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En Medellín, la lucha contra la contaminación atmosférica y las contingencias ambientales recurrentes se topa con un contraste: el despliegue de campañas por parte de las autoridades locales invitando a los ciudadanos a celebrar sin pólvora para proteger el medio ambiente y la salud, frente a su uso en eventos masivos como conciertos y encuentros deportivos, donde zonas como la Comuna 11 (Laureles – Estadio) se ilumina con fuegos artificiales, un estruendo ‘festivo’ y nubes de humo cargadas de contaminación, lo que genera preocupación y malestar entre los vecinos del sector.

 

Un estudio realizado por la UNAL Medellín mostró la relación de la pólvora y la concentración de material particulado en Medellín. Pantallazo video Estadio Atanasio Girardot 8 de diciembre de 2024. Foto cortesía.

 

Una ciudad atrapada entre una tradición y la contaminación: ¿entretenimiento y espectáculo o salud pública y medio ambiente?, este es el debate público que suscitó “la evidente excesiva quema de pólvora”, según vecinos del Estadio Atanasio Girardot de Medellín, durante eventos de carácter privado como los conciertos del Ferxxocalipsis World Tour (el 6, 7, y 8 de diciembre de 2024) y las tres finales del Fútbol Profesional Colombiano disputadas por el equipo local Atlético Nacional (el 12 y 22 de diciembre de 2024 y el 29 de enero de 2025).

Esto, según las quejas ciudadanas, parece incompatible con la lucha contra la pólvora en búsqueda de la protección de la salud y el cuidado de la fauna local doméstica y silvestre, que se convierte en bandera de las autoridades locales (especialmente en las épocas decembrinas y de año nuevo) para desincentivar su uso en los habitantes de Medellín.

 

Algunos videos muestran la magnitud del espectáculo pirotécnico durante los tres días de concierto, a los que se suman, entre otros, los cerca de seis minutos de pólvora que acompañaron los actos protocolarios y las primeras jugadas de la final de la Superliga de Colombia, que evidencian el porqué de la preocupación y el malestar de quienes habitan esta zona.

 

“Sé que vivimos en una ciudad pequeña y, por lo tanto, no podemos darnos el lujo de tener un Estadio alejado de nuestras casas y nos toca convivir con él, entiendo la necesidad del espectáculo, pero siento que es un mal vecino porque nosotros tenemos muchas consideraciones con la diversión y el encuentro, pero no sé qué tipo de regulaciones tenga el Atanasio para considerarnos a quienes no somos parte de sus espectáculos o a quienes vivimos cerca y en qué condiciones podemos estar (...). Esto hace cuestionarme mucho también sobre ese uso indiscriminado de la pólvora durante los partidos de fútbol que es algo tan constante”, comenta Andrea Quintero Cardona, habitante del barrio Velódromo, Comuna 11.

Después de la detonación

Cuando se estudia la calidad del aire es importante, además de analizar lo que se emite, tener en cuenta cómo está la atmósfera a la hora de recibir esa emisión debido a que es diferente de día y de noche, señala la científica de datos Laura Herrera Mejía, egresada de la UNAL Medellín, doctora en Recursos Hidráulicos y coautora de la investigación liderada por la misma institución: Efectos de la pirotecnia sobre la concentración de material particulado en un valle angosto: el caso del área metropolitana de Medellín (publicada en 2019).

 

En términos topográficos, el Valle de Aburrá es un valle estrecho densamente poblado, ubicado en un entorno montañoso, lo que constituye una condición geográfica adversa para la circulación del aire. Esto, sumado a condiciones de ventilación escasa o meteorología adversa, favorecen la acumulación de contaminantes y dificulta su remoción, así describe esta subregión de Antioquia el Área Metropolitana, autoridad ambiental.

 

“La atmósfera tiene lo que llamamos un ciclo diurno, es decir, cambia en ciertas horas de acuerdo con su estabilidad. En el día, cuando hay radiación, cuando hay sol, la actividad de la atmósfera es alta, más o menos a partir de las 10:00 a.m., eso que estamos emitiendo sube y los vientos lo barren fuera del Valle de Aburrá. Estos eventos con pólvora ocurren generalmente en la noche, tanto ‘La Alborada’ como Año Nuevo, conciertos y partidos, cuando la atmósfera es estable y esta estabilidad o quietud significa que cualquier contaminación sin importar la fuente, ya sea por carros, industrias o pirotecnia, no va a tener la capacidad de irse y se queda estancada en el Valle Aburrá”, especifica Laura Herrera, quien agrega que si bien este humo se dispersa, la afectación es sectorizada; es decir, la pólvora va a estar alrededor del lugar donde se haya detonado unas siete u ocho horas hasta que empiece la inestabilidad atmosférica.

Aunque hay distintas clases de pólvora, todas tienen componentes básicos en común como el carbón, además de otros compuestos particulares como el nitrato de potasio y el azufre, explica Juliana Quintero Aguirre, toxicóloga del Hospital San Vicente Fundación de Medellín, quien enfatiza que estos elementos no deberían estar en el aire pues una vez combustionados van directamente a los pulmones.

“El carbón, cuando se combustiona, produce monóxido de carbono, un elemento muy tóxico para el cuerpo debido a que reemplaza el oxígeno. Las concentraciones de los demás compuestos van a variar dependiendo del tipo de pólvora. Se dice que cada vez han intentado hacer unas pólvoras menos tóxicas, sin embargo, estos compuestos son anormales en el organismo, no deberían estar allí. Cuando la pólvora estalla se producen partículas grandes que se depositan en las superficies y otras muy muy pequeñas que van directamente a los pulmones”.

