El biólogo marino Luis Fernando Sánchez Rubio, creó esta metodología a partir de un estudio de aproximación que tuvo en cuenta la falta de valoración de la naturaleza en tres momentos importantes en la historia de la ciudad conocida como “La Heroica”. El también doctor en Ciencias del Mar de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín plantea en su tesis de grado, un modelo de gobernanza distinto, creado con actores del territorio, entre ellos, comunidades, empresas y academia.
Luis Fernando no es cartagenero, pero habita esa ciudad desde hace 35 años y ha desarrollado allí toda su vida profesional. Al llegar quiso conocer sobre el mar con los lugareños y se encontró con que “la gente no entendía, no sabía del mar, algunas personas ni siquiera iban a las playas, solamente veían el mar desde la orilla e, incluso, la mayoría de personas que enseñaban a surfear o navegar provenían del interior”, cuenta. Sorprendido con la situación, creó con su familia una fundación para aprender con las comunidades, lo que fue primordial para desarrollar su tesis de doctorado.
El estudio inició con la identificación de tres momentos: el primero, durante la construcción de la ciudad amurallada, que finalizó en 1796, cuyo material empleado fue la roca coralina; el segundo, durante la apertura de la boca del canal del Dique hacia la bahía que cambió las condiciones de salinidad del agua y la pérdida casi definitiva de los arrecifes coralinos y, el tercero, el actual crecimiento del área urbana sobre los humedales de esta ciudad litoral, arrasando con los ecosistemas de manglar.
Ante este panorama, Luis Fernando construyó el Modelo Tríada con el grupo de líderes del caño Juan Angola. El objetivo, según se expone en la tesis, fue estructurar el sistema para la evaluación y valoración desde la evolución del sistema natural, y su potencial en bienes y servicios ambientales, con el fin de vincular a usuarios actuales y potenciales del área del manglar urbanizado de la zona delimitada, que es el corazón del sistema natural ubicado en medio de dos zonas de Cartagena: una turística, conocidas como Marbella o Crespo en la Comuna 1, y otra en condiciones de vulnerabilidad social, en barrios como Canapote o Siete de Agosto que pertenecen a la Comuna 3.
Para él, es importante “valorar estos ecosistemas, cuando ni comunidades, ni empresas entienden ni velan por su conservación”. A su vez, para lograr un Modelo de Gobernanza democrático, tuvo en cuenta lo social y lo político.
Para la creación del modelo decidió dar más relevancia a los actores del territorio, teniendo en cuenta lo que él consideró de inestabilidad gubernamental, al tener en cuenta que la ciudad, entre 2012 y 2018, tuvo 11 alcaldes. Ante ese contexto propuso fortalecer el modelo con los tres actores: a los empresarios la tesis los describe como “grupo élite”; a las comunidades las considera “grupo débil”, es decir, “los ciudadanos individuales quienes perdieron la influencia en el proceso decisorio y que debe hacer parte de ese liderazgo”; además de académicos que orientan la toma de decisiones con base en el conocimiento.
El modelo ubica a profesionales transdisciplinares como coordinadores que construyen conocimiento, forman en valores éticos y trabajan por la proyección social. Ellos conforman equipos y definen objetivos comunes con los otros dos actores, con quienes se crea confianza: “Cuando se logra la gobernanza, que es negociar puntos de interés común, se busca la manera de articular programas de gobierno con planes de cuidado que la institucionalidad no ha logrado concretar, dada la falta de confianza en esta, la corrupción y la falta de continuidad en los programas”, de acuerdo con Luis Fernando.
El Modelo Tríada se traduce en la articulación de intereses, creando proyectos productivos nuevos que, al final, deben articularse con políticas de Estado, buscando cambios, dado que el problema es que “no se cumplen o se interpretan y amañan a favor de los intereses particulares”, de acuerdo con la tesis. Igualmente, los proyectos productivos deben desarrollar actividades orientadas a enlazarse con negocios tradicionales existentes y orientados a mejorar las prácticas de sostenibilidad. La idea es fomentar alianzas locales para generar oportunidades económicas.
Al ponerlo en marcha, entre los resultados hubo tres líneas de acción, cada una con dos estrategias. “La primera es educar; la segunda, planear participativamente con las comunidades y, por último, establecer negocios con respecto al medioambiente con enfoque sostenible. Lo bueno fue que usamos la teoría y la pusimos en práctica, y eso nos arrojó información que quedó como línea base para que los proyectos productivos sean realmente rentables para los actores involucrados”.
