Escudo de la República de Colombia
A- A A+
Erosión Costera. Playa La Martina, zona litoral Necoclí, Antioquia. Febrero 2023. Foto: María Isabel Zuluaga Callejas. @malaika0506

Se ha hecho común, en el imaginario general y en la cotidianidad, escuchar personas comentar acerca de la necesidad de estar preparados para los días lluviosos o soleados. Sin embargo, también son frecuentes las confusiones en aquellas interpretaciones, pues suelen confundirse los conceptos de clima y estado del tiempo.

Lo anterior lo explica Óscar Mesa, profesor pensionado del Departamento de Geociencia y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, quien argumenta que el primero: el del clima, está relacionado con las condiciones de largo plazo y el segundo: estado del tiempo, con lo inmediato.

“El clima es el promedio de los estados del tiempo. En Colombia, al ser un país tropical, se habla de clima tropical”, indica el docente, quien agrega que “ambos conceptos disfrutan de una propiedad que algunos pueden pensar que es negativa, pero que otros vemos como positivo: es impredecible en el sentido clásico determinista. El clima y el mundo serían aburridos y monótonos si todo fuera predecible, igual”.

Y si bien la impredecibilidad aplica para todo el planeta, en el Trópico hay “complicaciones” distintas a las que se dan en otros países, como lo son un mayor nivel de radiación solar, “que es el motor del clima” y ese exceso, menciona, lleva a que se incrementen las temperaturas, la humedad y pluviosidad.

En Colombia, según el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), hay varias clasificaciones climáticas, como lo son las de: Caldas - Lang, con categorías que oscilan entre cálido desértico y nival superhúmedo; de Lang, entre desértico y superhúmedo; de Holdridge, entre cálido árido y nival seco; y de Martone, entre árido y “húmedo lluvioso, sin diferencias estacionales, todo el año”.

Para el país la misma entidad calculó un aumento de la temperatura media de 1.4°C para el 2040, 2.4°C para el 2070 y 3.2°C para el 2100. En su sitio web el Ideam explica que, “a lo largo del siglo XXI los volúmenes de precipitación decrecerían entre un 15% y un 36% para amplias zonas de las regiones Caribe y Andina, y existirían incrementos de precipitación hacia el centro y norte de la región Pacífica. La humedad relativa disminuiría especialmente en La Guajira, Cesar, Tolima y Huila”.


Peculiaridades

Una particularidad, en el caso de Colombia, es que es una nación montañosa, lo que lo hace lluvioso, pues el control del clima para el caso de esta nación es el relieve. Aunque los vientos son suaves en comparación con latitudes medias y altas, eventualmente se dan tormentas que pueden producir vientos fuertes, es decir, “sistemas de corta vida”, cuenta.

La raíz de las particularidades del clima de nuestro país tiene que ver con su ubicación, con respecto al eje de rotación de la Tierra, que tiene inclinación de 23º y medio con respecto al plano de órbita alrededor del sol, y los trópicos, de cáncer y de capricornio, corresponden a esas líneas imaginarias de paralelos al Ecuador tanto en el norte como en el sur, y Colombia está entre ellos. Las que serían consideradas como estaciones, en el país realmente son periodos: unos húmedos y otros secos. En los extratrópicos, en tanto si están hacia el norte o el sur, habrá mucha más radiación durante el verano y menos, durante el invierno.

Entre los trópicos los vientos que pasan cerca de la superficie terrestre y que son predominantes soplan desde el este hacia el oeste, tanto en el hemisferio norte como en el sur, mientras que, en los extraterrópicos, los predominantes son del oeste.

A los vientos tropicales del este se les llaman alisios o de los mercaderes, de acuerdo con Mesa, porque en la época de la Conquista que era de navegación a vela, aprovechaban los vientos para direccionar las embarcaciones de Europa a América. Los vientos alisios son, según él, “la característica importante para distinguirnos de los extratrópicos”.

Otra muy importante tiene que ver con que esos vientos, tanto del hemisferio norte-noreste como del hemisferio sureste, confluyen en lo que se denomina la zona de convergencia intertropical, donde, cargados de humedad, vienen evaporándose de los mares y chocan en la zona de alta pluviosidad.

