana y la zonificación estratégica que lo llevó a tener el nombre de Distrito Creativo es, a su vez, una apuesta económica donde confluyen actividades culturales, artísticas y productivas.

“Propuestas como el Distrito Creativo del Perpetuo Socorro buscan activar dinámicas urbanas orientadas a la oferta y demanda de estratos socioeconómicos altos, generando reingenierías urbanas que buscan atraer a públicos impulsados por la turistificación y gentrificación de la ciudad”.

De otro lado, con cerca de 16.000 viviendas construidas, “pese a la gran proyección de la Ciudadela Nuevo Occidente, si bien se logró atender parte del déficit cuantitativo de vivienda, no ocurrió lo mismo con el déficit cualitativo. Desde su diseño, no se consideró el conflicto que puede surgir al reubicar a familias numerosas en espacios reducidos, ni se previó la convivencia de diferentes grupos poblacionales (como los pueblos étnicos) en un mismo espacio sin mediación adecuada”, expone el documento.

 

Por lo anterior, se sugiere abordar de manera efectiva el déficit cuantitativo y cualitativo de vivienda para la población más vulnerable del distrito a partir de la reflexión sobre el poblamiento de Medellín, cuyo desarrollo histórico ha estado marcado por oleadas migratorias del campo a la ciudad.

 

Entre las conclusiones se destaca que si bien el PEHMED 2030 representa un avance en el marco de la planeación urbana, se evidencia la necesidad de avanzar hacia una normativa que promueva el derecho a la ciudad, el acceso equitativo a un hábitat adecuado, políticas públicas inclusivas y participativas que aseguren el acceso equitativo a la vivienda para los sectores más vulnerables, el fortalecimiento de la participación ciudadana y la coordinación interinstitucional para lograr un desarrollo urbano que responda a las necesidades de la población.

“También es importante destacar esos nuevos escenarios de planeación de vivienda y la tesis sirvió para eso, por ejemplo, para preguntarnos, además, por la no linealidad de los problemas de planeación y la implementación por esos nuevos actores que llegan, por ejemplo, en los marcos de la migración concretamente a la ciudad. El impacto para nosotros no había sido muy claro, sino solamente a partir de hace unos 5 o 6 años. Otro problema son los bordes urbanos y esos asentamientos a partir de los procesos de expulsión del campo a la ciudad que no se dan de la misma forma que en el siglo pasado”, señala el profesor de la Facultad de Arquitectura y director de la tesis Jhon de Jesús Muñoz Echavarría.

 

Tanto estudiante como profesor enfatizan que se observa una desconexión significativa entre la teoría de la planificación urbana y la implementación práctica de las políticas por parte del Estado, tanto nacional como municipal. Esta desconexión se debe, en parte, a los ritmos lentos y complejos de la burocracia y a la capacidad de adaptación de las políticas urbanas, que se ve limitada por la naturaleza cambiante de la realidad, lo que dificulta los ajustes necesarios para que lo planificado se alinee con las nuevas condiciones o demandas.

 

Adicional, el estudio recomienda una actualización del PEHMED 2030, alineada con las realidades de la ciudad y sus habitantes, a través de la implementación de nuevas tecnologías y adaptaciones institucionales para gestionar de manera eficaz una ciudad cada vez más densificada que enfrenta problemáticas como el crecimiento urbano desmedido, la falta de inclusión social en los procesos de planificación y el cambio climático.

De acuerdo con los investigadores, estas omisiones del actual Plan limitan su capacidad para responder de manera eficaz a las necesidades cambiantes de la población, afectando la equidad en el acceso a servicios y oportunidades, así como la resiliencia frente a futuras crisis.

“Esto va en coherencia con el reconocimiento de Medellín como Distrito Especial de Ciencia, Tecnología e Innovación, que marca un cambio crucial en su desarrollo económico. Tradicionalmente, la ciudad ha sido reconocida como un centro de servicios y comercio, pero este nuevo estatus introduce una transformación hacia una economía más enfocada en la innovación tecnológica y científica, que no sólo redefine la vocación económica del territorio, sino que también plantea importantes desafíos en sectores clave como la producción de vivienda, que requiere una planificación urbanística más avanzada y adaptada a las demandas de una Medellín moderna, tecnológica y sostenible”, sostiene el estudiante de la UNAL Diego Palacio en su trabajo de grado.

 

Para lo anterior, los macroproyectos sobre el río Medellín juegan un papel central debido a que reconfiguran el uso del suelo y los recursos urbanos, exigiendo una planificación territorial más coherente con las necesidades de sostenibilidad y desarrollo tecnológico, recalca Palacio. Esto implica la revisión y actualización del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) y sus instrumentos conexos de planificación, que deberán ser reorientados para integrar tanto las demandas del crecimiento poblacional como las necesidades del Distrito, describe la investigación.

 

“La tesis nos permitió hacer un ejercicio académico importante que logra poner en discusión un instrumento que se ha planteado como estrategia al 2030, sobre qué permite, para qué está sirviendo realmente y si está articulado con otros planes. En ese sentido, nos sirve también para que los grupos sociales, las comunidades y las organizaciones de base puedan tener un instrumento para poder interpelar, porque nosotros sí creemos que hay que interpelar al Estado y a los gobiernos sobre el uso de la tierra y el problema de la vivienda, pues, en última instancia, la vivienda es lo que permite ser en el mundo”, agrega el docente Muñoz Echavarría, sociólogo y licenciado en educación.

Algunas herramientas que pueden ser útiles para esa interpelación son el fortalecimiento de los espacios de participación de la sociedad, que según el estudio ya están definidos desde el PEHMED, y que contrarrestan de alguna forma la capacidad de incidencia del sector financiero e inmobiliario, como el Consejo Consultivo Habitacional de Medellín, las Mesas Comunales y Corregimentales de Vivienda y las casi extintas Organizaciones Populares de Viviendas (OPV).

En conclusión, el candidato a magíster en Estudio Urbano Regionales, Diego Alejandro Palacio, recalca que es necesario tener presente que “la ciudad se produce de manera distinta en un proceso de renovación urbana como el del Perpetuo Socorro, que el del Naranjal, la Ciudadela Nuevo Occidente etc. y que, a la vez, esas formas diferenciadas de producir ciudad generan conflictos que no nos dejan ver tan fácilmente los derechos que la ciudadanía tiene, como a que le protejan por ser morador o ese derecho a la ciudad y otro conjunto de derechos que vienen conexos no solo con la condición de ser ciudadano, sino también por todas las garantías que implica estar en el pacto social”.

 

La relación entre la planeación territorial y las políticas de vivienda de interés social en Medellín refleja las tensiones inherentes a la construcción del derecho a la ciudad. Para que estas políticas sean verdaderamente efectivas, es crucial adoptar un enfoque que integre las necesidades de las comunidades, promueva la participación ciudadana vinculante en todos los ámbitos de gestión, incluida la toma de decisiones, y busque un equilibrio entre el desarrollo urbano y la justicia social.

(FIN/JRDP)

5 de mayo de 2025