Que el modelo se haya aplicado representa una gran ventaja, según el director de la tesis Carlos Adrián Saldarriaga Isaza, profesor del Departamento de Economía de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín. Para él, es valioso contar con un enfoque económico y social, sumado a la experiencia del autor con las comunidades cartageneras.
El Modelo Tríada puede ser aplicado en otros contextos regionales o locales. De hecho, actualmente se está proyectando para otros sitios de Cartagena, como la conexión entre La Boquilla y la Comuna 6. “El sueño es escalarlo al Caribe colombiano”, menciona Luis Fernando.
Un proceso de reflexión académica y de construcción intelectual
Para llegar al diseño y la implementación del modelo, el investigador abordó previamente la medición de pérdida de área foliar y del espejo de agua, que se identificó tras el estudio de mapas antiguos, la sobreposición de imágenes satelitales y fotografías antiguas y actuales de la zona. A su vez se identifican cambios sociales y ambientales, la destrucción del área de manglar desde 1948 y las afectaciones y alteraciones originadas por intervenciones antrópicas como el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, cuya construcción, narra la tesis, requirió de la instalación de un tubo de comunicación por debajo de la mitad de la pista con el propósito de disminuir el impacto ambiental al obstruir la conectividad entre el caño y la ciénaga.
Sánchez Rubio demostró la realidad del manglar urbano y propuso la búsqueda de soluciones basadas en el desarrollo sostenible de la ciudad. Adicionalmente, junto con un equipo de biólogos, hizo mediciones de variables bióticas, teniendo en cuenta peces y aves por ser fáciles de muestrear y porque dan indicios de la salud del sistema de manglar. Se hicieron capturas de peces durante dos faenas de pesca con atarraya durante dos épocas climáticas, se contaron y se almacenaron en frío. Además, se identificaron taxonómicamente y se les tomaron datos de peso y talla.
Para el caso de aves se hizo avistamiento desde la boca del caño Juan Angola hasta el puente de Torices con personas de la comunidad. También se hizo conteo en dos épocas del año: la seca y la semihúmeda, en un periodo de 10 minutos en un radio de cien metros. Se identificaron aves migratorias como la garza morena (Egretta caerulea) o la reinita amarilla (Setophaga petechia).
También se evaluó el sistema de manglar en lo relacionado con especies de árboles, número de individuos, entre otros. En este análisis se vinculó a un equipo de ciencia ciudadana conformado por personas de la comunidad. En la tesis de Luis Fernando se lee que: “El mangle rojo predomina por su característica anfibia, que consiste, por un lado, en raíces acuáticas, troncos y ramas que avanzan sobre el borde del caño, protegiendo a peces y a un gran número de invertebrados marinos, reptiles y mamíferos; por otro lado, el dosel, espacio aéreo que brinda resguardo y sitio de descanso para aves. Por estas razones se debe proteger y tender a mantener la franja en este tipo de estructuras, que también cuentan con la presencia de mangle blanco y negro en menor proporción”.
El estudio también incluyó variables abióticas, como análisis fisicoquímicos y microbiológicos de agua, para conocer el estado del sistema de manglar e indagar por la percepción de la comunidad aledaña. Con esto se evaluó el índice de calidad de aguas marinas del caño Juan Angola, que resultó en una situación grave para la época seca, en la medida en que es “pésima” en la escala de calidad. Por su parte, en la época semihúmeda es “aceptable”. Estos hallazgos demuestran, según lo que se expone en el documento, que el alto grado de intervención humana sobre caños, lagunas y ciénagas se incrementa en época seca, “causando un problema generalizado para la ciudad, toda vez que el caño es parte central de su sistema natural de aguas”.
La tesis trabajó el “Modelo Tríada” bajo una perspectiva la cual argumenta que, en Cartagena, las élites han desarrollado un turismo que ha derivado en la segregación social, con pobreza en medio de un auge económico empresarial, con impactos en las áreas naturales de manglar. Por eso, a partir de la pregunta “¿cómo hacer para que los servicios ecosistémicos sean útiles para zanjar las diferencias sociales que han fracturado a esta ciudad y están en un punto crítico en pleno siglo XXI?”, Luis Fernando ideó esta opción con la que espera aportar al conocimiento y a la protección del mar y de los sistemas marinos, que fue precisamente la idea que lo llevó a “La Heroica”.
(FIN/KGG)
24 de junio de 2025