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El periodismo científico no se rige por las mismas dinámicas y tiempos que las otras especializaciones de esta profesión. La validación de contenidos requiere de una retroalimentación con las fuentes. Cortesía Unimedios.

 

El mejor periodismo del mundo es un periodismo independiente que busca investigar, descifrar y explicar la realidad de manera rigurosa, ética y creativa, para que la ciudadanía esté mejor informada. Así define la Fundación Gabo, creada por el periodista y nobel de literatura colombiano Gabriel García Márquez, el deber ser de esta profesión.

A la responsabilidad de informar a las audiencias bajo las premisas de veracidad y oportunidad, aspectos fundamentales del periodismo, se suman otros retos. El uso de un lenguaje complejo, técnico o especializado; la interpretación correcta de resultados y datos; los intereses económicos y editoriales; la escasez de recursos, y el aprendizaje constante de temas nuevos, son algunos de los desafíos que enfrentan los periodistas científicos en el país.

En el contexto nacional, la labor del periodismo científico recae en la academia por naturaleza. De acuerdo con el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), el 90 % de la investigación científica que se realiza en Colombia proviene de las universidades; durante el 2022 se publicaron alrededor de 15 mil textos o papers académicos que dan cuenta de la producción y la labor científica local.

“Es una labor muy exigente en términos de la precisión de la información porque las implicaciones son muchas. Quienes hacen periodismo científico en el contexto universitario tienen la gran posibilidad de estar cerca de los grupos, Centros de Investigación y Desarrollo Tecnológico, de las Oficinas de Transferencia de Resultados de Investigación y otros espacios donde básicamente surge todo el conocimiento científico. Esas personas se convierten en sensores de los avances del conocimiento, sensores de la fuente del conocimiento”, señala Sergio Cristancho Marulanda, viceministro de Conocimiento, Innovación y Productividad de MinCiencias.

El funcionario agregó, que, a este “gran privilegio lo acompaña una responsabilidad ética” pues la generación de conocimiento es solo el punto de partida. Históricamente, gracias a su trabajo en los territorios, las universidades han tenido una cercanía con las comunidades, creando relaciones de confianza entre la academia y la sociedad. Esta relación, plantea tareas adicionales.

“También son sensores del impacto de ese conocimiento en la sociedad, o de la necesidad de generación de nuevo conocimiento a partir de las necesidades de las comunidades. Eso les da un privilegio muy importante. Cumplen una función de articulación entre investigadores y sociedad que a veces no se da de manera tan natural, se pueden identificar necesidades y trasladarse en forma de pregunta a los investigadores. Nos ayuda a visibilizar realidades territoriales no visibles en otras instancias nacionales”, agrega el Viceministro.

Por otro lado, el ejercicio universitario es transmisor de nuevas realidades sociales a través de la ciencia. Ofrece a la opinión pública temas emergentes de investigación y pone en el radar de la sociedad nuevas fuentes o científicos referentes en diversas áreas como salud, cambio climático, economía, transición energética, entre otros.

La relación de la ciencia y los medios de comunicación

Estas responsabilidades del periodismo científico que realiza la academia trascienden de los medios universitarios o institucionales a los medios de comunicación tradicionales. “En ocasiones el alcance se limita al público universitario, que es al público que se debe, sin embargo, la Universidad Nacional de Colombia, la UdeA, la U. del Valle y otras instituciones por su naturaleza pública, logran irradiar esa información a las regiones y eso incide en las comunidades, sin embargo, el alcance es limitado, no se logra una réplica por parte de los medios tradicionales”, señala Sergio Cristancho.

Ante esta situación, la Presidenta de la Asociación Colombiana de Periodismo Científico, Ximena Serrano Gil, destaca que durante la etapa de formación profesional se debe hacer más énfasis en el abordaje de estos temas. “Este periodismo ha ganado espacios, pero necesitamos trabajar más de la mano con los medios de comunicación, sabemos que los medios son conscientes de la necesidad de un periodista científico especializado pero las dinámicas económicas y editoriales no lo permiten. Esto podría solucionarse de base. Si en las universidades no se enseña, el egresado no va a encontrar ese valor agregado ni el abanico de posibilidades que representa el periodismo científico”.

La periodista y magister en investigación de la comunicación de la ciencia enfatizó que las audiencias han cambiado, por esta razón es necesario dejar esa tendencia del clic y además de verificar los contenidos, uno de los deberes principales es combatir la desinformación y “las verdades falsas”.

“No podemos desestimar las audiencias creyendo que, por ser contenidos complejos, no están interesadas o no entienden. Es la forma en que llegamos con el mensaje lo que importa, ahora las audiencias son más exigentes. Vivimos en un mundo totalmente inmerso en la ciencia y estas nuevas generaciones están más ávidas de ese conocimiento”, indica Ximena Serrano.

Sin embargo, comunicar la ciencia no es solo una función de los periodistas y las instituciones. La formación de los científicos e investigadores en habilidades comunicativas facilitaría una comunicación más sucinta, clara y digerible. El divulgador científico y director de la Corporación Centro de Excelencia en Ciencias Marinas, CEMarin, Andrés Fernando Osorio Arias, señala que este ejercicio se puede hacer desde la escritura y el habla, pero también desde las artes.

“Los esfuerzos siguen siendo pocos, es decir, la gente en términos generales toma decisiones menos informada, decisiones emocionales, pero aún no somos capaces de conectar la ciencia y la emoción. El camino se va recorriendo explorando nuevos medios o formas de comunicar la ciencia como documentales, videos, música, las artes plásticas y el teatro. Los seres humanos somos sensibles y nos motivan otras cosas, no solo la razón ni el método científico”, agregó el profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas la Universidad Nacional de Colombia Sede Medellín.

Pese a que en Colombia existen pocos periodistas especializados, faltan programas de formación en posgrado y los recursos son limitados, especialmente en las instituciones de educación superior públicas; los medios universitarios son referentes en el país de un ejercicio periodístico juicioso y constante en temas de ciencia, tecnología e innovación.

Además de dar prioridad a la producción de contenidos periodísticos científicos de calidad, a través de la Agencia de Noticias UNAL y la Unidad de Medios de Comunicación, Unimedios, la Universidad Nacional de Colombia en su Plan Global de Desarrollo, plantea diversas estrategias para fortalecer el ejercicio del periodismo científico en el país. Entre ellas se cuentan la formación gratuita a periodistas de medios de comunicación y estudiantes del país a través de la Cátedra Nacional de Divulgación y Periodismo Científico, y la propuesta de la rectora Dolly Montoya Castaño, que plantea la creación de una Escuela de Periodismo Científico para contar con un programa académico robusto transversal a todas las sedes, enfocado en la formación de profesionales especializados en la divulgación de la Ciencia, la Tecnología, la Cultura y las Humanidades.

Entre tanto, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, hace énfasis en el papel primordial del periodismo científico para que Colombia alcance su objetivo de ser una sociedad del conocimiento, que, de acuerdo con la Organización de Estados Americanos, OEA, es una sociedad “bien educada, y que se basa en el conocimiento de sus ciudadanos para impulsar la innovación, el espíritu empresarial y el dinamismo de su economía”.

(FIN/JPDP)

13 de febrero de 2023