 

De acuerdo con la toxicóloga, a la pólvora le añaden otros elementos para darle color como el sodio que da los estallidos dorados; el titanio, “un elemento que no deberíamos inhalar”, se usa para crear destellos plateados y blancos; el bario da el color verde, y el cobre produce el color azul. También contiene aluminio, estroncio y metales pesados como el plomo.

 

“Cuando se detona la pólvora, las partículas más grandes (siendo todas ellas microscópicas) son más pesadas y caen más rápido al ambiente, estas se depositan en todas las superficies cercanas, se pueden quedar en la ropa o en la piel, pero también caen en el agua, en las plantas y en la tierra, contaminándolas. Por ejemplo, si quedan en las barandas de un parque infantil, un niño las toca y se mete las manos a la boca, termina ingiriendo esos componentes. Las partículas más pequeñas se quedan flotando en el ambiente a modo de aerosol y, finalmente, terminamos inhalándolas”, complementa Juliana Quintero, especialista en toxicología física y magíster en Ciencias Forenses.

¿Bajo qué condiciones y cuánta se autoriza en Medellín?

Para conocer los criterios para la autorización de pirotecnia en eventos de ciudad, las restricciones y las cantidades máximas permitidas de pólvora para los eventos anteriormente mencionados, Unimedios consultó a la Alcaldía de Medellín y al Departamento Administrativo de Gestión del Riesgo de Desastres (DAGRD), sin embargo, no se obtuvo respuesta sobre la información solicitada.

Esta última entidad remitió los documentos de la Ley 670 de 2001 y el Decreto 4481 de 2006 del Ministerio del Interior y Justicia (que buscan garantizar la vida, la integridad física y la recreación del niño expuesto al riesgo por el manejo de artículos pirotécnicos o explosivos y que otorga facultades a los alcaldes municipales para permitir el uso y la distribución de artículos pirotécnicos o fuegos artificiales -en ese orden-), aunque en ninguno de estos se hace referencia a las cantidades permitidas en Medellín, puntualmente, ni de otros elementos como los criterios para la aprobación de su uso.

Con el fin, además, de identificar si durante estos días ocurrió un cambio considerable en la calidad del aire y una mayor presencia de material particulado posterior al uso de pirotecnia, se consultaron las páginas de Monitoreo de Calidad del Aire y de Ciudadanos Científicos (que muestran los datos recopilados por las estaciones y nubes para medir la calidad del aire a través de la presencia de material particulado PM 2.5 y PM 2.10 en distintas estaciones de la ciudad), operadas por el Sistema de Alerta Temprana de Medellín y el Valle de Aburrá, (SIATA), a la fecha de publicación de este artículo ambos portales estaban fuera de funcionamiento.

Debido a lo anterior, se realizó la solicitud oficial de estos datos al SIATA, sin embargo, no fue posible tenerlos para la construcción de este texto debido a los tiempos de respuesta de los requerimientos, sumado a la salida de la persona encargada de estos datos, según informó la entidad.

El sector

“El Estadio Atanasio Girardot queda en todo el centro del Valle, si bien no podemos comparar la cantidad de pólvora que se tira en ‘La Alborada’, el Año Nuevo o en un concierto, puedo asegurar que esto afecta la calidad del aire por los factores mencionados: es en la noche, hay estabilidad atmosférica y todas esas partículas que se emiten a partir de la explosión de la pirotecnia van a quedarse en la atmósfera. La magnitud es mucho menor, la afectación va a ser muy puntual porque es un solo punto de emisión en el Estadio, esto puede afectar la zona del complejo deportivo aunque es poco probable que afecte a toda la Comuna; sin embargo, no podemos decir con certeza cuántas cuadras a la redonda o en qué área o perímetro”, detalla la egresada de la UNAL Medellín, Laura Herrera Mejía.

Herrera, magíster en Medio Ambiente y Desarrollo, resalta que aunque en el complejo deportivo no viven personas, muchos hacen deporte allí en horas de la mañana y si bien no se puede asegurar si es una situación aguda o crítica la de la calidad del aire allí, sí es posible afirmar que quedan contaminantes dispersos de la noche anterior.

Dificultad para respirar, asfixia, dolores de cabeza, sensación de cansancio, irritabilidad, dificultades para procesar la información, son algunos de los síntomas que se presentan ante la exposición prolongada de la contaminación atmosférica. De manera aguda puede desencadenar enfermedades como la bronquitis y de manera crónica fibrosis pulmonar, de acuerdo con Juliana Quintero Aguirre, toxicóloga del Hospital San Vicente Fundación.

“Cuando tenemos niveles de plomo altos por cualquier vía, ya sea ingerida sobre todo por inhalación, llega a la sangre y genera cambios como dolor abdominal, depresión, pérdida de la memoria, dolores neuropáticos, incluso hasta la encefalopatía, es decir, que el cerebro no funciona agudamente”, enfatiza.

“Si soy una persona sana que fue a un evento donde se presentó una quema excesiva de pólvora”, ejemplifica Quintero, “en una exposición aguda me puede dar una bronquitis o puedo tener una inflamación subaguda de los pulmones; pero, para las personas que siempre están en ese lugar, es decir, que viven allí o quienes detonan la pirotecnia podrían llegar a tener intoxicaciones crónicas de todos estos metales y pérdida de la función pulmonar”.

Mientras el debate persiste si deberían existir mayores regulaciones al uso de la pólvora en los eventos realizados en el Estadio Atanasio Girardot, algunos proponen alternativas para reemplazar por completo la pirotecnia en Medellín, por ejemplo, con el uso de drones.

(FIN/JRDP)

17 de febrero de 2024