El Pacífico colombiano es el sitio más lluvioso del planeta, porque también entran vientos del oeste cargados de humedad. La zona de convergencia intertropical no es estática, sino que se desplaza hacia el norte y sur movida por el cambio en la radiación solar, de acuerdo con el docente. Precisamente esta peculiaridad constituye la región como una de las más ricas en biodiversidad, tanto en fauna como en flora, y en la cual los bosques tienen un rol preponderante.

Con respecto al Pacífico colombiano también se refiere Germán Poveda Jaramillo, profesor del Departamento de Geociencias y Medio Ambiente de la Facultad de Minas de la UNAL Medellín, quien precisa que allí llueve, en promedio, entre 10 y 13 metros de columna de agua (altura) en un año. En periodos muy intensos esto puede llegar hasta los 26 metros de columna de agua almacenada al año.


¿Por qué cambia el clima?

Son varios los factores que hacen que el clima cambie. En particular se les llaman patrones orbitales, que explican las glaciaciones que se han dado, según el docente Mesa. Hay pequeñas variaciones, a escalas de tiempo más largas: del orden de miles de años, cuando cambia la inclinación del eje de rotación y la época del año en la cual la tierra está más cerca del sol.

Otro factor importante para que el clima varíe, sobre el que comenta, es la composición de la atmósfera, que es rica en nitrógeno, con más del 70%, el resto es prácticamente oxígeno y trazas de otros gases menores, entre ellos vapor de agua, CO2, Neon, Xenon y Cliton, y algunos de ellos tienen efecto sobre la radiación solar. Estos últimos son cambios todavía a escalas de tiempo mayores, cientos a miles de millones de años.

Si no tuviéramos atmósfera, la Tierra sería más fría de lo que es hoy en día. Estamos hablando de 15 grados de diferencia. Ese rol de calentarla lo juegan gases como el dióxido de carbono (CO2, que absorbe la vegetación) y el vapor de agua, el cual es variable dependiendo, por ejemplo, de la hora o de si está cerca o lejos del mar.

Geológicamente hablando la tierra tenía mucho más CO2 del que tiene hoy y se redujo porque las plantas lo fijaron en la fotosíntesis, quedó atrapado en forma de fósiles: “O sea, el carbón, el petróleo, el gas natural que había en la atmósfera quedaron enterrados. Los humanos, en la época industrial, los volvimos a sacar para quemarlos y obtener energía, y eso está cambiando la composición de la atmósfera y la Tierra se está calentando”, explica.

El aumento de gases de efecto invernadero, principalmente CO2 produce calentamiento global, explica el docente, quien expone que el calentamiento aumenta el nivel del mar con consecuencias graves para las zonas bajas costeras, inundaciones y erosión marina. En Colombia además del aumento de la temperatura, se espera que los aguaceros intensos sean mayores y más frecuentes, con inundaciones, avalanchas y deslizamientos.


Implicaciones sociales

De acuerdo con Andrés Villegas Vélez, profesor titular del Departamento de Estudios Filosóficos y Culturales de la de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la UNAL Medellín, las relaciones de las sociedades con el clima son complejas, pues se suele pensar que el clima está más vinculado a las lluvias y la temperatura, pero también lo conforman la humedad, la altitud y otros factores.

“Esto determina, por ejemplo, qué tipo de plantas crecen y cuáles no, qué tipos de animales hay y cuáles no. Realmente hace muy complejas estas interacciones, cualquier cosa que llamemos como social de una u otra manera tiene que ver con el clima; qué se produce y se consume, cómo se construyen las viviendas, qué tipos de enfermedades hay; es un asunto multidimensional”, destaca Villegas.

En ese sentido, el clima con sus fluctuaciones y variabilidad define la mayoría de los aspectos de la realidad social, ambiental y económica de las poblaciones. “En el país, un poco menos del 80% de la generación de energía eléctrica proviene de los caudales de los ríos; la agricultura tiene que ver con la cantidad de agua disponible y se nutre de las aguas asociadas con las lluvias o con la irrigación. Muchos otros sectores como la navegación fluvial, la pesca, la gestión de riesgos y de desastres, incluso el sector salud”, señala Germán Poveda.


