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El bloqueo de la entrada de ayudas humanitarias por parte de Israel ha puesto en peligro a los gazatíes ante la inseguridad alimentaria. Pese a denuncias de gobiernos y organismos internacionales, la situación, que no es nueva en la historia, no cesa, pues ya se han puesto en jaque los derechos humanos en otros países. Académicos comentan las implicaciones y analizan qué se puede hacer para llamar la atención sobre esta vulneración a los gazatíes y por qué es un caso que puede afectar más allá de las fronteras.

 

Un reto para la población mundial es hacerse consciente del problema que significa la guerra entre Israel y Palestina y la movilización es una manera de ejercer presión para buscar el cese al fuego, según académica. Foto de Ana Escobar (Agencia EFE).

 

“Los palestinos tienen la opción de morir de hambre o ser asesinados intentando recibir comida”, dijo el Alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos a través de un comunicado y al referirse a muertes de personas que intentaban acceder a alimentos cerca de un centro de distribución de ayuda de una fundación israelí-estadounidense, en la Franja de Gaza.

Después de un bloqueo de Israel de casi tres meses a las ayudas humanitarias, el organismo internacional también había instado a un aumento de asistencia alimentaria y había llamado la atención acerca de que las necesidades humanitarias se estaban “saliendo de control”, así mismo, ha recordado que los ataques contra civiles constituyen una grave violación del derecho internacional humanitario.

Israel, al negar a civiles el acceso a alimentos y agua, utiliza el hambre como método de guerra en la Franja de Gaza, como ha advertido Human Rights Watch, hecho que constituye un crimen de guerra, como lo establece el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, que se explica con la privación de lo indispensable para la supervivencia, incluida la obstaculización de los suministros de socorro.

La prohibición del hambre como arma de guerra fue reconocida por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, a través de la Resolución 2417 de 2018 y, según el Programa Mundial de Alimentos (WFP, por sus siglas en inglés), debido a que el conflicto es el principal promotor del hambre en la mayoría de las crisis alimentarias que se dan en el mundo. Algunas de sus cifras indican que el 65% de personas que padecen inseguridad alimentaria viven en países en conflicto o vulnerables a ellos.

El hambre como estrategia de guerra no es asunto reciente

“Evaluar si en algún momento se está llevando a cabo el uso del hambre como estrategia de guerra implica una serie de consideraciones frente a quién ataca, qué fuerzas militares atacan a qué tipo de población, cuáles son las condiciones en las que esta se encuentra o cómo se producen esas vulneraciones, lo que implica tener una base de datos más amplia, más allá de la consideración circunstancial y que tiene mucho que ver con los mecanismos”, expone Carlos Alberto Patiño Villa, profesor del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI) de la UNAL Bogotá.

También menciona que en ese análisis es importante tener en cuenta cuáles son las condiciones de libertad o movimiento en las que una sociedad puede abastecerse o no de alimentos, o es restringida del abastecimiento. El docente pone como ejemplo el caso de Ucrania, del cual en la actualidad se conoce que la hambruna que sufrió en la década de 1930, conocida como Holodomor, fue en realidad una estrategia de guerra utilizada por el dictador ruso Joseph Stalin.

Ahora, menciona el docente, “estamos en una coyuntura de crisis global”, pues hay más de 140 conflictos violentos armados en el mundo, muchos de los cuales además son guerras interestatales, entre ellos la guerra en Ucrania, el conflicto entre Gaza e Israel, los de Líbano o los de la República Democrática del Congo.

Lo que ocurre en Gaza, llama la atención, “es muy serio”. Para él, “lo más complejo es que los gazatíes como población civil han quedado en el medio de una confrontación muy difícil entre las fuerzas de defensa de Israel y la acción de los miembros de la Fuerza Armada de Hamás, que se preparó para este punto con la construcción de túneles y, de hecho, gran parte de la ayuda internacional que Gaza había recibido fue invertida en esto, incluso, en contra de la voluntad de la población. Luego, Israel respondió de manera contundente y ahí aparece el asunto del uso de la ayuda humanitaria como instrumento de confrontación, no solo de parte de ese país, sino también de Hamás”.