¿Existen ventajas o desventajas por vivir en un clima tropical?

Para Poveda Jaramillo, las características del Pacífico colombiano “hace que tengamos probabilidades y vulnerabilidades mucho más fuertes en términos de eventos hidrometeorológicos extremos como tormentas intensas con presencia de huracanes. Somos una sociedad que tiene menos resiliencia, menos capacidad de adaptación y de prevención y sistemas de alertas tempranas muy precarios contra esos eventos. Lo anterior hace que la vulnerabilidad socioambiental de las sociedades tropicales sea mayor que en otras partes del mundo”.

Aunque hay una mayor vulnerabilidad frente a los eventos hidrometeorológicos por esa relación entre clima, sociedad y territorio, es necesario aclarar que, “este clima no es más dado a los desastres que otros, o que acá nos veamos más afectados por el cambio climático por el solo hecho de ser tropical. Las zonas o ciudades costeras que están en el trópico van a estar afectadas, pero también las zonas muy al norte o al sur donde hay estaciones”, señala Villegas Vélez.

Sin embargo, estas variaciones constantes son propicias para el crecimiento de la vegetación, lo que se traduce en una abundante flora y fauna que posiciona a Colombia como el segundo país más biodiverso del mundo, con más de 50.000 especies registradas y cerca de 31 millones de hectáreas protegidas, equivalentes al 15% del territorio nacional, según datos del Ministerio de Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible. De la biodiversidad dependen los sistemas de producción de alimentos, la nutrición y la salud de los seres humanos.

Según Villegas, se debe evitar lo que comúnmente se conoce como determinismo geográfico o determinismo ambiental, que considera que las sociedades están completamente regladas por el clima donde habitan. “Hoy en día ese tema ha sido reevaluado. Efectivamente el clima implica una serie de posibilidades y restricciones pero que son solo eso. Las sociedades van formándose, se van transformando; en entornos parecidos o climas similares han vivido sociedades completamente urbanas y otras que son nómadas”.

El profesor del Departamento de Economía, Carlos Adrián Saldarriaga Isaza, advierte sobre la necesidad que tienen las sociedades de cuestionarse cómo el clima afecta al sistema económico y cómo este, a su vez, incide en el clima.

“Se nota una conexión entre la variabilidad climática y el desempeño de diversos sectores como la agricultura, el transporte y otros. Por ejemplo, el derrumbe en la vía Panamericana a causa de las lluvias, impide un flujo comercial, las familias productoras dejan de recibir ingresos, afecta a la cadena logística de transporte, y desde el punto de vista de los consumidores hay un incremento dramático en varios de los productos de la canasta familiar”, expone el doctor en Ingeniería.


Reconfiguraciones sociales

Si bien el clima no determina, sino que restringe o posibilita ciertas dinámicas sociales, las comunidades han adaptado y transformado sus entornos de múltiples formas. Esto se evidencia en los migrantes climáticos o las restricciones a la movilidad por grandes inundaciones o por la desertificación (la degradación de la tierra en zonas áridas, semiáridas y subhúmedas); los métodos de producción y la ubicación de los cultivos; las construcciones bioclimáticas (edificaciones que tienen en cuenta las condiciones climáticas locales y que aprovechan los recursos naturales), y los avances en la medicina por la incidencia de los mosquitos como vectores en la transmisión de enfermedades tropicales.

Mientras estas adaptaciones continúan, “hay consenso científico que con el cambio climático ha habido aumento de temperatura, una mayor variabilidad y una mayor presencia de fenómenos extremos. Esto es muy importante porque cuando una sociedad habita un entorno, en última instancia adquiere un saber sobre ese entorno y modula sus prácticas, adquiere unas y va transformando otras”, concluye el antropólogo e historiador Andrés Villegas Vélez.

(FIN/KGG/JRDP)

27 de febrero de 2023