El hambre como estrategia de guerra es algo que se ha dado y se puede rastrear desde el siglo XX, en contextos de guerras internacionales y civiles, pero ahora las guerras internacionales la han hecho más evidente. De acuerdo con Catalina Puerta Henao, profesora de la Facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad de Antioquia, las hambrunas que se dieron en la década del 80 en África, llevó al concepto de “hambruna funcional”, como lo propuso el investigador y director de la Fundación para la Paz Mundial, Álex de Waal, con lo que se preguntó ¿para qué le sirve el hambre a ciertos agentes políticos y militares?

El hambre, explica, es una práctica inducida de forma violenta al servicio de las agendas políticas y militares y, como pone en medio a la población, es una forma de presión. “Es un arma para el exterminio, porque el hambre es una herramienta poderosa que se puede implementar de una forma relativamente barata, aunque con costos políticos. Hace un tiempo que era una práctica en declive, pero ha reaparecido”.

Esto, añade, ha sucedido sin importar la población y recuerda las tácticas de asedio que ha implementado Siria con el hambre, que ha producido la muerte, incluso, de cientos de miles niños. Se estima que ellos son también la mayoría de quienes han muerto en Palestina por la misma causa, según la profesora Puerta Henao.

Esa idea la respalda el docente Édgar Ramírez Monsalve, de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, para quien “lo que se está viviendo en Palestina no es inédito en la guerra, no es nuevo en la guerra, pero se ha dramatizado, fundamentalmente, porque Israel quiere cometer el genocidio total. Es decir, no solamente quiere combate a Hamás, sino a la población, imponiendo el bloqueo y el asesinato de personas que reclaman la ayuda humanitaria alimentaria de parte de Naciones Unidas”.

¿Por qué sigue pasando?, ¿se puede tomar acción para intervenir?

Recientemente, Israel expulsó de su país a la activista sueca Greta Thumberg. La detuvo a ella y otros activistas pro-palestinos quienes intentaban llegar en barco a Gaza para entregar ayudas humanitarias. Los llamados del mundo y de organismos internacionales para que las vulneraciones se detengan también se han dado. De hecho, en abril, en el marco de una intervención ante la Corte Internacional de Justicia, Colombia condenó las acciones de Israel por emplear el hambre como método de guerra contra la población en Gaza.

El problema principal es que exista “una especie de derecho a la guerra” de quien la declare y una concepción jurídica de cómo debe hacerse y su uso ineludible, considera el profesor Patiño Villa, para quien, a veces, las determinaciones avaladas se terminan transformando en condiciones más graves. Algo similar considera el docente Ramírez Monsalve, quien menciona que existen normativas que establecen limitaciones de uso de armas y estrategias de guerra de parte de los combatientes, “y a pesar de que existe todo el catálogo de derechos humanos, uno podría señalar que de la retórica a los hechos hay mucho trecho”.

Él, para quien “la guerra es la máxima expresión de la degradación humana”, también hace una crítica al actuar de Naciones Unidas como vigilante de conflictos interestatales o internacionales, porque cuando aparecen estados de poderío como Estados Unidos, Rusia o China, da un trato diferenciado. En el caso de Rusia, Ucrania o Palestina, recurre a una cierta metáfora de los derechos humanos, “que tienen que ver más con lineamientos, con conveniencias y con directrices políticas”. Al respecto, llama la atención sobre algo: “en política se puede ser objetivo, pero jamás neutro”.

¿Es posible hacer algo para mitigar o frenar las vulneraciones? De acuerdo con la docente Puerta Henao, la única posibilidad de frenar el hambre asociada al conflicto es parar la guerra, es el cese al fuego y que se permita la llegada de ayudas humanitarias. Por parte de la población del resto del mundo considera que “debe haber mayor presión para instar a los gobiernos a que obliguen a Israel a parar lo que está haciendo, a suspender el bombardeo, el asedio, el desplazamiento forzado, todo lo que está ocurriendo y, ahí, es fundamental el llamado a la movilización”. El reto principal, añade, es hacernos conscientes de la situación y entender que está interconectada y con afectación para todos.

(FIN/KGG)

16 de junio de 2025